Mar 20.05.2003

EL PAíS  › EN BUENOS AIRES YA RIGE LA UNION
LEGALIZADA PARA PAREJAS DEL MISMO SEXO

Gays y lesbianas de la ciudad, uníos

Con la reglamentación publicada en el Boletín Oficial, Buenos Aires se convirtió en la primera ciudad de América latina en reconocer las parejas homosexuales. El trámite se hará en el Registro Civil. Habrá firma ante un oficial, aunque no ceremonia como en el casamiento: los invitados deberán esperar afuera. Tampoco habrá libreta. En 40 días ya se podrá sacar turno.

› Por Eduardo Videla

Los invitados no podrán entrar en la sala, como en los casamientos convencionales por civil, pero aguardarán afuera y, si cabe, arrojarán arroz. Porque si bien no será un casamiento, al fin y al cabo tendrá el sello de una unión producto del amor. El escenario de la escena será la sede central del Registro Civil porteño, en la calle Uruguay, y ocurrirá a mediados de julio de este año, plazo máximo para la puesta en marcha del registro de uniones civiles que acaba de ser reglamentado por el gobierno porteño. La norma abre la posibilidad, por primera vez en una ciudad de América latina, de que puedan formalizar su situación ante la ley las parejas del mismo sexo, pero también los convivientes heterosexuales a los que no les cabe el matrimonio civil, de manera que puedan recibir un tratamiento similar al de los cónyuges en los ámbitos donde rijan las normas de la ciudad. La reglamentación, publicada el jueves, incluye un avance respecto de la ley sancionada en diciembre: sólo uno de los miembros de la pareja deberá acreditar el domicilio en la ciudad de Buenos Aires. En el Registro Civil porteño estiman que este año podrían formalizarse “unas cinco mil uniones civiles”.
“En unos cuarenta días vamos a abrir la inscripción de las parejas interesadas, para dar turnos, y a mediados de julio estará todo listo para que se celebre la primera unión civil”, dijo a Página/12 Félix Pelliza, director del Registro Civil porteño. Ese día, los flashes y las cámaras apuntarán hacia la pareja gay que hará historia, al convertirse en la primera en formalizar su unión ante la ley.
Uno de los que aspira a estar allí es César Cigliutti, presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) y uno de los promotores de la ley. No estará solo como militante de la causa gay sino, por sobre todo, como miembro de esa primera pareja histórica, porque “la lucha en la que participé –dice– no es solo política sino personal”. “Seguimos cada una de las instancias de la ley, desde la promulgación hasta la reglamentación, y le acercamos algunas propuestas a la gente que estuvo encargada de la redacción”, afirmó el titular de la CHA.
La ley 1004, que establece la figura de la unión civil, fue sancionada en la madrugada del 14 de diciembre último por la Legislatura porteña y promulgada luego por el jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra. El proyecto fue elaborado por la jueza Graciela Medina y presentado en la Legislatura por el diputado Roque Bellomo.
La norma establece la creación de un registro público, exclusivo para uniones civiles formadas “libremente por dos personas, con independencia de su sexo u orientación sexual”. La posibilidad de inscribirse en ese registro les otorga a las parejas homosexuales el derecho de obtener un certificado que acredite la convivencia y con él, el acceso a una serie de beneficios, en especial, si se trata de empleados del gobierno de la ciudad: podrán acceder a la obra social porteña, tendrán acceso a créditos en común, y gozarán de días de licencia por enfermedad de la pareja. En cambio, no tienen derecho a la herencia, a una pensión por fallecimiento, o a la adopción, que se rigen por leyes nacionales.
Los requisitos para la inscripción en el registro son residir en la ciudad de Buenos Aires y acreditar, con testigos, por lo menos dos años de convivencia. Los miembros de la pareja no pueden ser menores de edad y si han estado casados, deben divorciarse previamente. Lo mismo ocurre si alguno de ellos formó previamente una unión civil: antes de contraer un nuevo compromiso, debe disolver el anterior.
La reglamentación, dictada a través del decreto 556/03, publicado el 15 de mayo último, establece un plazo de 60 días corridos a partir de esa fecha para la puesta en funcionamiento del Registro Público de Uniones Civiles. “En principio, se va a hacer con entrega de turnos, que se van a poder solicitar dentro de 40 días”, informó a este diario el director del Registro Civil porteño, el organismo encargado de confeccionar el registro y realizar los trámites. “Por ahora, lo seguro es que el lugar, tanto paralos turnos como para el acto de unión civil va a ser la sede de Uruguay 753, aunque se prevé habilitar oficinas en dos o tres CGP, en Belgrano, Recoleta y, probablemente, en Caballito. Luego se extenderá a otros, de acuerdo con la demanda”, informó el funcionario.
Pelliza advirtió que “de ninguna manera el Registro Civil piensa en algo similar a la celebración de un matrimonio”. “Será un acto ante un oficial público, formal y solemne, un una oficina, no en la sala donde se celebran los matrimonios”, explicó. Cigliutti, en cambio, imagina que será “toda una celebración”. Por lo pronto, no habrá libretas de unión civil sino certificados que acrediten la inscripción.
En el Registro Civil estiman que al principio habrá “una gran demanda de la comunidad homosexual, que es la que ha peleado por este derecho, pero luego se van a sumar las parejas heterosexuales”. En las oficinas de la CHA tienen archivadas centenares de consultas sobre cómo hacer el trámite. “Estábamos esperando que salga la reglamentación para poder responderlas”, dice Cigliutti.
Como requisito –según establece la ley– los solicitantes deben acreditar mediante por lo menos dos testigos “una relación de afectividad estable y pública con residencia en la ciudad de Buenos Aires por un período mínimo de dos años. La reglamentación autoriza al oficial público encargado de la ceremonia a exigirle el domicilio porteño solo a uno de los miembros de la pareja. “Este fue uno de nuestros reclamos, porque se sabe que la actualización del DNI no es una tradición entre los argentinos”, argumentó Cigliutti.
“La reglamentación de esta ley es un inmenso paso adelanto, no tanto por el hecho en sí sino porque se destraba un mecanismo que muchas veces es usado para evitar poner en marcha leyes que quizás molestan”, destacó Nelly Minyersky, docente e investigadora de la Facultad de Derecho de la UBA. Buenos Aires ha dado un paso que se extenderá con el tiempo a otros puntos del país: “Ya hay una ley aprobada en Río Negro y un proyecto del ARI en la provincia de Buenos Aires. También estamos promoviendo propuestas similares en Córdoba y Mendoza”, aseguró Cigliutti, convencido más que nunca de que la pelea recién empieza.

Producción: Paula Bistagnino.

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