EL PAíS › CRISTINA KIRCHNER REALIZó UN BALANCE DE SU VISITA A ITALIA
La Presidenta inauguró en Venecia el pabellón argentino en la Bienal de Arte. Cerró así el tramo italiano de su gira, durante el cual tuvo encuentros con su par Giorgio Napolitano y el primer ministro Silvio Berlusconi y relanzó las relaciones con ese país.
› Por Fernando Cibeira
Desde Venecia
La presidenta Cristina Kirchner le encontró la vuelta para darle un eje a la gira un tanto heterogénea que concluyó ayer. Recordó que la había empezado el fin de semana pasado, con un cena en el Museo Soumaya, en México DF, y la cerraba ayer en la Muestra de Venecia, también entre expresiones artísticas. Luego de recibir una llave simbólica por la cual se le otorgó a Argentina el uso durante 22 años de un pabellón permanente en la que se considera la muestra de arte más importante del mundo, la Presidenta hizo un repaso de su visita a Italia y de sus entrevistas con el presidente Giorgio Napolitano y el primer ministro Silvio Berlusconi. Definió el momento como “histórico” y consideró la cesión como “una distinción para Argentina y un espacio ganado por la cultura argentina”.
Una escena extraña. Ver pasar la habitual caravana de policías, custodios y hasta una ambulancia rodeando al móvil de la Presidenta, pero en este caso que en vez de autos se trataba de lanchas y que no cruzaran avenidas sino canales. Cristina Kirchner aterrizó en el aeropuerto de Venecia pasado el mediodía y se trasladó directamente en lancha –el trayecto es largo– hasta los Arsenales, el lugar donde se realiza la 54ª Exposición de Arte de la Biennale.
La Presidenta primero pasó por el pabellón de más de 500 metros cuadrados correspondiente a la antigua Sale d’Armi de los Arsenales, de excelente ubicación pero en de-suso. Varios países aspiraban a ese sitio. Con el convenio firmado ayer, Argentina comenzará su proceso de restauración. Cuando finalice, el país contará con una excelente plataforma para la promoción de sus artes visuales y de su arquitectura. La noticia fue celebrada ayer por varios renombrados artistas que viajaron para el evento como Marta Minujin y Daniel Santoro, entre otros.
El pabellón ayer estaba cubierto con un gran cartel que anunciaba la cesión a Argentina, un premio a su destacada presencia en la Bienal desde 1901. En unos carritos parecidos a los de golf, la Presidenta se trasladó, dificultosamente debido a la gente que se le acercaba, hasta el pabellón de enfrente, donde exponía el joven artista rosarino Adrián Villar Rojas su muestra El asesino de tu herencia. El artista le fue mostrando a la Presidenta sus obras –gigantescas figuras de cemento y arcilla de tono surrealista– y ella le fue haciendo algunas preguntas mientras se mostraba muy interesada. Villar Rojas le tiraba algunos conceptos que hacen a la filosofía de su arte –no utiliza recursos tecnológicos como es moda, usa materiales baratos, explicaba que “pongo todo en el mismo nivel, objetos y personas”– y la Presidenta buscaba entender. “Esto parece la panza de una embarazada”, le dijo en un momento sobre una protuberancia de una columna. El le contó que trabajaba con un equipo de diez personas y Cristina Kirchner pidió sacarse una foto con todos.
Luego les contó aquello que le había dicho el presidente Napolitano acerca de que con los derechos humanos Argentina había saldado su deuda con Occidente. “Yo le dije: ‘La verdad que volvimos con todo, volvimos con el tema de la deuda que hace al patrimonio de la gente, con el tema de los derechos humanos que hacen a la vida, y ahora con el arte y la cultura, que venimos acá, por primera vez vamos a tener un pabellón permanente’”, reflexionó ante el grupo de jóvenes, que le agradecieron la visita y lo del pabellón. “Para las artes visuales es una de las plataformas más importantes”, subrayaron. La Presidenta recordó entonces que el artista argentino León Ferrari había ganado el León de Oro en la Biennale.
Cristina Kirchner quedó muy entusiasmada con el contacto. Tanto que cuando estaba por salir, volvió sobre sus pasos y les pidió a los jóvenes que siguieran así. Villar Rojas le dijo allí que lo del pabellón estaba muy bien, pero que no había que abandonarlo ni dejar de apoyar al arte. Siempre en tono amable, la Presidenta le dijo que el suyo posiblemente fuera el gobierno que más museos había inaugurado.
La Presidenta estuvo en Venecia unas pocas horas, pero sin hueco en sus actividades. Del paseo por los Arsenales volvió a su hotel –siempre se movió en lancha, sin poner un pie en las intrincadas callejuelas venecianas–, donde recibió al presidente de Israel, Shimon Peres (ver aparte). Terminado el encuentro bilateral, se movió menos de una cuadra hasta la sede original de la Bienal, en la calle Ca’Giustinian, donde en la planta baja se exhibía la exposición Memoria y libertad en el arte argentino del siglo XX, donde se agrupaban trabajos de artistas de la talla de Antonio Berni, León Ferrari, Carlos Alonso, Guillermo Kuitca, Xul Solar y Lino Spilimbergo, entre varios otros.
En el primer piso se firmó el comodato del traspaso del pabellón. Hablaron el alcalde de Venecia, Giorgio Orsoni, y el presidente de la Bienal, Paolo Baratta, tal vez las dos principales personalidades de la ciudad, que le agradecieron a Cristina Kirchner su presencia. Ya con la llave simbólica en la mano, la Presidenta dio su último discurso de la gira, marcado por la cuestión artística pero también por el reencuentro entre Argentina e Italia. Por su mensaje pasaron León Ferrari, el joven Villar Rojas –“Sé que ha revolucionado la muestra por su originalidad y en definitiva por lo que constituye el fuego sagrado de los artistas: hacer cosas que conmuevan y que además se presten a diversas interpretaciones”, lo definió–, Ernesto de la Cárcova, Antonio Berni y el mexicano David Siqueiros.
Recordó la anécdota de aquel primer viaje de Néstor Kirchner a Francia, cuando el entonces presidente Jacques Chirac le habló de la desilusión de la sociedad francesa por ver que los represores seguían impunes en el país. La Presidenta dijo que sintió vergüenza entonces y se lo recordó el otro día a Napolitano en el encuentro en el Quirinale.
“El me decía que Argentina se había incorporado a Occidente luego de su política de derechos humanos, y yo le decía que en esta visita a Italia, en esta primera visita a Italia de un presidente, sentía que el último país al cual no podíamos venir, pese a todo lo que nos une histórica y culturalmente, también había caído. Y aquí estamos, en Venecia, con lo que considero el tercer aspecto fundamental de la condición humana, porque los derechos humanos hacen al respeto a la vida, los derechos económicos al patrimonio, vida y patrimonio hacen a la condición humana como atributos inescindibles, pero creo que aquí se cierra el círculo en lo que considero tal vez lo más importante y lo más distintivo, que es la creación, porque el arte es fundamentalmente eso, creación humana, que solamente se puede dar en libertad, en democracia y con memoria”, concluyó.
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