Vie 11.05.2012

EL PAíS  › EL HIJO DE LA TITULAR DE ABUELAS REEMPLAZARA A DEROTIER DE COBACHO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES

Kibo Carlotto para derechos humanos

La gestión de Derotier de Cobacho venía siendo cuestionada por organizaciones de derechos humanos. Sin embargo, el gobernador Scioli aseguró que el reemplazo se debía exclusivamente a motivos de salud.

› Por Nicolás Lantos

Guido “Kibo” Carlotto será desde la semana que viene el secretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, informó ayer el gobernador Daniel Scioli. El dirigente, de militancia kirchnerista e hijo de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, ocupará ese espacio en reemplazo de Sara Derotier de Cobacho, cuya labor en esa oficina fue cuestionada en varias ocasiones por parte de las organizaciones del sector, lo que ya había costado, en febrero de este año, la renuncia del entonces subsecretario y yerno de la funcionaria, Fernando Cano. Desde el entorno de Carlotto aseguraron a Página/12 que la consigna con la que asumirá será la de reactivar la labor de la secretaría y “enmarcar el trabajo en el proyecto nacional y popular” que conduce Cristina Fernández de Kirchner. Desde las organizaciones de derechos humanos celebraron la noticia y manifestaron que “hacía falta un cambio”.

El anuncio se llevó a cabo en la sede del gobierno provincial, en La Plata, y Scioli adujo cuestiones de salud para justificar lo que virtualmente será un enroque, ya que Derotier de Cobacho continuará en la gestión como asesora sobre la defensa de derechos humanos en la Unidad Gobernador, rol que actualmente desempeña Kibo Carlotto. “No queremos que abandone la lucha, pero debe priorizar su salud; no deja el gobierno, lo único que hace es cambiar de rol –explicó el titular del PJ–. Está trabajando en la transición ordenada de su secretaría con Kibo Carlotto, quien la semana próxima podrá asumir su responsabilidad dentro de la misma, mientras que Sara seguirá de cerca la administración de las políticas de defensa de los derechos humanos desde mi consejo de asesores”, detalló.

El futuro secretario prefirió no realizar declaraciones hasta tanto no asuma el nuevo cargo y se interiorice de la situación de la dependencia, pero cerca suyo aseguran que se tratará de una gestión con “perfil joven” bajo los lineamientos de la política en la materia que lleva adelante el gobierno nacional. “Vamos a trabajar de la manera que mejor se pueda para ordenar y reactivar la secretaría y enmarcar su trabajo en el proyecto nacional y popular”, prometen. Se espera que lo acompañen en su nuevo rol un grupo de cuadros jóvenes de diversas agrupaciones kirchneristas, como La Cámpora, Kolina y la Juventud Platense por la Victoria, su “tropa propia”, que el año pasado sostuvo su candidatura a intendente de la capital provincial.

Desde las organizaciones de derechos humanos bonaerenses, en especial la Comisión Provincial por la Memoria, venían reclamando un cambio en el área: hubo críticas por inacción en denuncias contra la labor de la Policía Bonaerense que no eran atendidas debidamente, y también sospechas alrededor de un supuesto robo de dinero e información de la secretaría a fines de 2009, nunca esclarecido del todo. También se reclamaba el trabajo de campo en barrios humildes y cárceles donde anteriores gestiones la secretaría tomaba denuncias sobre el accionar de las fuerzas de seguridad que se terminaban cursando ante la Justicia. Esta práctica, llevada a cabo durante el mandato de los ex secretarios Eddie Binstock y Jorge Taiana, había sido discontinuada por Derotier de Cobacho. “Venimos a hacer que la secretaría se ocupe de las cosas de las que se ocupó históricamente”, confiaban en el entorno de Carlotto.

Cerca de Scioli descartaban que esta movida tenga relación con las diferencias que mantiene su vicegobernador, Gabriel Mariotto –que cuenta con el aval de La Cámpora–, respecto de las políticas en materia de Seguridad y Derechos Humanos de la provincia. También niegan que ubicar al kirchnerista Carlotto en ese lugar sea una “muestra de fidelidad” hacia la Casa Rosada. “Daniel no necesita demostrar nada a esta altura”, señalaban. Sin embargo, los kirchneristas lo leían como un paso atrás para el ministro Ricardo Casal, criticado por la política carcelaria y de seguridad. En palabras de un miembro del gabinete bonaerense: “Una Secretaría de Derechos Humanos más activa implica necesariamente más control sobre las actividades bajo su órbita”.

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