EL PAíS › LA PRESIDENTA CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHNER LLEGARA EL JUEVES A ANGOLA
CFK se reunirá con su par angoleño, José Eduardo Dos Santos. La Argentina apuesta a abrir mercados de maquinaria agrícola, alimentos, conocimientos en la explotación agropecuaria y ver qué intercambio se puede concretar en materia petrolera.
› Por Nora Veiras
Cristina Fernández de Kirchner aterrizará el jueves en Luanda, la capital de Angola, un destino que, para muchos, suena inesperado y, para otros, una oportunidad. Angola, ubicado en el sudoeste de Africa, sobre el océano Atlántico, es un país que entre 1975 y 2002 se desangró en una guerra civil mientras expoliaban su petróleo y sus diamantes. Desde hace apenas diez años está dando “la batalla de la reconstrucción”. “El nuevo paisaje es el cemento armado”, explican los angoleños para graficar las obras que a destajo tratan de ganarle terreno a la pobreza y a la inexistencia de toda infraestructura. En ese escenario, la Argentina apuesta a abrir mercados de maquinaria agrícola, alimentos, conocimiento en la explotación agropecuaria y ver qué intercambio se puede concretar en materia petrolera. Angola es ya el principal socio comercial de China en Africa.
La llegada de la comitiva presidencial que integrarán el canciller Héctor Timerman, los ministros de Planificación, Julio De Vido; de Industria, Débora Georgi, y de Agricultura Norberto Yauhar; el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y la secretaria de Comercio Exterior, Beatriz Pagliari, entre otros, estará precedida por una delegación de empresarios. Hace apenas dos meses, Moreno desembarcó en Luanda con casi cuatrocientos pequeños y medianos empresarios dispuestos a hacer negocio. Esta vez se realizará una feria de productos argentinos para mostrar qué se puede vender para contribuir a su proyecto de alcanzar la “seguridad alimentaria” y avanzar también en iniciativas culturales y deportivas.
Quienes frecuentan a Moreno explican que la lógica del secretario es compensar el déficit de balanza comercial con los países con los que la Argentina tiene superávit. Angola es uno de ellos. “Los angoleños saben que la Argentina no fue, ni es, ni será imperialista. Queremos venderles para beneficio de las dos partes”, repiten en Comercio, haciendo caso omiso a las descalificaciones de algunos medios a la decisión de entrar a Africa a través de Angola.
La visita de Estado que realizará la Presidenta implica una reunión con su par angoleño, José Eduardo Dos Santos, y la firma de numerosos convenios de cooperación. Hace un par de semanas, el embajador en Buenos Aires, Herminio Joaquín Escorcio, se entrevistó en la Casa Rosada con el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, y con De Vido. El diálogo alimentó toda clase de especulaciones teniendo en cuenta el proceso de expropiación de Repsol que encaró la Argentina y que Escorcio fue el titular de la empresa petrolera de Angola antes de asumir como diplomático.
Angola se integró a la Organización de Países Exportadores de Petróleo en 2006 y la presidió hasta 2009. El gobierno de Dos Santos, quien está en el poder desde 1979 –encabezó el proceso de independencia de Portugal en 1975 y consiguió la pacificación recién en 2002–, tiene un proyecto de inversión de 50.600 millones de dólares para el desarrollo de la industria petrolera. Angola exporta 1400 millones de barriles por día, en un proceso creciente desde el 2003.
Un empresario que integró la primera avanzada al sudoeste africano ironizó con que “quizás el petróleo que venden los brasileños se lo podemos comprar directamente a los angoleños”. “Tenemos excelentes expectativas, la misión es muy significativa, está yendo la Presidenta, los empresarios por segunda vez. Todo marcará una presencia muy importante del país”, sintetizó Pagliari ante Página/12.
La fotografía de Angola está tallada por la tragedia de la guerra civil. La independencia de Portugal les abrió paso a enfrentamientos internos donde se cruzaron la Unión Soviética frente a los promotores del apartheid sudafricano que intentaron invadirlos hasta que Mandela llegó al poder. No hay menor de 40 años que no haya portado un arma. Casi treinta años de lucha armada se reflejan en un analfabetismo que alcanza a casi la mitad de la población y la pobreza a cuatro de cada diez de los 18 millones de angoleños. En el 2001 tenían dos millones de alumnos y en 2009 treparon a nueve. En diez años construyeron un millón de casas, el ejército está dedicado a levantar viviendas, puentes, caminos. Dos Santos lidera un capitalismo de Estado en el que aparece como el garante del bien más preciado por los angoleños: la paz.
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