EL PAíS
El fantasma del fraude
› Por Raúl Kollmann
“El ballottage no se hace el 18 de mayo como está previsto. Se va a embarrar la cancha y con eso todo el proceso electoral. Ni Carlos Menem se va a bancar una derrota, porque ya no tendrá por la edad otra oportunidad de volver a la Casa Rosada, ni Eduardo Duhalde aceptará perder y entregarle el poder a su archirrival. Esto se pudre.” La afirmación se repitió durante esta semana en reuniones de jueces electorales, funcionarios, encuestadores y en más de un cuartel de campaña de los candidatos. En verdad el ruido es de acusaciones cruzadas. Están los que aseguran que si Menem no se impone en primera vuelta denunciará un supuesto fraude y llevará todo a la Justicia donde cuenta –según afirman las voces antimenemistas– con la jueza María Servini de Cubría y, de últimas, con la Corte Suprema. Del otro lado, la acusación –vertida en una reunión de jueces electorales con el ministro del Interior– es que el Gobierno, si Néstor Kirchner no encabeza la primera vuelta, haría fallar los escrutinios de Entre Ríos y Mendoza, con lo cual todo se demoraría y en ese caso no habría tiempo para hacer el ballottage en la fecha fijada. Para completar, circulan también rumores sobre la forma en que les robarían los votos a Elisa Carrió y Ricardo López Murphy en muchos distritos donde supuestamente no van a tener fiscales.
Me robo las boletas
Página/12 recibió esta semana una avalancha de advertencias sobre el “inminente fraude electoral”, pero ya no en base a una frase casi instalada –“si lo hicieron en Catamarca, por qué no lo van a hacer a nivel nacional”–, sino con versiones filtradas incluso de la reunión de los jueces con el Gobierno. Un ejemplo concreto es el siguiente:
“En Tucumán se necesitan 2500 fiscales –le señaló un consultor a este diario– y no tenga dudas de que ni Elisa Carrió ni Ricardo López Murphy van a tener gente suficiente para cubrirles los locales de votación. Entonces veremos que el quinto o séptimo votante entra al cuarto oscuro a las 8.10 de la mañana y se mete en el bolsillo todas las boletas de Carrió o de López Murphy. Cuando llega un ciudadano que quiera votar a esos candidatos saldrá a decirle al presidente de mesa que no hay boletas del candidato al que quiere votar. El presidente tendrá todavía un resto de esas boletas porque no se ponen todas al principio, pero no bien el robo de boletas se vuelva a producir, ya no habrá forma de reemplazarlas porque esos candidatos no van a tener fiscales con boletas de repuesto. Tal vez alguna persona arme escándalo, pero en muchísimas mesas se seguirá votando sin las boletas de esos candidatos.”
Este diario le consultó el caso a un juez electoral del máximo nivel. “Y, sí, puede ocurrir”, contestó el magistrado.
–¿Pero qué se hace en ese caso? –insistió este diario.
–Mire, eso ya pasó otras veces. No sé puede hacer nada –concluyó el magistrado.
Página/12 le insistió con el tema a un altísimo funcionario del Gobierno. La respuesta fue la siguiente:
–Esa maniobra la podrán hacer en cien mesas, tal vez doscientas. ¿Usted se cree que con eso se va a dar vuelta una elección? –argumentó el funcionario.
Para varios de los jueces y encuestadores consultados por este diario la elección del 27 de abril no se compara con comicios anteriores, en especial por la extrema paridad entre los candidatos. “Con el fraude no se puede dar vuelta una elección en la que hay diez puntos de diferencia, pero sí una en la que los candidatos están empatados”, aseguró un ex secretario de Asuntos Institucionales. Pero esta elección también es distinta a las anteriores porque habrá una pelea fortísima entre tres candidatos del justicialismo, con aparatos potentes en buena parte de loscasos. Por ejemplo, en el territorio de la provincia de Buenos Aires, la maquinaria bonaerense de Duhalde, con una inmensa legión de punteros y manzaneras, se las tendrá que ver con los muchachos de Alberto Pierri, Luis Patti y una gran cantidad de concejales y caciques barriales por el lado menemista y los camioneros y ex carapintadas de Aldo Rico respaldando a Adolfo Rodríguez Saá. Tal vez semejante envergadura de aparatos impida que unos metan la mano en los bolsillos de los otros, pero en los lugares donde alguno de los aparatos esté débil es probable que le intenten pegar el zarpazo. Y cuando los dos platillos de una balanza están equilibrados hasta una pluma –o sea un fraude más bien limitado– puede volcar todo a favor de un lado.
