El resultado de las primarias fue mucho para José Manuel de la Sota: ayer, al filo del cierre del plazo para inscribir las listas para el próximo 23 de octubre, el Partido Justicialista de Córdoba anunció que retiraba de la competencia a su nómina de diputados nacionales y que apoyará a la del Frente para la Victoria. La decisión allana el camino a los candidatos alineados con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner que el pasado 14 de agosto no sólo ganaron con comodidad en territorio cordobés, sino que además cuadruplicaron en votos a los que contaban con el respaldo del gobernador electo.

El Partido Justicialista de Córdoba dio a conocer su decisión por medio de un comunicado firmado por su titular, Carlos Caserio, a la vez ministro de Gobierno de la actual administración de Juan Schiaretti y primer candidato a diputado de la lista que al final no estará en el cuarto oscuro. Aunque el retiro de la boleta fue presentado como “un paso importante en el camino de la mejor relación entre la provincia y la Nación para los próximos cuatro años”, a De la Sota no le quedaba margen para otra cosa.

Desde la Casa Rosada se alentó desde el vamos que hubiese una sola lista de candidatos a diputados nacionales cordobeses, pero el peronismo local –comandado por sus caciques de siempre, De la Sota y Schiaretti– minó toda posibilidad de acuerdo y armó su propia nómina. Después del triunfo de De la Sota en las elecciones a gobernador, el PJ de Córdoba tiró aún más de la cuerda: no sólo ratificó que sus candidatos a la Cámara baja competirían con los del kirchnerismo, sino que además dejó a sus votantes en libertad de elegir si apoyaban a Cristina Kirchner, Eduardo Duhalde o Alberto Rodríguez Saá.

Una semana después los votantes hablaron en las urnas: CFK ganó las primarias en Córdoba con casi el 35 por ciento de los votos y sus candidatos a diputados también salieron primeros con cerca del 30 por ciento; los de De la Sota terminaron en un lejano sexto puesto y no llegaron siquiera al 7 por ciento.