EL PAíS › EL DOMINGO SE VOTA EN SANTA FE UNA INTERNA QUE DECIDIRá EL FUTURO DE BINNER Y DE LA COALICIóN OPOSITORA
El gobernante Frente Progresista y el peronista Frente Santa Fe para Todos resolverán en las urnas sus candidatos a gobernador. Binner apostó todo a manos de su delfín, Bonfatti. Por primera vez, Reutemann no influirá en el PJ.
› Por Pablo Feldman
Desde Santa Fe
Ayer cerraron sus campañas los principales candidatos para las elecciones primarias “abiertas, simultáneas y obligatorias” del domingo en Santa Fe, un sistema que ya fue empleado en los comicios de 2007 en los que se impuso Hermes Binner y que se utilizará también para definir las candidaturas presidenciales el 14 de agosto en todo el país. Esta vez la novedad en la provincia está dada por el sistema de boleta única, es decir una papeleta por cada una de las categorías que se eligen, cinco en total: gobernador y vice, senadores provinciales, diputados provinciales, intendentes y concejales. Cuatro postulantes por el Frente Progresista y otros tantos por el Frente Santa Fe para Todos (Partido Justicialista) disputarán las nominaciones para la elección provincial del 22 de julio. El jefe de Gabinete del gobernador Hermes Binner, Antonio Bonfatti, y el presidente del Partido Socialista a nivel nacional, Rubén Giustiniani –en ese orden–, aparecen con mejores chances que el intendente de Santa Fe, el radical Mario Barletta, en el frente oficialista que también propone a Luis “Changui” Cáceres. En el peronismo, el presidente del bloque de diputados nacionales Agustín Rossi lleva la delantera y parejos en los últimos sondeos se ubican el ex canciller Rafael Bielsa y el intendente de Rafaela, Omar Perotti. El cuarteto se completa con el reutemista Juan Carlos Mercier, muy lejos en la intención de voto.
Es la primera elección en mucho tiempo en que no aparecerán en las boletas los nombres de ninguna de las figuras más sobresalientes de la política santafesina de la última década: Carlos Reutemann y Hermes Binner. La diferencia está dada en que mientras el Lole se ocupó de no aparecer en toda la previa al comicio, el socialista se cargó al hombro la campaña al punto de supeditar su destino político –y proyección nacional– al triunfo de su delfín, el también médico Antonio Bonfatti.
La nominación por el sector oficialista obligó al intendente de Rosario, Miguel Lifschitz –para muchos el “candidato natural” a la gobernación– a conformarse con su postulación a senador provincial por Rosario y acordar con Binner el nombre de Mónica Fein para sucederlo en la intendencia. Ante esta situación, el senador nacional Giustiniani lanzó su campaña y “picó en punta”, merced al mayor grado de conocimiento, dado por su labor parlamentaria y media docena de campañas electorales –incluida una presidencial secundando a Elisa Carrió–, pero esa brecha se fue achicando a medida que Bonfatti se hacía conocido y su nombre era asociado al del gobernador.
La inesperada interna socialista obligó a sus socios a disputar espacios y por esa razón Barletta –el “vice natural” que tampoco fue– armó una lista con la Coalición Cívica y salió al ruedo sin muchas chances de ganar, pero obligado por las circunstancias. Salvo la encuesta que encargó el sector liderado por Giustiniani, el resto marcan una diferencia en favor de Bonfatti que se fue afianzando en las últimas semanas. No obstante, no se prevé un “paseo” como en algún momento se supuso por tratarse de un candidato sostenido por el gobernador, como no se había visto nunca antes.
En el peronismo, lo que hizo Binner no lo hizo Reutemann. En rigor, el ex piloto de Fórmula 1 nunca hizo mucho por ninguna otra candidatura que no fuera la suya, salvo en 1995, cuando se empeñó en que Jorge Obeid lo sucediera y así fue gracias a la promiscua Ley de Lemas que depositó en la Casa Gris a un candidato con poco más del 20 por ciento y mandó a la casa a uno que lo había duplicado en votos. Pero esta vez no hubo ni una foto, ni un afiche ni un sola aparición pública del senador. En otros comicios “le robaban” una foto o lo arrastraban a un acto. Esta vez no hubo nada, apenas un saludo al intendente rafaelino Omar Perotti, que fue distinguido en el Senado, a quien le estrechó la mano pero nada más.
Es que los vientos que soplan no son los que apuntan para Llambi Campbell, más aún, el único candidato que se embanderó con el corredor fue su dos veces ministro de Hacienda Juan Carlos Mercier, cuya intención de voto no llega ni al 5 por ciento. El Chivo Rossi es el que lleva la delantera en todas las encuestas dentro del Frente Santa Fe para Todos, según la consultora lo escoltan Bielsa o Perotti, destacándose un gran armado en el centro-norte provincial del rafaelino, que aun perdiendo tendría injerencia, ya que varios senadores responderían al espacio que él lidera.
De confirmarse las tendencias, Rossi podría protagonizar un hecho político sin precedentes, como sería triplicar sus votos en menos de dos años. Cabe destacar que en las elecciones legislativas de 2009 fue el único diputado que entró por el oficialismo nacional en Santa Fe, con apenas el 10 por ciento de los votos. Como entonces, el diputado atribuye ambos resultados al “humor del momento” y así como hace un par de años soportó escraches y huevazos, hoy es el principal beneficiario del repunte de la imagen del gobierno de Cristina de Kirchner que en todas la encuestas que se conocen en la provincia supera con holgura el 50 por ciento de imagen positiva.
Pero el Chivo no es el único dirigente del Frente para la Victoria. Su antiguo rival, Bielsa –que lo derrotara en las primarias hace cuatro años–, cuenta con el aval de varios funcionarios cercanos a la Presidenta, aunque no con el favor de los militantes santafesinos que se pasaron a las filas de Rossi, y que saben que ni siquiera vino a votar a Santa Fe cuando a Rossi lo acribillaban a huevazos por defender las retenciones móviles. Otro dato que no es menor dentro del peronismo es que el ex canciller ostenta el triste record de ser el único peronista que perdió la elección de gobernador desde la recuperación de la democracia.
A pocas horas del cierre de una intensa campaña, la preocupación se centra sobre el escrutinio y las demoras que podrían producirse. Se trata de un recuento de cinco boletas por cada votante, en urnas diseñadas con cinco bocas para separar las categorías, lo que demandará un recuento manual más extenso que en las anteriores oportunidades. De esto se han quejado sobre todo los candidatos del FpV, que incluso han llegado a contemplar la presentación de una demanda. En cualquier caso, aun sin inconvenientes ni irregularidades, es poco probable que los más de 2 millones 400 mil santafesinos en condiciones de sufragar el domingo se vayan a dormir sabiendo quiénes serán los candidatos para las elecciones del próximo invierno.
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