La historia de Lucas Menghini Rey empieza a dejar sus marcas en la investigación judicial sobre el accidente en la estación de Once. El juez Claudio Bonadío prohibió que circulen trenes con “cabinas auxiliares” a las que el público tenga acceso por no estar selladas, como aquella en la que murió aprisionado Lucas al estrellarse la formación del Sarmiento. El magistrado tomó esa decisión después de escuchar el martes al padre del chico, Paolo Menghini, quien le mostró fotos de una decena de trenes que circulan con gente en esas cabinas, muchas veces por el desborde de pasajeros.

Bonadío le envió un oficio al interventor de la concesionaria Trenes de Buenos Aires (TBA), Raúl Baridó, indicándole que se deben sellar los accesos a las cabinas auxiliares y cualquier otro sitio del tren que no esté habilitado normalmente para el público. Señaló que no se debe permitir la salida de trenes en las condiciones que describió y mostró en fotos el papá de Lucas. Las cabinas son unos compartimentos para uso del maquinista desde las cuales se puede conducir el tren, pero deben tener acceso vedado cuando no están en uso. Algunas tienen rejas, otras no, y por eso la gente entra por las ventanas. El papá de Lucas advirtió que si “no hubiese podido ingresar” allí “hoy podría estar vivo”.

Mientras tanto, los peritos designados por el juzgado continúan haciendo pruebas sobre el sistema de frenos. Podrían tener algún resultado, al menos parcial, para el 12 de marzo. Una de las querellas recurrió a la Cámara Federal con su pedido para que se descarte al Estado como querellante. Hay juristas, sin embargo, que dicen que una querella no puede cuestionar a otra. Otro pedido apunta a que les embarguen las cuentas a quienes tienen prohibida la salida del país en la causa: Juan Pablo Schiavi, los dueños de TBA, el subsecretario de Transporte Ferroviario, Antonio Luna, y el titular de la CNRT, Eduardo Sícaro.