Lun 18.07.2011

EL PAíS  › MEMORIA ACTIVA CONMEMORó AYER UN NUEVO ANIVERSARIO DEL ATENTADO A LA AMIA

El reclamo de justicia, 17 años después

Diana Malamud, de Memoria Activa, reclamó que Irán “presente a declarar a todos los imputados” y criticó la relación de Macri y el rabino Bergman con el Fino Palacios. Hoy se hará el acto oficial con la presencia de la Presidenta.

› Por Ailín Bullentini

Las personas se paraban frente al panel con las fotografías y los nombres de la mayoría de las 85 víctimas del atentado a la AMIA como si lo descubrieran en ese preciso instante. Madres, padres, abuelos; maridos y esposas; hijos. A medida que, sorteando vallas y controles, llegaban a la sede de la AMIA, todos los que se acercaron a compartir el acto de Memoria Activa por un nuevo aniversario del atentado a la mutual judía frenaban su paso y repasaban con la mirada, despacio, los retratos. Se asombraban como si la vida de las personas de las fotos no se hubiera acabado hace 17 años. Sufrían como si no hiciera ese mismo tiempo que cargan con sus ausencias. Ese panel –las imágenes que sostiene y el sentido que contiene– sigue siendo el punto de unión de los familiares y los amigos de las víctimas.

Sobre la esquina de Pasteur y Tucumán, el escenario del homenaje oficial que se hará hoy (ver aparte) limitaba al cúmulo de gente que se abrazó a una pequeña tarima emplazada en Pasteur 633, justo delante de la fachada de la reconstruida sede de la AMIA, por la que más tarde desfilarían las reflexiones de Memoria Activa, del periodista Alfredo Zaiat, de la rabina Silvia Chemen y del adolescente universitario Erick Haimovich. Un edificio similar, pero sin la enorme muralla que hoy lo protege desde afuera, quedó reducido a escombros la mañana del 18 de julio de 1994, luego de que una camioneta Trafic cargada de explosivos estallara en la puerta del lugar.

Después de sostener las voces que leyeron los nombres de cada una de las víctimas, la tarima sirvió también para sostener a aquellas que reflexionaron sobre un nuevo aniversario del ataque terrorista, el lento avance de la Justicia hacia su esclarecimiento y las responsabilidades políticas de la impunidad. En representación de Memoria Activa, Diana Malamud, cuyo marido falleció en el atentado, mencionó la visita a Bolivia del ministro de Defensa de Irán y uno de los acusados de ser autor intelectual del ataque, Ahmad Vahidi, como una señal de “impunidad”. “No aceptamos sus condolencias. Presenten a declarar a todos los imputados”, remarcó, firme, en referencia al comunicado emitido por el gobierno de Irán, con el compromiso de colaborar con la investigación (ver página 5).

“A 17 años, todo sigue igual”, continuó la mujer. Para ejemplificar, unió en un breve juego de palabras al flamante diputado por el macrismo, el rabino Sergio Bergman, “quien sugirió que había que enterrar la causa AMIA en Plaza Lavalle”; al jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri; y a quien éste designó para dirigir a la Policía Metropolitana, sospechado de encubrimiento en la causa, Jorge “Fino” Palacios. Los tres juntos cosecharon un ensordecedor, por lo unánime, ruido de silbidos en repudio. La protesta sirvió también para reprobar la mención de la DAIA, que “siguió haciendo todo lo necesario para impedir la elevación a juicio oral de la causa de encubrimiento”. Por último, Malamud exigió que el Estado nacional “cumpla con lo que se comprometió” ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: “85 nombres a nuestras espaldas siguen esperando una respuesta”, concluyó.

La conexión entre Macri y Palacios volvería a ser nombrada por el siguiente orador, el periodista de Página/12 Alfredo Zaiat, quien volvió a despertar al público del silencio. “No tendrá perdón la hipocresía cómplice de miembros y dirigentes de la comunidad de avalar políticamente a un jefe de gobierno de la Ciudad que aún hoy reivindica al comisario Palacios”, advirtió Zaiat.

Antes, el periodista también había hablado de “impunidad”: “La falta de Justicia por el atentado a la AMIA es una consecuencia de la complicidad y la corrupción de funcionarios públicos de los tres poderes del Estado, como partícipes y encubridores”, resumió. Además señaló a las dirigencias de la DAIA y la AMIA como acreedoras de parte de la responsabilidad en el asunto, ya que las acusó de estar “más preocupadas por sus negocios que por buscar justicia y a los responsables materiales e intelectuales del ataque; más preocupadas por conseguir cargos políticos, selectivos o financiamiento público para programas sociales”.

Erick Haimovich, estudiante universitario de Historia, hizo suya la denuncia de todos los chicos y las chicas judíos que, como él, nacieron y se criaron a la sombra del atentado: “Nos robaron la infancia”, denunció, y exigió justicia.

Las palabras de la rabina Chemen apuntaron a la sociedad como conjunto, más allá de dirigentes políticos, comunitarios y autoridades extranjeras. “Dejen de mirarnos en silencio para hacerse cargo de que no podremos ni como comunidad ni como sociedad constituirnos y ser íntegramente libres si no hacemos de la justicia un valor superior en nuestras agendas y conversaciones”, reclamó, a modo de interpelación por el compromiso “de todos”: “En cada espacio de decisión cívica, de formación y educación, se debe denunciar la impunidad de la masacre de la AMIA”, reclamó. El grito “Presente” en recuerdo de las víctimas del ataque precedió al final: “Justicia, justicia perseguirás”.

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