Todo está listo en la Cámara de Diputados para recibir hoy a las 10 a Sergio Schoklender. El ex apoderado de la Fundación Madres de Plaza de Mayo expondrá ante las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Vivienda buscando deslindar responsabilidades sobre el Gobierno –como ya lo hizo público en un amplio raid mediático– y tratar de mejorar su situación judicial en la causa donde está procesado por “lavado de dinero” y “estafa” con fondos públicos destinados a la construcción de viviendas populares del programa Sueños Compartidos. La única duda no es menor: si la audiencia será pública o sólo mano a mano con los legisladores. Un tema que resolverán los diputados una hora antes de que Schoklender llegue al anexo de la Cámara baja, donde los distintos bloques opositores dividen posturas y el propio imputado “presiona” para que estén presentes todos los medios de comunicación. El oficialismo y sus aliados ya afirmaron que no se prestarán “al escenario mediático montado por la oposición”.

“Soy partidario de que la reunión sea abierta. Sobre todo después de que este hombre se paseó por todos los medios de comunicación”, sostuvo ante Página/12 el diputado radical Hipólito Faustinelli. De todos modos, el presidente de la Comisión de Vivienda reconoció que “habría una mayoría” opositora que preferiría un encuentro cerrado.

Después de volver sobre sus propios pasos y cambiar de postura, los diputados del Frente Amplio Progresista (FAP) estarán presentes en el encuentro con Schoklender y adhieren a la postura de que sea abierto. “No por ello dejamos de insistir en que Schoklender busca utilizar al Congreso para su circo mediático a fin de presionar a sus socios en sus negocios oscuros. Vamos a insistir en todos los ámbitos en que debe haber justicia y que hay que defender la dignidad de los poderes del Estado”, se justificó el lunes Hermes Binner. Luego se resolvió que sólo asistirán los legisladores del interbloque que sean miembros de esas comisiones.

Ayer, el FAP sumó otro nuevo pedido para diferenciarse del resto del arco opositor: un proyecto para convocar al Congreso al ministro de Planificación, Julio De Vido, para que informe sobre el papel de esa cartera “en todo lo relacionado con el programa Sueños Compartidos, su gestión, ejecución, control y manejo de los fondos por casi 800 millones de pesos”.

En el Peronismo Federal, en cambio, afirman que la discusión sobre si abrir o no la reunión dependerá de Schoklender. “Le vamos a brindar todas las garantías que reclame para que pueda expresarse sin presiones”, afirmaron a este diario cerca de la presidenta de Asuntos Constitucionales, la duhaldista Graciela Camaño. Hasta deslizaron la “preocupación” del denunciante por posibles “escraches”. “Asuntos Constitucionales se abocará a las denuncias sobre financiamiento ilegal de parte de la campaña electoral del oficialismo. En Vivienda, sobre los planes oficiales que ya venían investigando”, dijeron allegados a Camaño.

La Coalición Cívica se reunió ayer para fijar una postura unificada, pero no hubo acuerdo. La mayoría del bloque rechazó abrirle el Congreso a un “extorsionador”. Afirmaron que el ex apoderado de las Madres “sólo busca utilizar el Congreso como estrategia para mejorar su situación judicial”. Sin embargo, Patricia Bullrich –una de las impulsoras de la presencia de Schoklender en la Cámara baja– mantuvo su postura de asistir a la reunión de comisiones que recibirá al procesado.

En Proyecto Sur también pusieron reparos a ser parte de la convocatoria. “Nuestra condición es que se convoque a otras personas involucradas: el subsecretario (de Obras Públicas) José López, el ministro De Vido y hasta Hebe (de Bonafini) para que den su propia versión. Y no caer en la trampa de un personaje relativamente oscuro y tener una sola voz”, sostuvo la diputada Alcira Argumedo, con la aprobación de Fernando “Pino” Solanas.

Nuevo Encuentro, por su parte, se sumó a la estrategia del kirchnerismo y no será de la partida. “El tema de Schoklender está en la Justicia: lo que van a intentar allí es un show mediático –dijo el diputado Carlos Heller–. Y resulta que Schoklender, que era el demonio de Tasmania, ahora se convierte en el personaje al que hay que darle la tribuna del Congreso.”