“Si la opción para el país son Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner o Carlos Menem, estamos listos”, afirma sin dudar. Cuando se le pregunta si para él ambos son lo mismo, Luis Zamora responde: “no sé si lo son pero tiene que haber un voto de rechazo a esta falsa opción”. Su definición se suma a distintos pronunciamientos formulados por distintos partidos de izquierda cuando aún no se conocían los resultados electorales. Propuestas que convocan a votar en blanco, a la abstención o a la impugnación.
“Tenemos que rechazar que Kirchner o Menem sean la opción para este país”, reitera Zamora en diálogo con Página/12. El legislador se preocupa en aclarar que lejos de ser una definición personal esa es la opinión del movimiento Autodeterminación y Libertad. “Llegamos a esta definición luego de un extenso plenario”, se explaya el diputado porteño.
A diferencia de los restantes partidos de izquierda, la agrupación de Zamora no participó de los comicios presidenciales del pasado 27 de abril. Incluso no ahorró críticas para aquellos partidos que participaban de los comicios y sostuvo que “relegitimaban el proceso electoral”. También impulsó el voto de rechazo a las elecciones a través de la consigna “que se vayan todos”. Postura que modificó para ser candidato a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad.
“El que crea que hay diferencias entre Menem y Kirchner que espere 5 o 6 meses, tendrá un nuevo De la Rúa y nuevamente dirá: Me engancharon otra vez”, afirma Zamora. En este punto, a su crítica original sobre la convocatoria electoral, el legislador le suma el resultado de esas elecciones. Para Zamora optar entre estos dos candidatos es “una trampa de un sistema autoritario”.
Por cierto aclara que sus definiciones marchan al margen de que “Menem pierda por goleada en la segunda vuelta”. Algo que los principales encuestadores y opinadores vienen remarcando con insistencia desde el día siguiente a los resultados de la primera vuelta. “Si seguimos construyendo sobre el mal menor equivocamos construir para el futuro”, dice Zamora a este diario luego de remarcar que Menem y Kirchner suman el 45 por ciento de los votos solamente entre los votos positivos. Este detalle lo lleva a sostener que ambos candidatos cuentan con “un 70 por ciento de votantes que no se pronunciaron por ellos”.
A la hora de precisar si su fuerza propiciará el voto en blanco, la abstención o la impugnación, Zamora deja la cuestión abierta y le traspasa la decisión a los votantes. Se encarga de señalar este punto en contraposición con las posiciones de Izquierda Unida y del Partido Obrero, que palabras más, palabras menos coincidieron en convocar al voto en blanco.
“Personalmente voy a votar blanco porque que tenemos que defender que el voto siga siendo la posibilidad de elegir sobre todo para un pueblo como el nuestro que sufrió tantos años de dictadura militar”, afirmó la candidata de IU, la diputada Patricia Walsh. Cuando los resultados definitivos de las elecciones todavía no se conocían, la legisladora no duda en mostrarse prescindente entre los dos candidatos a los que no dudó en calificar como “Frankenstein y Drácula”.
“Entendemos que hay una fuerte presión para que la gente vote contra Menem, pero nosotros debemos ser coherentes con nuestra visión”, repiten en el Partido Obrero, para explicar su convocatoria al voto en blanco. En esa línea ya se habían definido el Movimiento de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón, el Partido Comunista Revolucionario (PCR), el Movimiento Al Socialismo (MAS), la Corriente Clasista y Combativa (CCC); el Movimiento Barrios de Pie, el Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD) de Raúl Castels, entre otros. No deja de ser curioso que en sus argumentos los referentes de la izquierda vernácula admitan que la “gente tiene ganas de votar en contra de Menem” y convocan al voto blanco y hablan de futuro “cuando repiten las prácticas del pasado”.