EL PAíS
El único sueldo que aumenta es el de los Presidentes de mesa electoral
El Presidente dispuso que se les paguen 100 pesos a las personas que ocupen el cargo de presidente de mesa en los próximos comicios. Todavía falta el visto bueno de Economía. En Interior esperan contar así con autoridades de buen nivel cultural y evitar errores.
› Por Raúl Kollmann
El presidente Eduardo Duhalde dispuso ayer que se le paguen cien pesos a quienes trabajen como presidentes y vicepresidentes de mesa, aunque según fuentes del Ministerio del Interior el monto incluiría la primera vuelta y también el ballottage si lo hubiere. El primer mandatario quiso hacer un gesto para demostrar que el Gobierno muestra preocupación por el control de los comicios y reconoció que “al ser una elección pareja puede haber dificultades”. En verdad, en la Casa Rosada hay más de una encuesta en la que casi la mitad de la población dice que cree que habrá fraude el 27 de abril, aunque en el Poder Ejecutivo niegan categóricamente esa posibilidad.
“Buscamos garantizar de la mejor manera las elecciones –señaló Duhalde–. El pago de cien pesos tiene el objetivo de evitar lo que pasó en octubre de 2001, cuando hubo una deserción muy grande de los ciudadanos convocados por la Justicia Electoral para cumplir con esa carga pública. Más allá de las invocaciones al patriotismo, en las últimas elecciones un porcentaje muy importante de presidentes y vicepresidentes de mesa no se presentaron o directamente cuando recibían la notificación la rechazaban.”
La idea de pagar los cien pesos obedece a varios motivos:
- Incentivar a los docentes y empleados públicos a que trabajen ese día y no rechacen la convocatoria para ser autoridades de mesa.
- Si no hay mucho rechazo, los presidentes y vice de cada mesa serán de un cierto nivel cultural y ello evitaría una gran cantidad de errores en el cierre de las actas y en la redacción del telegrama mediante el cual se informa de los resultados al centro que realiza el escrutinio provisorio. La empresa española Indra, que hará ese trabajo, tiene estadísticas que demuestran que en elecciones anteriores había errores en casi la mitad de las actas o telegramas.
- En la Casa Rosada dicen que con autoridades de mesa de buen nivel cultural se reducen las probabilidades de que los partidos que tienen fiscales les roben los votos a los que no tienen fiscales.
En el Ministerio del Interior se recibió con alivio el anuncio de Duhalde aunque, obviamente, esperan que Economía libere los fondos que se necesitan para hacer ese pago. Habrá 75.000 mesas, a dos autoridades por mesa, suma 15 millones de pesos. Según averiguó este diario, el pago se haría inmediatamente después de las elecciones mediante un giro a través del Correo Argentino a nombre de la persona que fue autoridad de mesa. También una fuente de la cartera política señaló anoche que el pago de cien pesos cubriría el trabajo no sólo de la elección del 27 de abril, sino también del ballottage si fuera necesario. Es cierto que tal vez muchos docentes desconfíen de la propuesta porque tienen el antecedente de que, cuando se hizo el último censo, la demora en el pago en algún distrito tardó más de un año. Sin embargo, en la Casa Rosada juran y perjuran que esta vez el pago será rápido, enseguida después de la segunda vuelta prevista para el 18 de mayo.
Tal como adelantó Página/12 el domingo pasado, en las últimas semanas crecieron los rumores sobre un eventual fraude o una confrontación feroz en la elección del 27 de abril. Las versiones indican que adherentes de un candidato podrían robarse las boletas de otra fórmula que, por ejemplo, en esa mesa no tiene fiscales. Como no habrá un representante para suplir las boletas, la votación seguirá adelante. También están las versiones de que si un candidato no gana recurrirá a la Justicia denunciando fraude y que otro hará fallar el escrutinio en caso de que el resultado no le sea favorable. Lo cierto es que versiones hay muchas y tanto el Gobierno como los candidatos dicen que se están preparando para pelear contra un fantasma del que, por ahora, se habla en voz baja.