EL PAíS › LA PROTESTA CONVOCADA POR MOYANO Y SUS IMPLICANCIAS POLíTICAS > LA HOJA DE RUTA DEL CAMIONERO
› Por Roberto Follari *
El Negro del chori y la Coca. Eso era Moyano para la oposición que hoy lo aplaude. El corrupto. El ignorante. El responsable de la mayoría de los males argentinos. El vituperado, el execrado, el aborrecido. El de las manos ensangrentadas de la caricatura de Sábat.
Ese es Moyano para quienes hoy lo siguen. Una oposición (en plural: unas oposiciones) dividida, segmentada, de derecha, de izquierda, de “centro” si eso existe. Todas lo detestan, ninguna lo respeta. Todos quieren usarlo, él quiere usar a todos.
Oposiciones sin peso propio, impotentes por medios electorales y democráticos. Ahora doblan la apuesta: frente a la monumental provocación de Moyano, impidiendo a toda la población el acceso a combustibles, se hacen los que no vieron. El rey está vestido, postulan, contra toda evidencia. Y tras haber vociferado por años que este gobierno pretende reemplazar el Congreso por la Plaza, van a la Plaza ahora ellos. La zorra y las uvas: se oponían a la Plaza sólo porque no la tenían. Y cohonestan para ello el apriete antidemocrático de Moyano con su bloqueo a las naftas, en tanto pueden sacarle algún provecho.
Algunos pretenden ver en todo esto una pelea entre peronismo de derecha (Moyano y Scioli, dicen) contra el de izquierda (kirchnerismo “puro”). Se equivocan: esto es una acción del Club de las Oposiciones Unidas (un Frankenstein de saldos y retazos que va de Macri a Micheli) contra el gobierno nacional, una batalla más de una larga guerra iniciada hace mucho tiempo. Sólo que Moyano cambió de bando ahora.
Esto es una batalla de la oposición (muy mayoritariamente antiperonista) contra el gobierno (muy mayoritariamente peronista). Es el paso de Moyano a dirigir el antiperonismo. Declarar guerras desde TN/Clarín, llamar reiteradamente a los caceroleros, juntarse con la UCR, ir con la izquierda minoritaria, es estar fuera no sólo ya del gobierno sino del peronismo. Y es, por cierto, enfrentar a un gobierno que incluye a Scioli en su seno. ¿Qué podría tener en común Scioli con Sobrero, con Alfonsín, o con otros de los nuevos lugartenientes de los Moyano? Es notorio que el camionero está expulsando al gobernador de la provincia de Buenos Aires de cualquier posible espacio en común. No en vano dejó su sitial en el PJ, mientras Scioli lo mantiene.
Moyano, nuevo jefe de la oposición antiperonista. Odiado y despreciado en silencio por sus nuevos seguidores. Un jefe que no sube del 10 por ciento de aprobación a su figura en la opinión pública. Un jefe que, cuando apoyaba al Gobierno, era apoyado desde el kirchnerismo por seguir a Cristina, no por sí mismo; ahora, en cambio, él mueve la batuta y los demás bailan a su ritmo. Incluso una izquierda que, acompañando a Macri, Momo Venegas, Barrionuevo y los caceroleros, ha perdido todo respeto por sus propios principios.
La torre de Babel opositora, confusa e impotente, juega a un líder en el que no cree ni confía. Mejor que así sea: ya le tocará sentir en carne propia los efectos de un dirigente que ha mostrado –dándose vuelta sin matices– que sus intereses priman muy por encima de sus convicciones.
* Doctor en Filosofía, profesor de la Universidad Nacional de Cuyo.
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