Derechito a la Justicia
En los últimos días, los hombres que revistan en las campañas de Néstor Kirchner y Adolfo Rodríguez Saá prenuncian lo que ellos consideran una segura movida de Menem. “Si termina perdiendo la primera vuelta, sabe que en el ballottage no tiene chance. Por lo tanto, en base al clima que ya creó de que él seguro gana, va a preparar una denuncia de que hubo fraude y de alguna manera llevará la elección a la Justicia. Que el escrutinio está mal hecho, que hay una incongruencia en tales provincias o cualquier otro argumento. En la Justicia tiene a Servini de Cubría, que siempre le jugó a favor, y como siempre también cuenta con la mayoría en la Corte. Todo se va a trabar de esa manera”, aseguran los antimenemistas, que obviamente consideran que así se impedirá el ballottage del 18 de mayo. Entre denuncia judicial, resolución de la jueza, apelación a la Cámara Nacional Electoral y Corte Suprema, el proceso quedaría totalmente embarrado y la idea sería apuntar a una nueva elección. El modelo tal vez no sea el de quemar urnas a lo Barrionuevo sino el de la interna radical donde da toda la impresión de que hubo fraude en dos o tres provincias y hubo que volver a votar.
Bush vs. Gore
¿Cuáles serían las bases para llevar una elección a la Justicia? Uno de los mayores expertos en escrutinios de la Argentina explica cómo transcurre en la realidad el conteo de votos.
“En la noche de los comicios, la mitad de las actas vienen con errores graves o gravísimos –cuenta Enrique Zuleta Puceiro–. El acta está mal sumado o directamente no viene porque, por equivocación, la metieron dentro de la urna. La cantidad de mesas observadas e impugnadas es infernal y por eso en el Correo Central funciona una mesa de fiscales generales que resuelve estos problemas. Pero si la elección es muy pareja, el choque en esa mesa se magnifica y los fiscales pueden no aceptar centenares y centenares de mesas, con lo cual todo se empantana. Sería igualito a la elección Bush-Gore que tardó más de un mes en resolverse, aunque la mayoría opina que en verdad no se arregló nada, que ese fue un proceso más que oscuro.”
Aunque Zuleta no lo dice, los que tienen experiencia en escrutinios saben que, además, hay una importante cuota de fraude que se realiza en las mesas mismas. El dirigente de segunda línea de alguno de los candidatos mejor posicionados da una orden que ya es famosa: “pudrí todo”. En ese caso, ya la mesa viene impugnada desde su origen. Pero además, basta mirar la última interna radical en la que hubo centenares de mesas, por ejemplo, en Formosa, donde el resultado era Moreau cien, Terragno cero.
Lo siento, falló el escrutinio
En la reunión de jueces con el Gobierno, algún magistrado que no mira con malos ojos al riojano le deslizó al ministro del Interior, Jorge Matzkin, que existen versiones de que el Ejecutivo no aguantaría una derrota de Kirchner en primera vuelta y que, a propósito, haría fallar en ese caso los escrutinios de Entre Ríos y Mendoza. El recuento quedaría así suspendido y no habría tiempo suficiente para solucionar las cosas antes de la fecha prevista para el ballottage, el 18 de mayo. Como es obvio –según los antiduhaldistas–, en ese caso tampoco habría tiempo para la entrega del gobierno el 25 de mayo. “No vemos a la gente del Ejecutivo preparándose para dejar el poder. Tienen en mente alguna maniobra en la jornada de las elecciones”, aseguró uno de los magistrados presentes en la reunión con el ministro.
El pavor ante la situación abarca a todos. La empresa española Indra tiene a su cargo el escrutinio provisorio en el que se corren enormes riesgos: un error, una demora, puede poner a festejar en la calle a los partidarios de un candidato que tal vez por unas décimas no entró al ballottage porque quedó relegado por otros dos candidatos que apenas sacaron esas décimas demás. Para los encuestadores también el riesgo es mayúsculo: es un hecho que en la jornada del 27 de abril habrá más de una encuesta en boca de urna y, al menos con la paridad que se ve hasta ahora, un error de un punto puede alterar la suerte de un candidato dejándolo supuestamente adentro o afuera del ballottage. Aquello de darle la victoria a Graciela Fernández Meijide o a Pinky en la elección del ’99 será –dicen los más preocupados– un juego de niños comparado con lo que podría ocurrir esta vez.
En ese mismo ámbito está lo que se ha dado en llamar el fraude informático, es decir el montar una trampa en el sistema centralizado de conteo de los votos. Un integrante de la Cámara Nacional Electoral le dijo a este diario que de todas maneras no importa qué resultados da el escrutinio que se hace el domingo 27 a la noche, lo único que vale es el escrutinio definitivo que se hace en los cinco días siguientes a la elección. Pero más de un consultor cree que una vez instalados la noche del 27 dos participantes del ballottage, es casi imposible decirle a la ciudadanía que en verdad hubo un error o una trampa, y que la segunda vuelta no será entre fulano y zutano sino entre zutano y perengano.
Bien mirado, se podría decir que todas las maniobras parecen tan previsibles que resulta difícil creer que las puedan llevar a cabo el día de la elección. Pero el fantasma anda recorriendo el panorama político, se discute en casi todas los comandos de campaña y asusta desde las sombras. Por eso, no falta quien dice que más vale sacar los rumores a la luz, por lo menos para que haya más gente prevenida.