EL PAíS
› LA NO INVESTIGACION POR EL CRIMEN DE PIAZZA
De robo a crimen por encargo
Los investigadores de la policía bonaerense dijeron, en principio, que el homicidio del ex comisario Piazza fue para robarle un auto de 800 pesos. Ahora creen que se trató de un asesinato por encargo.
› Por Raúl Kollmann
La investigación del secuestro y asesinato del comisario retirado Jorge Piazza bordea el escándalo. Al principio, la Bonaerense decía que a Piazza lo mataron en el marco del robo de su vehículo, un Gol del ‘93 que no vale más de 800 pesos. Ya entonces no se justificaba que para cometer el robo hayan transportado al policía cincuenta cuadras, lo obligaran arrodillarse y después le pegaran un tiro en la nuca. Ahora, la Bonaerense dice que puede ser un crimen por encargo, porque hay evidencias de que se usaron tres vehículos –una Trafic, un Ford Escort y un Fiat Uno–, el secuestro se perpetró en una de las avenidas más transitadas del conurbano, la avenida Calchaquí de Quilmes, y se hizo todo a plena luz del día, un viernes a la tarde. Al primer sospechoso lo tuvieron que dejar en libertad, pero tienen apresado al padre, un hombre de 60 años, a cuyo nombre está la Trafic supuestamente usada en el secuestro, algo que sería inédito en la historia criminalística de la Argentina: que una persona de 60 años, sin antecedentes, use un vehículo que está a su nombre para secuestrar a un policía al que después terminarían pegándole un tiro en la nuca. Hay indicios de participación policial en el crimen y acusaciones de armado de pruebas y testigos.
Héctor Sartirana es el hombre de 60 años, con problemas cardíacos, que está preso desde hace dos semanas. Los investigadores de la Bonaerense exhibieron ante el fiscal Daniel Pelayo una edición de video de las imágenes tomadas por las cámaras del supermercado Auchan de Quilmes, el último lugar donde se vio a Piazza con vida. En la cinta editada se ve que entra al supermercado la Trafic de Sartirana –quien fue a comprar carne para un asado– y, según los investigadores no se distingue que haya bajado del vehículo. Minutos después llegan los integrantes de una pareja en un Fiat Uno, se bajan con un niño de seis años y al rato regresan con unos paquetes que supuestamente ponen en la Trafic. Instantes más tarde llega Piazza en su automóvil y, después de hacer una llamada desde el supermercado, sale en su Gol ‘93. Detrás de él parten también la Trafic y el Fiat Uno tras ellos un Escort. A dos cuadras del Auchan, Piazza es secuestrado con la participación de hombres que iban en una Trafic, un Escort y, aparentemente –sólo aparentemente– el Fiat Uno.
Desconfiando de la edición de los videos, el abogado de Sartirana pidió copia de la totalidad de las imágenes de las cámaras de seguridad del Auchan. “Se ve nítidamente que Sartirana se baja de la camioneta y al rato regresa con las bolsas de la compra para el asado. Está vestido con un pantalón de jean y una camisa negra. O sea que acá nos quisieron hacer ver una cosa distinta a la que ocurrió”, dijo a Página/12 Jorge López.
Para sostener su pesquisa, los investigadores de la Bonaerense hicieron que tres testigos del secuestro –uno de ellos fue detenido después por tener un auto robado– identificaran la camioneta de Sartirana. A esa pericia, los defensores no fueron convocados. Después se ordenó estudiar una tierra que había en la Trafic: tampoco la defensa fue notificada cuando se tomaron las muestras.
Con el correr de la investigación, fueron detenidas otras dos personas, conocidas como “El Chirola” Ortiz y Sebastián Vera Chávez, ambos muy jóvenes, vendedores ambulantes y con antecedentes de robo, aunque no de homicidio. Según la Bonaerense el origen de las detenciones fue la declaración de una mujer que a la una de la mañana del día del secuestro escuchó que llegaba una Trafic hasta el basural donde después apareció Piazza y que le pareció ver a Ortiz y Vera Chávez, ya que ambos viven en ese humilde barrio. Los testigos del secuestro no pudieron reconocer a Ortiz, en tanto que Vera Chávez –detenido hace pocos días– sostiene que en febrero, cuando se produjo el secuestro, trabajó en Mar del Plata y que tiene elementos para probarlo. Habrá que ver si lo hace. Los criminalistasconsultados por este diario sostienen en forma unánime que la historia oficial del crimen de Piazza no se sostiene.