La declaración de los negociadores argentinos anticipando que, nuevamente, nuestro país votará a favor de la condena a Cuba por violación a los derechos humanos, tal como lo propicia Estados Unidos, nos recuerda que esta actitud constituyó una de las primeras demostraciones de la intención de la administración de Fernando de la Rúa de apartarse del programa que lo había llevado al gobierno.
He buscado pertinazmente en el ADN del peronismo, su doctrina y sus líderes y no encuentro antecedentes que avalen esta poco leal actitud; más bien, registra la historia la forma en que Perón rompió el bloqueo a Cuba durante 1973-74 y comerció ampliamente con ese país hermano.
Dadas las peculiares características en las cuales se enmarcó la asunción del doctor Duhalde y teniendo en cuenta que él mismo se define como “un presidente de transición”, estimo que una decisión de esta naturaleza debería, por lo menos, tener debate y consenso parlamentario y no quedar reducida a la actitud solitaria de un gobierno que fue convocado para sacarnos del marasmo.
A esta discusión, que seguramente concitará también el interés de las nuevas formas organizativas populares, me gustaría sumar nuestra visión de peronistas.
No ignoramos la imperiosa necesidad de apoyo financiero internacional que tenemos actualmente ante la tremenda crisis por la que estamos atravesando, pero la historia en general y mucho más la reciente demuestran a las claras el poco rédito de someterse a los designios de quienes tienen una gran parte de la responsabilidad por nuestros sufrimientos.
Por el contrario, estimo que una actitud de dignidad e independencia evitará cometer la peor de las ingratitudes con el pueblo cubano y servirá, por lo menos, para concitar una mayor atención sobre los riesgos que para el capitalismo conlleva continuar con su política de hiperexpoliación de esta parte del planeta.
Por ello considero imprescindible el debate sobre éste y otros aspectos de la política exterior, con el objeto de que la Argentina recobre el respeto internacional que inspiró toda vez que defendió la autodeterminación de los pueblos, envió ayuda humanitaria o tuvo una conducta basada en la hermandad latinoamericana y en la alianza con otras naciones.
De acuerdo con lo expuesto, pensamos que un voto en contra de Cuba es un voto en contra de la Argentina.

* Legisladora de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.