EL PAíS › LOS PLANES DE LA CáMPORA EN ESTA NUEVA ETAPA KIRCHNERISTA
La intención, según cuentan sus integrantes, es transformar la agrupación “en una corriente política que excede a la juventud”. Apuestan a sumar dirigentes sin límite de edad para convertirla en “la herramienta política del kirchnerismo, dentro del peronismo”.
› Por Nicolás Lantos
“Una época de transición.” La muerte de Néstor Kirchner abrió un hiato que comenzó a cerrarse tras el masivo apoyo a la Presidenta en las primarias del 14 de agosto, y en caso de que las elecciones de octubre arrojen un resultado similar, con el segundo mandato de Cristina Kirchner comenzará una nueva etapa para las organizaciones populares. Esa es la lectura que realizan algunos de los principales referentes de La Cámpora, que desde hace algunas semanas, tanto en entrevistas públicas como en encuentros privados, dejan caer un concepto: “Este ya no es solamente un espacio de juventud”. La fuerza política que mejor supo aprovechar el clima de los últimos años para convocar a los nuevos militantes, casi todos surgidos del ámbito juvenil (desde las escuelas secundarias y las universidades hasta las calles, ganadas por miles de jóvenes de a pie tras el fallecimiento del ex presidente), ahora quiere reposicionarse: detrás de esa consigna aparece la necesidad de adaptación a las particularidades y las nuevas necesidades de esta etapa de gobierno y sus particularidades “para fortalecer la tarea de la Presidenta”.
“Queremos transformar a La Cámpora en una corriente política que excede a la juventud y que tiene que ver con una forma de abordar el peronismo y la política, privilegiando lo territorial sobre la rosca”, explica uno de los miembros de la mesa chica de esa agrupación a Página/12. No se trata, sin embargo, de un movimiento coordinado y premeditado, sino más bien de “la forma en la que se van dando las cosas y cómo uno se adapta”, completa otro importante referente. La muerte de Néstor Kirchner, algo totalmente inesperado, modificó para ellos el tablero. La victoria en las PASO con un margen tan contundente, también. “Y una organización que es dinámica tiene que saber interactuar con las cosas que suceden a su alrededor”, explican.
Hay, detrás de este movimiento, “un guiño presidencial”, aseguran. A partir de diciembre, una buena cantidad de dirigentes de este espacio ganará posiciones de poder, desde el Congreso (donde contarán con una interesante representación) hasta las provincias y los municipios. “Hay que construir desde abajo, desde el territorio, hacia arriba: las responsabilidades llegan solas cuando el trabajo se hace bien. Algunos dirán que noso-tros representamos todo lo contrario, pero supimos ocupar un lugar que la Presidenta necesitaba. Ahora hay que empezar a construir”: la formación de cuadros, surgidos de la militancia de base, será una de las prioridades para La Cámpora en los años que vienen.
El avance de este sector ha levantado suspicacias hacia adentro del peronismo, que los ve como recién llegados y se manifiesta renuente a ceder espacios de poder. “Nosotros sólo hacemos, políticamente, lo que ordena nuestra conductora, que es CFK. Todas las responsabilidades que tenemos nos las dieron. Somos la forma que tomó la construcción política de esta etapa y estamos acá no para acceder a cargos sino para colaborar en todo lo que se pueda con el proyecto”, se defienden. “Somos el espacio del kirchnerismo que construye desde abajo hacia arriba, lo territorial sobre la rosca.”
Aunque –aseguran– todavía no han iniciado diálogos, el cambio de rótulo y de estrategia apuntaría a atraer a dirigentes ya instalados, para que se sumen al espacio. Funcionarios y legisladores, sin límite de edad, podrían sumarse al armado, para darle más fuerza y profundidad. Además de los cuadros propios que han ido ocupando lugares clave del aparato estatal en el último año y medio, quieren sumar a nuevos viejos conocidos, buscando convertirse en “la herramienta política del kirchnerismo, dentro del peronismo, pero con características bien definidas”. La mirada, agregan, está puesta en el 2013 y en el 2015, en “seguir profundizando el modelo para el país y también un nuevo modelo para la construcción política”, resumen.
“Acá lo que está tomando forma es el Cristinismo”, arriesga todavía un poco más uno de ellos. “Lo que está pasando es que Cristina es jefa por primera vez. Este, que surgió el 14 de agosto, no es un liderazgo heredado, sino uno ratificado por los votos, como pocas veces hubo en la Argentina. Y esos votos no son un homenaje a Néstor sino un reconocimiento a la gestión. Todavía se escuchan a varios que se quejan de que las cosas son distintas que con Kirchner. Y sí, son distintas. Las ideas son las mismas, pero ahora la jefa es ella.”
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