EL PAíS
Ocho pymes premiadas por innovar, un verbo poco usado en la Argentina
Desde biomateriales para cirugía hasta un vino orgánico, sin químicos, para exportación, las iniciativas fueron premiadas por la SeCyT. En 16 provincias el concurso quedó desierto.
› Por Pedro Lipcovich
Ocho pymes argentinas (aunque deberían ser muchas más) recibieron el Premio al Empresario Innovador. Una de ellas desarrolló un diagnóstico que permitirá hacer análisis masivos del riesgo de enfermedad celíaca, a menudo indetectada. Otra –solita, al costado de los grandes criadores– introdujo una nueva raza vacuna que podría salvar el futuro ganadero argentino en la competencia internacional. Otra puso al día una producción artesanal, la del queso de cabra, abriendo la perspectiva de una cuenca lechera con estándares internacionales en el noroeste argentino. Otra renovó la vitivinicultura de exportación al incorporar el renglón de los orgánicos, libres de agregados químicos, con certificación internacional. El Premio al Empresario Innovador es otorgado por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Nación, y quedó desierto en 16 de las 24 provincias argentinas. La mayoría de ellas logró su despegue gracias a una íntima relación con investigadores de las universidades. Y falta mencionar el producto más importante: una de ellas, puede decirse, fabrica trabajo: “Lo que nos interesa no es la rentabilidad, sino formar puestos laborales: de 150 trabajadores, logramos pasar a 1500”, y ése es su orgullo.
El comité que otorgó los premios incluyó representantes de la comunidad científica y del empresariado en cada provincia, y de los distintos organismos de investigación vinculados con la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (SeCyT). Alberto Cassano –coordinador del Plan Nacional de Ciencia y Tecnología de la SeCyT– admitió que “el empresariado argentino suele ser poco innovador”, tal es así que “de 24 premios posibles, uno para cada provincia, sólo pudimos otorgar ocho”.
Pero, ¿cómo se hace para desarrollar una pyme innovadora y exitosa? Lo primero es “creer en el extraordinario nivel con el que la universidad pública argentina forma a sus científicos y tecnólogos”, contestó Roberto Sedlinsky, presidente de Biocientífica S.A., que obtuvo el premio en la Ciudad de Buenos Aires: “Varios de nuestros productos fueron desarrollados en conjunto con investigadores académicos, especialmente de la UBA”. Esto les permitió desarrollar una línea de sustitución de importaciones en reactivos para diagnóstico. La innovación más reciente es “un test para diagnosticar el riesgo de desarrollar enfermedad celíaca, que afecta a una de cada 250 personas aunque no tengan síntomas: por su precio, que no supera la tercera parte del de un reactivo extranjero, permitiría hacer campañas de detección de esa enfermedad, que hasta ahora no pudieron encararse por cuestiones de costos”.
Marcelo Nacucchio, presidente de Therabel Pharma –premiada en provincia de Buenos Aires– no necesita vincularse con la UBA porque él mismo es profesor de tecnología farmacéutica en la Facultad de Farmacia y Bioquímica. Su empresa produce biomateriales, que, por ejemplo, “se coloca allí donde un accidente o infección destruyó parte de un hueso, para dar tiempo a que el tejido óseo se regenere”. Sólo tres empresas en el mundo, una en Suiza, otra en Estados Unidos y otra en Japón, producen este material, “con costos tan altos que, a menudo, directamente no llega al país”.
Lo que llegó al país, para aclimatarse en Formosa, es una nueva raza bovina: “Es la raza Senepol, originaria de las Islas Vírgenes, que está adaptada a las altas temperaturas de esta y otras provincias”, contó Silvio Tommasi, presidente de Ganadera San Miguel. La importancia estratégica de estas vacas se entiende porque “Brasil no sólo nos desplazó como exportador mundial de carne, sino que ya empezó a sustituir la raza cebú, de carne muy dura, por razas como la Senepol, y así se prepara para competir con la Argentina en los mercados premium de carne”. Además, como la Pampa Húmeda se está volcando a la producción de granos, la ganadería queda para provincias periféricas, donde las razas tradicionales, los Aberdeen y los Hereford, no se adaptan bien.
En Jujuy, prefieren las cabras: Imex S.A. fue premiada “por lograr un queso de cabra bajo normas internacionales de calidad”, explicó sutitular, Carlos Villanueva. El punto de partida fue el queso artesanal, tradicional en el norte: “Lo nuestro fue juntar esa tradición con la mejor tecnología que hay en el país”, incluyendo el mejoramiento genético de los animales “para desarrollar en la región una cuenca lechera con salida internacional”.
También incorporó tecnología de punta la bodega sanjuanina Fabril Altoverde: “En un contexto adverso para la vitivinicultura, elaboramos vinos finos de producción orgánica –contó Rodolfo Nale, su presidente–: no usamos ningún producto químico ni transgénico”, lo cual les facilitó exportar el 95 por ciento de nuestra producción, con gran valor agregado. Los productos orgánicos en general “recién se inician en el país, y el mercado está todavía insatisfecho”.
La empresa Zelltex, de Santa Fe, “incubada” por la Universidad del Litoral (ver recuadro), produce la hormona eritropoyetina, necesaria para enfermos renales, y beta interferón, para los enfermos de esclerosis en placa. Página/12 dedicó una nota a este proyecto el 27 de mayo de 2002. También fue premiada la santacruceña Guenguel.
Pero el producto más valioso lo desarrolló Sociedad Integrada del Norte, en Salta: “Nuestro único objetivo es crear empleo y, en diez años, nuestro conjunto de empresas pasó de 150 a 1500 trabajadores”, destacó Oscar Dores, quien preside la empresa aunque “no nos gusta llamarnos empresarios sino ‘emprendedores laborales’”. El grupo nació en 1992, cuando fue privatizada la empresa Agua y Energía de la Nación. “Quedamos sin empleo 250 técnicos y profesionales: muchos se pusieron un taxi o un videoclub pero 150 nos juntamos para formar cuatro sociedades conjuntas.” Así fue que “empezamos a arreglar transformadores chiquitos, a dar servicio técnico y, después, a fabricar equipos. Nuestra rentabilidad es baja pero suficiente para mantener las empresas. El rendimiento económico no es nuestra prioridad”. Por eso, este singular grupo empresario sostiene también un hogar para adolescentes huérfanos en Salta: “Cuando crecen, tratamos de que entren a nuestra empresa”, se enorgulleció Dores.
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