EL PAíS › EX SEGUIDORES DE JULIO COBOS, CON DISTINTO RUMBO
Eclipsada su estrella, el vicepresidente se dedicará a la ingeniería y el abuelazgo. Sus adláteres se dispersan entre la liga de intendentes y los ex Coordinadora sin liderazgos.
› Por Sebastian Abrevaya
¿Qué es de la vida de aquellos dirigentes radicales que acompañaron a Julio Cobos y conformaron ese grupo heterogéneo que se denominó fugazmente “cobismo”? Mientras el vicepresidente se prepara para concluir su mandato, “volver al llano” y dedicarse a la ingeniería, los referentes que en algún momento soñaron con llegar a la Casa Rosada catapultados por el voto “no positivo” se dispersaron durante varios meses, huérfanos de un liderazgo que los aglutine. La mayoría se reagrupó en torno del flamante grupo de “los intendentes”, que encabeza ahora el cordobés Ramón Mestre. Los históricos caciques de la ex Coordinadora nacional, Leopoldo Moreau, Federico Storani y Enrique “Coti” Nosiglia, en cambio, no encontraron otro dirigente con quien asociarse luego de la frustrada experiencia del vice.
“Cobos va a volver a trabajar en el laburo de ingeniería y ya tiene alguna obra esperándolo”, relató a Página/12 uno sus colaboradores más cercanos. Ingeniero civil y en construcciones, su primer proyecto será la casa de un amigo, en Mendoza. Para más precisiones sobre su futuro, el día de la elección presidencial el vice dijo con nostalgia que extraña “el olor a hormigón de obra”. El otro tema que ocupará su tiempo es su nieta, la hija de Virginia, que tiene fecha de nacimiento para junio próximo.
Pero en el radicalismo, la construcción de casas y el cambio de pañales no parecen suficientes para retener el poder político. De los dirigentes que supieron estar a su lado sólo queda un puñado que aún mantiene diálogo con él. “Un espacio para mantenerse sin proyecto no tiene sentido y no sé si Julio tiene un proyecto político integral, él fue fluctuando según su imagen”, explica el intendente de Junín, Mario Meoni, que sin embargo es uno de esos dirigentes con los que todavía permanecen en contacto.
En los últimos años, de los cinco gobernadores que lo acompañaron en su paso por el kirchnerismo, dos se quedaron junto al oficialismo, Miguel Saiz y Gerardo Zamora, y los tres que lo acompañaron de vuelta a la UCR perdieron sus respectivas provincias. Roy Nikkisch en Chaco, Arturo Colombi en Corrientes y Eduardo Brizuela del Moral en Catamarca. Los jefes municipales como Meoni, Alfredo Cornejo o Héctor “Cachi” Gutiérrez fueron abriéndose y ahora protagonizan la movida de “los intendentes”. Lo mismo sucede con Horacio “Pechi” Quiroga, que fue funcionario de Cancillería hasta poco después del voto “no positivo”. Ingresó luego como diputado en 2009 y en octubre fue electo intendente de Neuquén capital.
En el Senado, la única legisladora que todavía le es fiel es Laura Montero, que fue su ministra de Economía en Mendoza. Otros referentes como Eugenio “Nito” Artaza o el catamarqueño Oscar Castillo hacen su juego propio. Ramón Mestre dejó la Cámara alta para asumir como intendente y ahora es uno de los conductores del espacio opositor al alfonsinismo.
En Diputados, Oscar Aguad comandaba la tropa cobista. Pero “el milico”, como lo conocen en Córdoba, nunca tuvo puesta del todo la camiseta del vice. Participaba de las reuniones, pero era muy medido públicamente. El principal operador de Cobos en la Cámara baja era Daniel Katz. El “ruso” abandonará el Parlamento en diciembre, pero ya se dedica a organizar el espacio antialfonsinista.
Muchos de estos dirigentes quedaron enojados con Cobos cuando se bajó de la pelea presidencial, sin consultar ni avisar. Sanz había acaparado en parte ese capital político, pero también se le dispersó cuando tiró la toalla antes de las primarias.
Acabada la experiencia Cobos, Leopoldo Moreau se asoció con Alfonsín para obtener algunos lugares expectantes en las listas de legisladores. Terminada la elección, el cacique bonaerense mantuvo conversaciones con el vice, pero se volvió con las manos vacías. Le dijo que no pelearía por la presidencia del Comité y que se tomaría un año “sabático”. Federico Storani, otro de la vieja guardia que revistó en las filas cobistas, abandonó el barco antes de que se hundiera. Manifestó su apoyo a Ernesto Sanz y luego encabezó la resistencia al pacto con Francisco de Narváez. “Al Coti lo vi desorientado, estaba sin capacidad de reacción frente a esta situación”, le cuenta a este diario un dirigente que lo consultó.
Como símbolo del estado del “cobismo”, una de las últimas actividades de Cobos fue el estudio de un borrador que le acercó el convencional y ex vicepresidente del Comité capital Diego Barovero, sobre la reforma de la Carta Orgánica partidaria. “Se va a tomar un año y va a volver, ya sin la responsabilidad de vicepresidente que le impidió hacer un montón de cosas. Además, casi no hay ningún dirigente radical que tenga el nivel de conocimiento que tiene él”, explica un hombre que lo acompaña desde su tiempo de gobernador.
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