EL PAíS › APARECIO ANOCHE ALFONSO SEVERO, QUE DEBIA DECLARAR EN EL JUICIO POR EL ASESINATO DE MARIANO FERREYRA
El hombre, que fue gerente de la empresa Ferrobaires, tenía que dar su testimonio ayer. Su familia denunció que había desaparecido el miércoles por la noche. Fue hallado un día después maniatado en una calle de Avellaneda.
› Por Irina Hauser
La desaparición de un testigo que debía declarar ayer en el juicio por el asesinato de Mariano Ferreyra desató gran conmoción dentro y fuera de tribunales, además de una búsqueda a nivel nacional. Después de casi 24 horas sin rastros de su paradero, Enrique Alfonso Severo apareció por sus propios medios. Su hijo Gastón había denunciado que el miércoles a la noche iba a visitar a su nieto, a sólo diez cuadras, pero nunca llegó a destino. Severo, de 50 años, fue gerente de la empresa Ferrobaires y si bien no estuvo presente en los sucesos que terminaron en el homicidio del militante del Partido Obrero, había expectativa de que su testimonio aportara elementos sobre la vinculación entre la conducción de la Unión Ferroviaria (UF) y la patota que ejecutó el ataque, dirigido a una protesta de trabajadores tercerizados, el 20 de octubre de 2010. “Aunque sea muerto voy a declarar. ¿Me querían muerto a mí? El mensaje no fue para mí, fue para la Presidenta”, aseguró ayer, pasada la medianoche, al salir del hospital Finochietto.
Después de un día de búsqueda, con el despliegue de fuerzas de seguridad nacionales y de la provincia de Buenos Aires, por la noche un llamado anónimo reportó al 911 que al lado de una remisería en Avellaneda había un hombre con las manos atadas. Cuando la policía llegó, encontró a Severo cerca de la avenida Mitre, con su familia. Después se subieron a un auto y fueron hasta el hospital Finochietto, donde fue asistido. Fabián Abba, empleado de Diario Popular, relató que encontró a Severo en la calle “como perdido” con precintos de plástico en sus manos, que él cortó. Dijo que llamó al 911 pero que, como no fue nadie, se comunicó con el número de una remisería que le dio el testigo y así llegaron sus familiares.
Los primeros reportes de Investigaciones de la bonaerense daban cuenta de que Severo había tenido las manos atadas y no tenía mayores signos de violencia. Severo habría llegado a decir a la policía que lo cruzaron con una moto hombres armados cuando manejaba su auto, un Renault Clío color negro. Todavía no se precisó que pasó en el ínterin, algo que deberá esclarecer la justicia luego de tomarle declaración.
El vehículo, patente HGA137 fue hallado ayer estacionado correctamente en la vereda izquierda del pasaje Angaco al 1500. Pero según tres testigos no había estado en ese lugar por la mañana sino que apareció al mediodía. Al abrirlo, los efectivos bonaerenses encontraron la llave puesta, un papel de Severo que consignaba un cambio de domicilio, dinero y una medicación. Las pericias habrían arrojaron la presencia de cuatro huellas dactilares, dinero y también una medicación.
Gastón Severo, hijo del testigo reaparecido, contó por la noche en canal 9 que su padre llegó a narrarle que lo habían tenido cautivo “en un lugar a tres cuadras” del predio ferroviario llamado “kilo 4”, que utiliza Ferrobaires. “Está golpeado en la cabeza”, dijo, y explicó que tiene las manos afectadas por la atadura. “Está deshidratado y vomitaba y tosía”, describió. Sostuvo que por esto no pudo hablarle demasiado.
Cuando denunció la desaparición por la mañana, el joven explicó que en la noche del miércoles su padre había anunciado que iría a visitar al nieto. Salió cerca de las once y media de la noche, relató. “Dijo ‘estoy yendo’ pero nunca llegó”, contó. Explicó que como no llegaba comenzó a llamarlo al celular, sin éxito. Los investigadores corroboraron que ese teléfono quedó desconectado en la zona cerca de la medianoche. En todo momento el joven sostuvo que creía que se trataba de un secuestro.
La esposa del testigo desaparecido, Silvia Núñez, hizo la denuncia en la madrugada, cerca de las tres, y la pesquisa quedó a cargo del fiscal de Avellaneda Alejandro Rojas. Por la tarde, impulsó otra, en Capital Federal, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) que representa la querella de la mamá de Mariano Ferreyra en el juicio oral que sustancia el Tribunal Oral Criminal 21. Por eso se abrió otra causa que quedó a cargo del fiscal José María Campagnoli y del juzgado de instrucción 2, que también tomó algunas medidas preliminares.
La familia habló también de amenazas telefónicas en los días previos a su declaración. El Ministerio de Justicia salió a aclarar que no había hecho denunciado y por eso no estaba en un programa de protección de testigos.
Ante la situación de incertidumbre y la confirmación de que Severo no llegaba ayer al juicio oral a la hora señalada, el TOC 21 informó la ausencia ante los presentes y la búsqueda que se estaba llevando a cabo, pero siguió con la audiencia, donde desfilaron con normalidad otros testigos (ver aparte), aunque se ausentó otro que habría sido aportado por Severo, según informaron allegados al caso.
Severo había declarado por primera vez como testigo en la causa por el asesinato de Mariano Ferreyra un día después de los hechos en Barracas. Se presentó para denunciar que la misma noche del crimen tirotearon el frente de su casa. En 2009, cuando lo echaron de Ferrobaires, había denunciado un atentado similar, y puso sobre el tapete una pelea con quien mandaba en la empresa, Alberto Trezza, ligado al duhaldismo, y otros hombres de sus filas, como Héctor “Chuly” Carruega.
Al presentarse en la fiscalía de Cristina Caamaño contó que el 19 de octubre de 2011, un día antes del asesinato de Ferreyra, hubo una convocatoria a trabajadores ferroviarios en dependencias de la Unión Ferroviaria en la estación Constitución para participar del ataque de la patota que pretendía evitar el corte de vías que planeaban en protesta trabajadores tercerizados de la línea Roca. Su testimonio en el juicio oral tenía también un costado difícil porque durante la etapa de instrucción no todo lo que aseveró se pudo corroborar. Quizá su mayor aporte podría estar centrado en describir los mecanismos de la cúpula de la Unión Ferroviaria para sostener su poder político y económico y su relación con el grupo de choque que mató a militante del PO. Su hijo anunció ayer que seguro irá a declarar en cuanto esté en condiciones.
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