Dom 30.09.2012

EL PAíS  › OPINION

La confusión

› Por Mempo Giardinelli

“El pueblo argentino, como nunca, duerme un interminable sueño, que se acabará cuando despertemos y ya no existamos como país.”

Así comienza un mail extraordinario que llega a mi computadora, enviado anónimamente y supongo que destinado a que cada destinatario despierte de la supuesta irrealidad en que vive.

Me parece interesante compartir con los lectores la asombrosa repetición de lugares comunes que hacen los promotores de estas campañas lanzadas desde las hoy llamadas “redes sociales”.

Veamos, sólo como ejemplos, algunas afirmaciones que hacen:

1) “Apretaron a la Iglesia. Apretaron al Campo. Apretaron a los medios y periodistas. Forrearon a las FF.AA. Apretaron a la oposición, a la Industria, a la Justicia.”

2) “Tienen fuerzas de choque y patoteros pagos, que sacan de las cárceles cuando los necesitan, para pegarle a la gente y provocar en los cacerolazos.”

3) “Transformaron el Congreso en escribanía. Extorsionan y patotean a gobernadores e intendentes.”

4) “Hicieron y hacen terribles negociados con la obra pública. Compran los votos de los legisladores. Esta época es peor que cuando usaban la Banelco.”

5) “Son más corruptos que todos los presidentes anteriores juntos.”

6) “Nos aislaron del mundo (...) Argentina está devaluada, no existimos. Tenemos una economía cerrada.”

7) “Nos distraen con la ley de medios y el voto a los 16 años, como si no hubieran cosas más urgentes.”

8) “Pronto tampoco va a haber propiedad privada ni libertad individual.”

9) “Cada día vemos cómo matan a nuestros vecinos; nadie responde, nadie hace nada.”

10) “No llenan una tribuna sino es con dádivas, planes, micros. Autoconvocados no tienen a nadie. Ultrajaron el Indec. Mataron a López. Mataron a Juan Castro (...). Burlaron a los 400.000 electores de Patti, aprobado como candidato por la Cámara Electoral. Pisaron a maestros de Río Gallegos. Patotearon a los manifestantes en Plaza de Mayo. Dejan que la delincuencia no pague. Dan prisión domiciliaria a los violadores. Ignoran y verduguean a Macri.”

11) “Cada día hay más miseria. Crearon la fábrica del subsidio para generar más vagancia (...) Premian a los que menos hacen y castigan a los que laburan. Los que tienen cinco hijos ganan más que un jubilado.”

12) “No hay infraestructura vial, no hay salud, no hay seguridad, no hay educación, no hay previsión energética, no hay combustibles, no hay carnes, no hay leche, no hay estrategias ni políticas.”

13) “El año próximo importaremos carne, trigo y maíz.”

14) “Con el dinero de las drogas y la salud de nuestros hijos, ellos se compran campos y estancias en la provincia de Santa Fe.”

15) “Cuando sea expulsada de la Casa Rosada, la Presidenta vivirá en uno de los tantos palacios comprados en el extranjero, con dinero que robó, roba y robará.”

Entre las esperanzas, que las tienen, aseguran que ahora “nos queda Jorge Lanata. Pero él solo no puede hacer nada” porque “a este pueblo parlanchín y fanfarrón le sobra lengua y le falta coraje”. Todo escrito con grandes signos de admiración no forzados.

Como se aprecia, la histeria y el despropósito de estos enunciados son tan palpables que asombra que muchos argentinos/as puedan creerlos.

Es curioso, sin embargo, que en esa pintura del supuesto país horroroso en que creen vivir, no mencionan la tan meneada re-reelección presidencial, que por ahora no existe como proyecto legislativo concreto y todo lo que el país está viendo es sólo una creciente esgrima periodística. A la que no habría que hacer caso, y menos si acusan de confrontativa a la Presidenta cuando la verdadera confrontación –sistemática e implacable– la generan y sostienen los medios encabezados por el Grupo Clarín.

Ellos son, además, la verdadera y más poderosa oposición que hoy existe en la Argentina. Alarmados porque se acerca el 7 de diciembre y la lucha ideológica devino también económica, es presumible la tentación de que se rompan los principios de la democracia. El golpismo destituyente, como lo prueba la historia de nuestro país, puede llegar incluso a estimular formas de violencia. Ojalá me equivoque, pero podríamos estar en vísperas de días sombríos.

Bien haría el Gobierno en tener en cuenta todo esto, por si acaso, pero sobre todo es imprescindible que tomen nota de ello algunos dirigentes que parecen no advertir la gravedad y exageración de sus reclamos, pero llaman a marchas y manifestaciones que no es seguro que controlen. Hugo Moyano, Pablo Micheli y Pino Solanas, entre ellos, que ya están coincidiendo con los señores Macri, De Narváez, Buzzi, Duhalde, De la Sota y Cecilia Pando.

Digan lo que digan, en la cancha parecen estar pateando todos para el mismo lado: la desestabilización. Porque si se trata de construir alternativas para vencer electoralmente –para lo cual tienen derecho, y también muchos deberes– no parece ser éste el camino. Y menos el de confundir a la ciudadanía exagerando el pánico.

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