EL PAíS › HOMENAJE A DOS DIPLOMáTICOS DESAPARECIDOS DURANTE LA DICTADURA
A 35 años de las desapariciones de Crescencio Galañena Hernández y Jesús César Arias, de la embajada de Cuba, se realizó un acto en Belgrano. La Comisión por la Memoria provincial entregará hoy documentos que confirman la persecución a los diplomáticos.
› Por Gustavo Veiga
Un pedacito de Cuba asoma sobre una vereda de las tres Barrancas de Belgrano, en el cruce entre La Pampa y Arribeños. Es la baldosa de color ocre que homenajea a sus dos funcionarios diplomáticos desaparecidos durante la última dictadura: Crescencio Galañena Hernández y Jesús César Arias. A un par de cuadras de la embajada, se realizó un acto tan emotivo como militante para evocar las historias de esos jóvenes secuestrados, cuyo rastro se perdió en Automotores Orletti por agosto de 1976. Amanda y Gabriela, dos niñas cubanas, leyeron sus biografías que terminaban con la misma frase: “Gloria eterna a los mártires de la patria latinoamericana”. Se entonaron los himnos, hubo palabras de reconocimiento y memoria, mucha memoria por lo que pasó y está pasando.
Mañana se cumple el 35º aniversario de las desapariciones de Galañena Hernández y Arias que tenían 27 y 22 años cuando un grupo de tareas los sorprendió camino a San Isidro, donde vivían. Habían salido de la embajada y la patota los atacó en la Barranca, frente al señorial club Belgrano. Los dos resistieron, pero no pudieron evitar ser llevados en un raid clandestino hacia el centro de detención ubicado en Floresta, base de operaciones del Plan Cóndor. Chilenos, bolivianos, paraguayos, brasileños y los dos cubanos fueron vistos en Orletti entre mayo y noviembre del ’76. La periodista Stella Calloni, una de las oradoras en el acto realizado el sábado, contó que el ex embajador cubano Emilio Aragonés Navarro había sido víctima de un atentado frustrado en agosto de 1975 y que el personal de la sede diplomática era vigilado de cerca desde antes del golpe de Estado. La consejera de Asuntos Multiculturales de la embajada, Aída Ramos, abrió el homenaje y el encargado de Negocios, Vladimir Mirabel, lo cerró. También hablaron Ana María Careaga, directora del Instituto Espacio para la Memoria, y Mario Giotto, de la Comisión por la Memoria de Chacarita-Colegiales. Entre el centenar de personas que acompañaron la ceremonia estuvieron el embajador venezolano, Carlos Eduardo Martínez Mendoza; el fiscal de la causa Automotores Orletti, Guillermo Friele; la primera nieta recuperada por Abuelas de Plaza de Mayo, Carla Rutila Artés, quien declaró en el mismo juicio contra su apropiador, Eduardo Ruffo, y el ex diputado Facundo Di Filippo.
En el marco del Plan Cóndor, a Galañena Hernández y Arias, la SIDE los siguió hasta la propia residencia de Aragonés Navarro, que ordenó investigar desde una casa vecina. La Comisión Provincial por la Memoria bonaerense le entregará esta tarde a la embajada cubana documentación de inteligencia policial que confirma cómo fueron perseguidos sus diplomáticos de aquella época. Esas pruebas resultaron claves para dictar las condenas contra los represores Eduardo Cabanillas, Raúl Guglielminetti, Honorio Martínez Ruiz y Ruffo en marzo de este año.
Galañena Hernández había nacido en Yaguayay, en 1949. De familia humilde, sus padres habían luchado contra Fulgencio Batista desde las filas del Partido Comunista. Con su compañero Arias, hijo de campesinos nacido en 1953 en Río Feo, llegaron a Buenos Aires para trabajar en la embajada un año antes del golpe. Desde el 9 de agosto del ‘76 continúan desaparecidos.
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