› Por Horacio Verbitsky
Cristina también le cuenta a Sandra Russo que durante la ofensiva del complejo agromediático hasta le negaron el derecho a defenderse. Como ejemplo pone “la caricatura de Sábat, en la que yo aparecía con la boca tapada y Néstor en mi cerebro” y agrega que “ahí tuvimos una diferencia con Horacio Verbitsky, que salió a decir ‘no, con Menchi no’. ¿Y por qué Menchi conmigo sí? ¿Por qué no puedo opinar sobre un dibujo que me ofende? ¿Por qué esos excelentes caricaturistas nunca han retratado a la señora de Noble dándole la mano a Videla? ¿Eso no se puede decir, no se puede observar, hay que callarse?”. Ese “tuvimos una diferencia” es muy generoso de su parte: recién me entero leyendo el libro, porque durante tres años tuvo la delicadeza de no reprochármelo. A la señora de Noble no hace falta dibujarla con Videla, porque abundan las fotos y las filmaciones en los archivos. El tema es que en aquel excelente discurso de abril de 2008 Cristina no criticó el dibujo: dijo que era un mensaje mafioso y formaba parte de la ofensiva de los generales multimediáticos, que acompañan a la Sociedad Rural en lugar de los tanques de 1976. Con el título “Equivocar el enemigo” elogié la actitud de Kirchner y de Cristina de discutir con los medios y sus periodistas estrella porque nadie puede sustraerse al escrutinio de sus opiniones y de sus actos, de su pasado y de los intereses que defiende. Pero deseché cualquier sospecha sobre el gran maestro del periodismo, que cuestionó las peores atrocidades cuando nadie se animaba. Sábat no es Clarín, como antes no fue La Opinión, ni Primera Plana, ni Atlántida. Sobre todo, dije que su obra requiere de un esfuerzo de interpretación. “CFK entendió que era un mensaje para que no dijera algo. Pero, ¿por qué dar por sentado que el autor del mensaje es Menchi y no que, gracias a su impresionante sensibilidad para detectar corrientes profundas de la sociedad, interpretó con ese dibujo la intolerancia de las patronales rebeldes, que intenta silenciar a quien apenas lleva cien días de gobierno? La obra de un gran artista no es obvia ni unívoca.” Pese a errores y demasías, que nunca tuve inconveniente en señalar, Kirchner y Cristina han tenido el extraordinario mérito histórico de abrir todo a debate, de cuestionar todas las certezas construidas a lo largo de varias décadas de democracias condicionadas, con las que ellos rompieron cuando nadie lo creía posible.
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