Sáb 10.05.2003

EL PAíS  › OPINION

Ante las elecciones

Por Grupo Fénix

En septiembre del 2001 advertimos desde el Plan Fénix sobre las consecuencias del modelo económico y social que se aplicó en la Argentina en la década del ‘90. Dijimos que el mismo entrañaba una pésima inserción en la globalización del orden mundial contemporáneo.
La industria devastada, la propiedad concentrada y extranjerizada, la especulación financiera y el consumo suntuario, privilegiados por sobre la producción y la atención a las necesidades básicas de la población, fueron el marco para que en los ‘90 sólo el 10 por ciento más rico de la población aumentara sus ingresos reales contra el 90 por ciento restante que se empobreció; nunca la Argentina antes había alcanzado los niveles de desempleo e indigencia que produjo este patrón económico.
La estrategia neoliberal produjo una rápida concentración de la riqueza y fuerte redistribución regresiva de los ingresos, encubiertos con pasajeros y aparentes éxitos, pero financiados con un endeudamiento creciente del Estado y del sector empresario y con la venta irracional, corrupta y masiva de estratégicas empresas del Estado.
Provocó asimismo la erosión de las instituciones, del régimen de contratos y de la seguridad jurídica. Señalamos que éstos son esenciales y que sólo son sostenibles sobre la base de reglas de juego que aseguren el crecimiento, la equidad y los equilibrios macroeconómicos. Advertimos entonces que estas condiciones no se verificaban y anticipamos el desorden inminente.
El Plan Fénix ha sostenido la necesidad impostergable de cambiar el rumbo y aplicar un plan integrador y abarcativo cuyos objetivos básicos son el desarrollo y la distribución equitativa de la riqueza.
Asimismo expresamos que, dentro del orden mundial contemporáneo, existe margen de maniobra para que, apoyados sobre la integración regional, nuestros países asuman el comando de sus propios destinos.
El modelo neoliberal eclosionó en diciembre del 2001; ello se tradujo en una profunda crisis política e institucional. El actual proceso eleccionario marca el principio de una indispensable normalización.
A partir de la crisis del 2001, observamos asimismo la gradual instalación de un debate acerca del modelo que debe regir el funcionamiento y destino de la sociedad argentina. Aun cuando el mismo requiere mayor desarrollo, los resultados electorales del 27 de abril indican que una parte preponderante de la sociedad se encuentra a la búsqueda de la superación del modelo económico y social que imperó en la década de los ‘90. Ello parece haber contribuido a morigerar la apatía y el descrédito por las instituciones que se manifestaran algún tiempo atrás.
Entendemos que se abre aquí un espacio para un pensamiento alternativo, que debe ser ampliado para aportar a la construcción colectiva de un modelo económico y social dinámico e integrador.
Pero, como es sabido, la creciente elección ha puesto de manifiesto también una importante fragmentación política, que posiblemente se agudice en las próximas elecciones legislativas.
Cualquier proyecto económico y político necesita para su implementación de un núcleo con capacidad para orientar y liderar la acción colectiva. En el caso de un proyecto integrador como el que Plan Fénix propicia, ello requiere ineludiblemente constituir un espacio de convergencia, materializado en una amplia coalición social y política. Ella deberá constituir la base para una gestión gubernamental que apunte a la construcción colectiva mencionada.
Creemos que se abre una perspectiva favorable para comenzar a transitar este camino. La mayoría de los argentinos quiere un cambio orientado en este sentido y no está dispuesta a tolerar más la miseria y la exclusión en un país rico en recursos naturales y humanos, donde la indigencia sólo puede ser producto de malas prácticas sociales y políticas. El gobierno que surja de esta elección debe saber que la ciudadanía le reclamará el cumplimiento de estas orientaciones básicas, con la transparencia y el combate a la corrupción inherentes a un buen gobierno. De ser así, las autoridades electas encontrarán la comprensión y colaboración de la ciudadanía en la construcción de un país que asuma decisiones autónomas, realista en la comprensión de las restricciones, pero también de sus posibilidades, abierto al mundo, solidario y en pleno desarrollo de su inmenso potencial de recursos humanos y materiales.
Desde el Plan Fénix, continuaremos trabajando para brindar nuestro aporte a tal propósito, desde la universidad pública. Aportes que entendemos pueden contribuir, en el escenario político que se abre con estas elecciones, a un proyecto integrador y dinamizador para la economía y sociedad argentinas, para el que convocamos a la participación ciudadana. Y por cierto, los próximos comicios son una oportunidad en tal sentido.

* Grupo de 30 economistas de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Coordinado por Abraham Leonardo Gak.

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