Con cuentagotas, la presidenta Cristina Kirchner empieza a adelantar algunas designaciones de cara a su segundo mandato. Ayer se conoció el nombramiento del secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Luis María Kreckler, como el nuevo embajador en Brasil, uno de los destinos claves de la política exterior. Como muestra de la buena sintonía que existe entre ambos gobiernos, la presidenta Dilma Rousseff le otorgó el plácet de inmediato.

Algunos medios mencionaban con insistencia a Kreckler como el principal candidato para reemplazar a Héctor Timerman como canciller a partir del recambio del mes próximo. En verdad, poco se sabe sobre lo que sucederá en Cancillería y el perfil de Kreckler pareció siempre más orientado a lo económico que a algún cargo político. Ahora reemplazará en Brasilia a Juan Pablo Lohlé, que a esta altura ya podría considerarse un “histórico” en el puesto: lleva ocho años como representante en Brasilia, algo poco común para un destino diplomático.

“Estoy contento, hay mucho en lo que trabajar allá. Todo lo que se viene conversando en el G-20, la coordinación de las políticas macroeconómicas, el Mercosur, en fin, muchas cosas”, explicó ayer Kreckler a Página/12. La Presidenta –explicaban en el Palacio San Martín– evaluó que la gestión de Lohlé había cumplido un ciclo y que era un buen gesto para el principal vecino y socio comercial enviar allí al funcionario que se encargaba de manejar las cuestiones económicas de la Cancillería. Rousseff respondió concediéndole un plácet casi automático.

“Con la designación del secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales, el gobierno argentino ratifica la importancia de Brasil como un socio estratégico de máxima prioridad”, se indicó desde Cancillería mediante un comunicado. Allí destacaron que “los nuevos desafíos que plantea el contexto internacional hacen necesario maximizar la coordinación de las decisiones políticas y económicas entre ambos países, tanto a nivel bilateral como en los foros regionales y globales”.

De familia de diplomáticos, Kreckler vivió en Brasil seis años, durante los que cursó el secundario y realizó el ingreso a la universidad. Cerca suyo calculaban que recién para enero estaría asumiendo en el nuevo cargo. Mientras, seguirá con sus compromisos como secretario. La semana que viene tiene previsto viajar a Rusia en una misión comercial.

Kreckler ocupará una embajada nueva, que la Presidenta inauguró en julio pasado junto a Dilma Rousseff y al ex presidente Lula. El flamante edificio se levantó en un predio de 25 mil metros cuadrados cedido en 1968 por Brasil, que se mantuvo vacío durante décadas, hasta que el entonces presidente Néstor Kirchner resolvió impulsar la construcción de la nueva sede diplomática.

En tanto, ayer no se sabía qué ocurriría con la estratégica Secretaría de Relaciones Económicas Internacionales, que quedaba vacante. “Acá todas las designaciones las hace la Presidenta”, subrayaban cerca del canciller Timerman. La definición abarcaba tanto la decisión sobre el nuevo destino de Kreckler como la vacante que se abría en consecuencia, que, aclaraban, ni siquiera sería ocupada por algún funcionario en forma interina. Es que falta cada vez menos para el 10 de diciembre y para el fin de las intrigas.

Las versiones que se vienen publicando ubican a Timerman fuera del gabinete, pero cerca del canciller aseguran que no tienen ninguna información, ya sea a favor o en contra de su continuidad en el cargo.