Fue una mañana tensa la de ayer en el juzgado de Norberto Oyarbide. Sergio Schoklender, que había ido a ver la causa en la que se lo investiga por el presunto desvío de fondos destinados a las Madres de Plaza de Mayo, de pronto advirtió la llegada de Felisa Miceli. La ex ministra de Economía iba a declarar como testigo y al ex apoderado de la fundación, al parecer, no le habían notificado. Después de un pequeño escandalete empezó la audiencia, en la que Schoklender y Miceli estuvieron cara a cara. Ella relativizó su participación en una auditoría de 2007 que supuestamente señalaba entonces un desfase financiero en la fundación superior a diez millones de pesos e incluso puso en duda el estudio. Aclaró que ella no es directora ni figura en ningún organigrama sino que colabora con las Madres a través del Centro de Estudios Económicos y Monitoreo de Políticas Públicas (Cemop). Lo suyo, aclaró, no es el trabajo contable, sobre papeles. Cuando el juez le preguntó quiénes manejaban el dinero y los cheques de la fundación, Miceli fue contundente y enumeró: Sergio Schoklender, Pablo Schoklender, Patricia Alonso (mano derecha de Sergio) y el contador Fabián Brajterman. Hoy se hará en Gendarmería una nueva pericia caligráfica sobre la firma de la titular de Madres, Hebe de Bonafini, a pedido del mayor de los Schoklender.
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