Dijo que hay una situación de empate técnico, o sea que las diferencias son menores que el margen de error de las encuestas, de más o menos 2 o 3 por ciento según el caso. Agregó que, igual, la mayoría de los sondeos los daban ganadores a ellos. Y al final dio el alerta: “Aquí hay que ser cuidadosos, porque el electorado es muy volátil”.

El autor de las tres frases, lanzadas el viernes, no es un candidato a las elecciones porteñas del 10 de julio sino el abogado Omar Chehade, el vice que acompaña a Ollanta Humala en la fórmula de Gana Perú que hoy disputará el ballottage por la presidencia con Keiko Fujimori.

Igual que en Francia, Brasil, Chile o la ciudad de Buenos Aires, el ballottage peruano es clásico: vence el que obtiene el 50 por ciento de los votos más uno. Humala consiguió en primera vuelta el 31,6 por ciento. Fujimori, el 20,6. Otros ocho candidatos quedaron fuera de carrera, aunque naturalmente no sus electores. A diferencia de las últimas elecciones importantes de la región, las de Brasil, en Perú no hubo una sola tercera fuerza nítida como el Partido Verde de Marina Silva. Tampoco Humala con su coalición nacionalista y de centroizquierda obtuvo el 46 por ciento de Dilma Rousseff en la primera vuelta. Por eso Chehade se mostró cuidadoso y aludió a la volatilidad.

Perú no es la Argentina ni el humo de los chicharrones es idéntico al de los choripanes, pero en la campaña se respiró un clima de época. O de región.

Los argentinos que el último domingo a la noche quisieron ver qué sucedía más allá del Alto Perú y pusieron el debate entre Humala y Fujimori (lo dio completo la CNN en español) le habrán prestado atención a una promesa de Humala. El candidato de Gana Perú dijo que aplicaría un impuesto a la sobreganancia minera. O sea, retenciones.

Según la ONG Propuesta Ciudadana, la ganancia de las mineras en 2010 fue del 43 por ciento de la producción total pero al Estado le quedó solo un 13 por ciento. Propuesta Ciudadana dice que el Estado peruano se queda con una renta inferior a la que recogen los Estados de Chile y Canadá. Perú es rico en oro, cobre y zinc. Actúan, entre otras, la Southern y la Barrick, la misma que opera en San Juan.

Propuesta Ciudadana calculó que las utilidades netas de las principales compañías en 2010 superaron los 9 mil millones de dólares. En 2006 habían llegado a 8235 millones y en 2007, 8443 millones de dólares.

Según Chehade, la creación de un fondo con un impuesto a las ganancias que surgen de oportunidades extraordinarias del mercado internacional, como ocurre en los últimos años, podría representar dos mil millones de dólares por año con destino a programas sociales, educación o infraestructura.

De acuerdo con Jorge Manco Zaconetti, de la Universidad de San Marcos, la minera Yanacoha tuvo una utilidad neta de 390 millones de dólares en 2004 con una producción de 2908 millones de onzas y un precio para la onza fina de 409 dólares. En el 2010, con una producción de 1462 millones de onzas y una cotización de 1225 la onza, Yanacoha consiguió una utilidad neta de 591 millones de dólares. Es decir, la mitad de la producción y mayor utilidad.

El debate es si crear un impuesto con características técnicas específicas o sencillamente aumentar el impuesto a las ganancias para las mineras al 40 o 50 por ciento. Si Humala triunfa hoy y pone en marcha su plan, los argentinos podrían explicarle las diferencias entre retenciones o impuestos, por un lado, y retenciones móviles por otro. En política, los amigos están para que otro cometa errores nuevos y se salve de repetir errores viejos. En parte, la buena intención de voto actual de Cristina Fernández de Kirchner reside en una relación con los sectores agrarios que mantuvo las retenciones pero dejó de lado el proyecto de retenciones móviles de 2008. Y a su vez, un gobierno de Humala con nueva política minera será una experiencia útil para cambiar el debate argentino sobre el sector. Ya no sería minería sí o minería no. La discusión consistiría en minería cómo: con qué ganancias por parte del Estado, con qué normas de transparencia social, con qué niveles de control y con qué decisiones sobre el cuidado sensato del medio ambiente.

Otro punto del clima de época y región es que los grandes medios atacaron a Humala. El nivel pasó un límite tolerable incluso para el Nobel Mario Vargas Llosa, que en la primera vuelta votó al ex presidente Alejandro Toledo y anunció su voto por Humala por considerarlo “un mal menor”. Vargas Llosa acaba de renunciar a su columna en el diario El Comercio de Lima. El grupo es dominante en Perú, con medios gráficos y televisivos. Para Vargas Llosa, El Comercio quedó como “los peores pasquines que viven del amarillismo y el escándalo” porque “silencia y manipula la información, deforma los hechos, abre sus páginas a las mentiras y calumnias que puedan dañar al adversario a la vez que en todo el grupo de medios se despide e intimida a periodistas independientes”. En abril fueron despedidos de Canal N los periodistas Patricia Montero y José Jara, productora general y productor de noticias.

La polarización llegó a un punto tan álgido que en los últimos meses el economista Hernando de Soto calificó a su antiguo amigo Vargas Llosa de “hijo de puta” y éste a De Soto de “partidario de la dictadura fujimontesinista”. Fuji es por Alberto Fujimori, que disolvió el Congreso por autogolpe en 1992. Hoy está preso por peculado y asesinatos. Montesinista es por Vladimiro Montesinos, el jefe de la Inteligencia y los negocios sucios de Fujimori.

De Soto fue autor de un libro muy famoso, El otro sendero, de 1986, muy elogiado entonces por los neoconservadores como Milton Friedman y la primera ministra británica Margaret Thatcher. Tanto Friedman como el austríaco Friedrich von Hayek participaron de los primeros simposios del Instituto Libertad y Democracia creado en 1981 por De Soto.

Hoy Hernando de Soto, de 70 años, es el principal asesor económico de Keiko Fujimori. La candidata y ex primera dama (ocupó ese papel por divorcio de sus padres) acaba de solidarizarse con El Comercio en la disputa con Vargas Llosa.

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