Familiares, amigos y vecinos de Humahuaca despidieron ayer al joven Darío Condorí, asesinado el miércoles durante un enfrentamiento entre pobladores de esa ciudad e integrantes de la agrupación barrial Titi Guerra, quienes intentaron ocupar un terreno privado en esa localidad jujeña. “No se cambia, es vida”, dijo su abuelo, Juan Vilte, de 80 años, que acongojado exigió justicia y que los culpables “paguen por lo que han hecho, por llevarse la vida de una inocente víctima”. El padre del joven muerto, Domingo Desiderio Condorí, de 49 años, agregó que “no podemos permitir que nadie venga a usurpar nuestras tierras”, en medio de desgarradoras muestras dolor de la familia y allegados.

Un gran número de pobladores acompañó a los padres y familiares de Pato Condorí durante la misa oficiada por el obispo de la prelatura de Humahuaca, Pedro Olmedo, que se realizó en la iglesia Virgen de la Candelaria, ubicada junto al monumento a los Héroes de la Independencia de 1816. Desde allí el cortejo se trasladó hacia el frente del edificio municipal donde con aplausos y al grito de “justicia”, los presentes pidieron condena para los culpables. Después de recorrer unas cuadras llegaron, pasadas las 17, al cementerio, donde los habitantes de la zona dieron el pésame y las condolencias a la familia, que durante todo el cortejo pidió a los medios de prensa que respetaran su dolor y el momento por el que estaban atravesando.

Pato Condorí, de 29 años, estaba casado con Daniela Mamaní, de 32, y tenía tres hijos. Trabajaba en la Asociación de Guías Turísticos Nativos de la Quebrada de Humahuaca –declarada Patrimonio de la Humanidad–, quienes también se acercaron para dar las condolencias. El miércoles 5 por la noche se sumó a los vecinos de la zona que resistieron la toma de unos terrenos por parte de la organización Titi Guerra y un balazo terminó con su vida.