Dom 09.03.2003

EL PAíS  › INTERNAS PARA DEFINIR CANDIDATURAS ANTES DEL 8 DE ABRIL

El ARI capital debate contra reloj

Las elecciones en la ciudad serán el 8 de junio, lo que precipitó la discusión entre los que quieren candidato propio, con Jozami como el más mencionado, y los que todavía buscan formar una alianza. Carrió todavía no intervino en la discusión.

› Por José Natanson

La decisión de Aníbal Ibarra de adelantar las elecciones de la Capital puso al ARI en una situación incómoda y precipitó un conjunto de internas módicas que se venía incubando. Algunos dirigentes defienden el criterio de preservar la identidad llevando candidatos propios para la Jefatura de Gobierno: Eduardo Jozami es el nombre que más se menciona. Otros acusan a este sector de privilegiar sus disputas por espacios de poder frente a la estrategia nacional y proponen explorar alianzas o buscar a algún extrapartidario potente (que no abundan). Elisa Carrió, mientras tanto, mira el espectáculo con una mezcla de preocupación y enojo, aunque aún no se decide a meterse personalmente en el asunto.
Hasta ahora, la única definición de Carrió se produjo hace cuatro meses, en un congreso del ARI porteño, donde la chaqueña anunció que el ARI no conformaría “alianzas partidocráticas” en la Capital, en referencia a la posibilidad de una coalición con Ibarra o el socialismo.
Las declaraciones de Carrió fueron bastante claras. Lentamente, el ARI porteño había comenzado a construir su proyecto bajo estas premisas. Sin embargo, Ibarra fijó el 8 de junio como la fecha para los comicios capitalinos, modificando el escenario y obligando a los seguidores de la chaqueña a acelerar la definición de una nueva estrategia: el 8 de abril deberán decidir cuáles serán sus alianzas y diez días más tarde tendrán que anotar a sus candidatos. Hasta ahora, el único lanzado es Jozami, uno de los primeros frentistas en emigrar a las filas de Carrió.
No todos están de acuerdo con la idea de no buscar alianzas y con la postulación de Jozami. Dos integrantes del comando de campaña del ARI, que se encarga de diseñar la estrategia nacional, aseguraron que Carrió no quiere correr riesgos en la ciudad, el distrito donde su figura tiene más peso y donde el ARI, por las características del votante porteño, tiene más chances de desarrollarse.
De acuerdo con esta perspectiva, a pesar de la cantidad de candidatos a jefe de Gobierno (cada día aparece uno nuevo), las elecciones capitalinas estarán hegemonizadas por la disputa entre Ibarra y Mauricio Macri. Según explican cerca de Carrió, el ARI no cuenta con figuras con el peso suficiente para romper la polarización, por lo que deberían recurrir a otras opciones.
La primera, la más posible, es trabajar por la famosa alianza de los sectores progresistas, la expresión favorita de cualquier dirigente más o menos progre con ganas de prosperar. El objetivo consistiría en apurar una coalición que incluya al Frente Grande y la CTA, lo que permitiría crear la imagen de un espacio más amplio. Con este argumento, el ARI podría volver sobre sus pasos y aceptar a Ibarra como candidato, posiblemente con un vice cercano a la central sindical, como el titular del Banco Ciudad, Roberto Feletti. “Es la única manera de justificar la alianza con Aníbal”, explican cerca de la chaqueña.
La otra alternativa parece más remota y consiste en candidatear a algún extrapartidario de alto perfil. No sobran, por supuesto, pero si se encuentra a la figura adecuada podría contribuir a las chances del ARI. Hay más de un antecedente. En las elecciones de 1999, el partido de Carrió llevó a la cantante de tangos Susana Rinaldi como candidata a senadora, y a último momento incorporó a sus listas a un seleccionado de estrellas que incluía a la conductora de “Gran Hermano”, Solita Silveira. Más recientemente, Carrió tentó sin éxito a la titular de CTERA, Marta Maffei, para que se convirtiera en la candidata a gobernadora bonaerense.
Cerca de Carrió acusan a algunos dirigentes del ARI porteño, entre ellos Jozami, de descartar precipitadamente las dos posibilidades. “Están más pendientes de acaparar espacios de poder o candidaturas que ayudar a la estrategia nacional del partido”, aseguran. Ellos se defienden. “Nosotros no descartamos nada, pero mientras no se decida otra cosa tenemos que seguir trabajando, porque no podemos improvisar a último momento”, explican. En cuanto a las aspiraciones de Jozami, aseguran que se trata de una precandidatura y que el ex funcionario está dispuesto a declinarla si se articula una alianza con otros sectores o aparece un reemplazante con más posibilidades.
Las idas y vueltas se explican por la increíble cantidad de internas que cruzan el ARI de la Capital. No sólo se enfrentan los que quieren un esquema más amplio con los que defienden la idea de preservar la identidad. También hay una disputa importada del Frente Grande, entre aquellos que –como Jozami– emigraron al ARI tempranamente y los que llegaron después, como Fernando Melillo, Irma Parentella o María América González. Esta segunda camada, además, no esconde su cercanía con Chacho Alvarez, al que otros dirigentes del ARI ven como el culpable de buena parte de sus males.
En cualquier caso, lo indudable es que Carrió está harta de la situación. “Cada vez que le vienen con una disputa en el ARI porteño se agarra la cabeza”, aseguran cerca de la diputada. La sensación es comprensible, pero también es cierto que los tironeos se multiplican porque la chaqueña no ha designado, ni fomentado, un liderazgo distrital que ordene la situación. Y porque tampoco se decide a ocuparse personalmente del asunto.
Cerca de Carrió explican que lo que ella no quiere, de ningún modo, es repetir la desprolijidad de la provincia de Buenos Aires. Diez días atrás, pocas horas antes de que venciera el plazo para anotar los candidatos, el diputado Mario Cafiero renunció a la postulación a gobernador, disgustado por el modo en que se integraron las listas legislativas (ver recuadro). Carrió decidió, de apuro, que lo reemplazara Graciela Ocaña.
Fue un papelón. Desnudó peleas por pequeños espacios de poder y reveló la improvisación con la que se decidió la fórmula para pelear el principal distrito del país. Tanto enfrentamiento quizá sería comprensible en un partido consolidado, con una larga historia y corrientes ideológicas bien diferenciadas. Pero es inexplicable en el ARI, una fuerza nueva, que supuestamente viene a cambiar los modos de hacer política y que en la provincia de Buenos Aires ni siquiera existe como tal: allí sus candidatos se anotaron con el sello de goma del PI porque el ARI aún no consiguió la personería.

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