EL PAíS › OPINION
› Por Washington Uranga
Las elecciones necesitan de lecturas inteligentes porque son la máxima expresión de la ciudadanía. Y no basta con las cifras finales del escrutinio, aunque esto sea lo fundamental. Es necesario realizar una “inteligencia” de lo que los votantes producen para sacar conclusiones en términos de cómo se define la política, de cómo se toman las determinaciones y de cuáles son los hábitos, las miradas, las costumbres que también alimentan estas decisiones.
Pero para arribar a estas conclusiones es preciso construir nuevas herramientas, otras metodologías que salgan de lo habitual, que indaguen en otros hábitos, que intenten penetrar de alguna manera en la conducta de los ciudadanos. Esta es la tarea que ha iniciado el CEdOP de la UBA al mando del sociólogo Carlos De Angelis. Tal como lo expresó también el Decano de la Facultad (ver aparte), es una manera más de que la universidad pública asuma su compromiso con la sociedad.
Respecto de los datos que aparecen en el estudio, resulta sumamente relevante el hecho de que los votantes de Mauricio Macri hayan inclinado su decisión con mucha anticipación a la fecha de los comicios. “Antes de la campaña” respondieron a los encuestadores. Si bien la campaña no tuvo ni siquiera calor de tal, es evidente que ello también se apoyó en esta circunstancia: gran parte de las personas no consideró que la misma le agregaría nuevos datos para su decisión. Pero, al mismo tiempo, el resultado de la encuesta indica que Macri, y por extensión la franja que va desde el centro a la derecha, tiene consolidado un espacio ideológico importante en la ciudad de Buenos Aires.
Quienes intenten acceder al Gobierno de la Ciudad tendrán que considerar seriamente este perfil ideológico que se consolida como el mayoritario. Para los analistas políticos queda la pregunta acerca de si esta “cabeza de playa” de la centroderecha servirá para avanzar sobre el resto del país. Por ahora los datos no parecen indicarlo. Pero también se puede decir que Macri no se equivocó cuando decidió permanecer en la Capital y no aventurarse a poner en riesgo su capital político con una derrota a nivel nacional, como candidato a presidente. En Buenos Aires está seguro y protegido políticamente entre “sus” votantes. Un cobijo que seguramente no tiene a nivel del país.
Queda una reflexión para los encuestadores. La reforma política impuso serias restricciones a la difusión de información resultante de sondeos. La mayoría de la gente sostiene que no atiende a las encuestas para decidir su voto, según resulta del estudio de la UBA. Pero un 19,3 por ciento que atendió a los sondeos para determinar su elección es un porcentaje sumamente significativo y para tener en cuenta. Para los políticos, pero también para quienes trabajan con esos datos desde los medios de comunicación.
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