Quienes el sábado vieron aterrizar en Las Lomitas el 737 de Aerolíneas Argentinas que conducía al candidato Carlos Menem y una veintena de colaboradores no pudieron menos que preguntarse si ese vuelo, como el del día anterior a Tucumán, tendría las mismas características que los que el año pasado generaron, por parte del diputado Ariel Basteiro, un proyecto de resolución que jamás logró trasponer la Comisión de Transporte del Congreso. Según Basteiro, de los desplazamientos realizados en setiembre de 2002 no se conocía documentación que acreditara que hubieran sido “charteados”, ni emisión de pasajes, ni pago de tasas aeroportuarias. Además, señaló entonces Basteiro, aun privatizada Aerolíneas continúa siendo línea de bandera y la sociedad que la conforma está integrada por el grupo español Marsans, el Estado argentino y los trabajadores de la empresa a través del Programa de Propiedad Participada. El costo de la operación se calcula en muchos miles de dólares. “Si Marsans quiere hacer regalos está en todo su derecho, pero que lo haga con su dinero, no con el de todos los argentinos”, opina Basteiro.
El viernes a las 18.20 Menem y la comitiva de alrededor de 30 personas partieron a Tucumán en el vuelo 1964 de Aerolíneas, un vuelo charteado que no habría figurado en la programación. En el estadio del club de fútbol San Martín lo aguardaba el salteño Juan Carlos Romero, segundo de la fórmula. La apretada agenda mostraba para el día siguiente un nuevo tour de campaña. Esta vez a Las Lomitas, donde procedería a inaugurar la escultura que lo homenajea (un considerable Menem de madera), apearse en la casa en la que se alojó durante los seis meses de prisión domiciliaria y donde conoció a la fallecida diputada Martha Meza, y finalizar con el descubrimiento de una placa, también de madera, que recuerda las penurias vividas en esa localidad formoseña.
No es habitual que los Boeing 737 de Aerolíneas desciendan en Las Lomitas, aeropuerto de segunda controlado por Gendarmería. Tanto para la ruta de Tucumán como para la de Las Lomitas, se había solicitado para el pasaje un catering especial. El pedido fue similar a los que se formularon en ocasión de los viajes que provocaron el antiguo proyecto resolución. Aunque no sólo en eso hubo parecidos: igual que en las otras oportunidades, tanto el vuelo 1964 a Tucumán como la máquina de matrícula LV-ZIECO que partió a los 9 de la mañana y volvió a media tarde, fueron abordadas por los privilegiados pasajeros –ingresados al aeropuerto por la avenida Sarmiento, es decir una calle lateral– en la zona de hangares, detalle que no suele tenerse siquiera con los visitantes ilustres, quienes suelen ser recogidos en la plataforma y trasladados luego al área militar. Estas gentilezas implican, además, la elusión de salas de embarque y trámites a que se deben someter como rutina todos los mortales que usan esa terminal aérea.
Esas gentilezas hicieron que el año pasado los diputados firmantes del Proyecto de Resolución quisieran preguntar si el 15 de septiembre la Fuerza Aérea había practicado los controles correspondientes a la aeronave y pasaje “del vuelo AR1961/AR1962 en la ruta Buenos Aires - Córdoba - Buenos Aires”. Aquel día el Boeing 737 estuvo detenida en la pista del aeropuerto de Pajas Blancas durante casi toda la jornada, con el consiguiente costo económico de ese estacionamiento. Se consignaba que vuelos de este tipo se habían realizado a La Rioja con anterioridad y, con posterioridad, el 19 de septiembre bajo los números AR1964/AR1965. El cálculo indicaba que para una máquina de menor porte que la asignada para los periplos menemistas y por un trayecto de 1600 kilómetros el costo –sin tasas– es de unos 16 mil dólares. Aerolíneas no presentó sino comprobantes de pago del último de los vuelos: unos 8000 pesos “donados por un empresario” anónimo pero que todos, por lo bajo, tendieron a identificar como Francisco Macri. “Claro –dijo Basteiro–, esa cifra sería lo que le corresponde cobrar alEstado y los que intervienen en el PPP. Es una suma irrisoria. Así cualquiera alquila un avión.”