Ochenta mil personas en el público y un centenar de dirigentes sindicales de la más diversa procedencia sobre el escenario prometen los camioneros para el acto de hoy, en lo que será la jugada más fuerte de su titular, Hugo Moyano, en su pulseada con el gobierno nacional. Cerca del secretario general de la CGT, todos dan por sentado que habrá anuncios que marcarán la cancha, aunque varían las versiones sobre cuál será el tenor. “Puede ser un tirón de orejas, un golpe más fuerte o directamente una ruptura. Pero está todo en su cabeza y no le cuenta a nadie por qué va a decidirse”, analizan en su entorno. Por ahora, la versión que suena más fuerte es que pedirá a la central obrera que modifique su estatuto para que las nuevas autoridades se elijan por voto directo, aunque también se baraja una posible renuncia a sus cargos en el PJ o directamente un alejamiento del gremio de la CGT. Desde la Casa Rosada no mandarán representantes al estadio de Huracán y están a la espera de ver cuál será la movida del camionero antes de decidir el siguiente paso.

Una de las principales preocupaciones del dirigente camionero pasa por su continuidad al frente de la CGT: en junio del año que viene debe hacerse el recambio y, hoy por hoy, no cuenta con el apoyo necesario para ser reelecto con el sistema actual, en el que el peso de la decisión recae en las cúpulas. Por eso se especula que hoy pediría “democratizar” la central obrera a través de una modificación del estatuto que incorpore el voto directo. “Si votan todos, ganamos por afano”, se jactan en el moyanismo. En caso de que hoy se confirme esto, cobra otra relevancia lo sucedido ayer en el Congreso, cuando los diputados que responden al titular cegetista no acompañaron en comisión el proyecto del Frente para la Victoria para modificar el Estatuto del Peón Rural. Un día antes, el titular de ese gremio, el duhaldista Gerónimo Venegas, ya había realizado declaraciones de acercamiento con Moyano. La explicación detrás de esa jugada estaría en los ochocientos mil afiliados de Uatre, capaces de volcar hacia un lado u otro cualquier elección con participación directa de los trabajadores.

Pero hay quienes proponen ir todavía más allá: Pablo Moyano, hijo de Hugo y secretario adjunto del Sindicato de Camioneros, advirtió que el discurso de su padre para hoy “viene con muchas sorpresas” y que el eje será “el reparto de las utilidades de las empresas con los trabajadores”, una de las principales reivindicaciones del cegetismo en los últimos tiempos. “Quedó demostrado que por la participación en las ganancias ninguna empresa se va a fundir o se va a ir del país”, sostuvo y anticipó que “ese beneficio lo vamos a implementar en toda la actividad camionera”. Ayer mismo, Pablo y Hugo Moyano anunciaron en un acto que la empresa Covelia, que da empleo a más de tres mil camioneros, distribuyó el 10 por ciento de sus ganancias extraordinarias de este año entre sus empleados. Pablo representa al ala más intransigente del moyanismo, dice sentirse “traicionado” por el Gobierno y aboga por quemar las naves y retirar al gremio de la central. “Si nos vamos, vamos a ser más fuerte nosotros que la CGT oficial”, especulan cerca suyo. Por ahora esa postura, aseguran, es minoritaria.

Mientras tanto, desde la CGT siguen advirtiendo que si la intención del Gobierno es ponerle un tope a las negociaciones se viene una pauta salarial complicada: ayer, el secretario de Empleo de la CGT, Jorge Lobais, ratificó que las discusiones paritarias se basarán en el “carrito del supermercado”. También pidió “retomar el diálogo” entre el Gobierno y el sindicalismo, que hoy está dañado. “No es en contra del Gobierno, ni contra el Indec, ni contra Moreno, es una realidad”, agregó el titular de la Unión Obrera Textil, que completó sus declaraciones con un pedido: “Falta que nos juntemos y dialoguemos; el mundo está demasiado convulsionado como para estar en peleas de entrecasa”.