Mié 23.04.2003

EL PAíS

El Gobierno se contradice pero no encuentra salida al conflicto

Mientras Alfredo Atanasof le tiró el fardo al Ministerio de Justicia por la represión en Brukman, su par de la Producción Aníbal Fernández dijo que fue “espeluznante”.

› Por Irina Hauser

La represión policial en Brukman puso en evidencia fuertes diferencias dentro del Gobierno. Ayer a la mañana, el jefe de Gabinete Alfredo Atanasof dijo que las explicaciones de lo ocurrido había que pedírselas al Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos. En esa cartera, después, se mantuvieron abiertamente firmes en justificar el operativo salvaje “porque había una orden judicial”. Y desde otro wing, el ministro de la Producción, Aníbal Fernández, sostuvo: “Lo único que puedo decir es lo que vi, y lo que vi fue espeluznante”. El propio presidente Eduardo Duhalde dijo que hay que “ayudar” a los trabajadores de la textil autogestionada “a resolver sus problemas”.
Las contradicciones a la vista fueron la continuidad de la falta de reflejos del Gobierno que, intencionada o no, en pleno clima electoral lo dejó en una situación de debilidad, sobre todo frente a los candidatos que alientan la “mano dura”, léase Carlos Menem y Ricardo López Murphy. “A 4 o 5 días de las elecciones, estas cosas no ayudan para nada”, admitió Duhalde.
A pesar de que el conflicto llevaba cuatro días, el Ministerio de Trabajo, que conduce Graciela Camaño, ofreció una mesa de negociación el lunes a último momento, cuando la gente de la textil ya se decidía a volver a tomar la fábrica y la policía se preparaba para lanzar gases y balas de goma. Ayer el Gobierno volvió a intentar que se produjera ese encuentro pero los obreros de Brukman anunciaron que ninguno de ellos se sentará a conversar si no sacan a la policía de la planta. “Cualquier conciliación exige retrotraer la situación al momento previo al conflicto. Entonces, cuando saquen a la policía hablamos”, señaló Myriam Bregman, una de las abogadas de los trabajadores.
Entre los vaivenes gubernamentales, ayer el secretario de Seguridad Alberto Iribarne respondió al patadón que le había tirado Atanasof temprano y avaló en voz alta la represión argumentando que “no se trataba de una protesta social sino del incumplimiento de una orden judicial” que había que acatar y en la que la Casa Rosada no podía intervenir. Para suavizar sus declaraciones, añadió que “si hubo efectivos que actuaron en contra de la ley serán sancionados”. El discurso de Fernández, titular de Producción, fue totalmente otro en relación al accionar policial. Más allá de la orden de la Justicia, evaluó que “hubo una exageración que se pudo observar mirando la televisión”. “Alguien tendrá que hacer una valoración de si lo que se hizo estaba acorde con lo requerido”, pidió.
La abogada Bregman insistió en mostrar ciertas trampas de la invitación oficial al diálogo. “Llevan a la negociación al sindicato del vestido, pero los obreros de Brukman adhieren al textil. Dicen que si no se presentan dejan de ser considerados trabajadores cuando no hay ley que así lo señale”, planteó. En el Gobierno, hasta ayer a la noche no tenían pensada ninguna nueva propuesta. Los obreros instalaron su carpa de la resistencia.

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