El resultado desmoronó todas las expectativas previas. Ricardo Alfonsín, el candidato presidencial de la Unión para el Desarrollo Social (Udeso), se colocaba anoche como el segundo candidato más votado, pero cabeza a cabeza con el peronista disidente Eduardo Duhalde y a una gran distancia de la presidenta Cristina Fernández, que se consagró con casi el 50 por ciento de los votos en las primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO). “Ya hoy somos candidatos y empieza la campaña para ganar las elecciones del 23 de octubre. Estoy seguro de que podemos ganar las elecciones, esto era un ensayo general para definir la grilla de partida”, relativizó Alfonsín, que en verdad aspiraba a quedar en un segundo lugar e incluso obtener una diferencia de varios puntos sobre Duhalde. Poco después de felicitar al Frente para la Victoria, Alfonsín volvió al escenario para mostrarse con su principal socio político, el peronista disidente Francisco De Narváez, en un gesto que buscó disipar los rumores de una eventual ruptura.

Desde temprano ya se podía palpitar en el bunker del radical que los resultados estaban muy lejos de las cifras esperadas. Primaron las caras serias de los dirigentes alfonsinistas y de los pocos militantes que concurrieron al hotel donde concentró la UCR. No hubo banderas, ni muchos de los cantitos típicos de la histórica liturgia radical. En el escenario se mostró un puñado de dirigentes, encabezados por el titular de la bancada en diputados, Ricardo Gil Lavedra, el vicepresidente del Comité Nacional, Angel Rozas, además Silvana Giúdici, Juan Pedro Tunessi y de los postulantes Miguel Bazze, Manuel Garrido y Rodolfo Rodil. Evitaron la foto perdedora los ex competidores de Alfonsín, Ernesto Sanz y el vice Julio Cobos.

En un discurso en el que no reconoció una derrota, Alfonsín buscó colocar el resultado de ayer como el inicio de la carrera electoral. “Vamos a seguir trabajando por nuestras ideas. Ahora empieza la campaña en serio, vamos a escuchar a los trabajadores, emprendedores y distintos sectores sociales para ver si podemos lograr una adhesión que nos permita llegar a la presidencia de la República”, sentenció el hijo del ex presidente Raúl Alfonsín, pasadas las 21.30.

Más allá de las declaraciones públicas, drigentes del alfonsinismo admitieron que deberán hacer “correcciones y ajustes” en el discurso y en la imagen de su candidato, aunque le reconocieron en reserva a Página/12 que casi no tienen expectativas de revertir en octubre el “contundente apoyo popular” obtenido por el kirchnerismo. Tratarían, en cambio, de consolidarse como fuerza opositora y conseguir lugares en el Parlamento que los mantengan como la primera fuerza de la oposición.

En un primer análisis, en el comité de campaña señalaron ayer al menos cuatro puntos clave del magro resultado:

1. Una muy mala elección en Capital Federal, el bastión que supo ser radical y que ayer colocaba a Alfonsín en un quinto lugar, detrás de Rodríguez Saá, el socialista Hermes Binner, Duhalde y CFK.

2. Aunque todavía no tenían la magnitud precisa, existió ayer un corte de boleta en la provincia de Buenos Aires, donde De Narváez obtuvo un caudal de votos más importante que el radical.

3. Un flojo desempeño en Santa Fe, donde con el 45 por ciento de las mesas escrutadas quedaba en un cuarto lugar, con un porcentaje de un dígito.

4. Un regular rendimiento en Córdoba, donde quedaron segundos, pero a 18 puntos del kirchnerismo.

La elección no pasará por alto en la relación entre De Narváez y Alfonsín. El líder de la Unión Celeste y Blanco no logró ni acercarse al resultado de las legislativas de 2009, en las que le ganó a Néstor Kirchner y Daniel Scioli, de la mano de Mauricio Macri y Felipe Solá. Con alrededor del 20 por ciento de las mesas escrutadas, la fórmula Alfonsín González Fraga obtenía el 12,5 por ciento y De Narváez el 19. Más allá del corte de boleta y de las diferencias que surgieron en el tramo final de la campaña entre el radical y el peronista disidente, ayer De Narváez se trasladó desde su bunker en Las Cañitas hasta la sede radical. En su discurso no hizo referencia a la cuestión nacional, pero apuntó directo contra Scioli. “Va quedando claro que la provincia va a estar disputada entre el gobernador (Daniel) Scioli y nosotros”, afirmó De Narváez. En verdad, el Colorado sacó el resultado con el que soñaba Alfonsín para su elección, no tanto por los votos propios ni por la diferencia con el primero, que fue igualmente contundente, sino porque en su segundo puesto estaba lejos del tercer pelotón encabezado por Eduardo Amadeo.

Hoy comenzarán las renuniones para analizar el resultado. En las oficinas que supieron ser de Raúl Alfonsín, en la avenida Santa Fe, se concentrará hoy el radicalismo para analizar la elección y los pasos a seguir. Mañana, llegará el turno de encontrarse con Francisco De Narváez.

La buena elección de su ex socio, Hermes Binner, dejó un sabor amargo para el paladar radical, más reacio al peronismo de De Narváez, que al socialismo santafesino. “Con Binner hubiéramos sacado un 25 por ciento”, especuló anoche un hombre del círculo íntimo de Alfonsín. Sin embargo, no había entre los cráneos del alfonsinismo lugar alguno para una marcha atrás o la búsqueda de un acuerdo con el duhaldismo. “No lo ven como un dirigente con capacidad de gestión”, “tuvimos un discurso muy tibio para sectores como el del campo”, se escuchó anoche, de boca de encumbrados políticos del alfonsinismo.

Muchas tuercas por ajustar, muchos globos pinchados y la vaga idea de que no es tal la recuperación de la UCR, a 10 años de su crisis más profunda, en 2001. Ese mensaje quedó anoche en el aire del bunker radical.