EL PAíS › LOS OPOSITORES TRATAN DE CAPITALIZAR LA MOVILIZACION DEL 8N
Con distintas formas y diversos argumentos, los referentes opositores se agolparon a interpretar la masiva manifestación del 8 de noviembre, en busca de sacar tajada de los potenciales votantes que vieron allí. La mayoría no fue al cacerolazo, pero todos sin falta se lanzaron a capitalizar los resultados. “Fue un día para emocionarse. Estoy muy contento”, sentenció el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, con partes de la ciudad inundadas y atestadas de basura. “La gente no quiere esperar tres años más”, sentenció el líder del PRO. Con menos responsabilidades institucionales, el diputado Francisco de Narváez se mostró más circunspecto: “Fue un mensaje para todos”, indicó. El radical Ricardo Alfonsín, en tanto, no habló del rol que debe jugar la oposición sino que vaticinó que el oficialismo elegirá a Daniel Scioli en 2015 como su candidato a presidente.
Para Macri, el jueves los argentinos se movilizaron “como nunca antes en la historia”. De lado quedaron las manifestaciones masivas de los años ochenta ante los levantamientos de Semana Santa y la movilización a Ezeiza en 1973, que se considera la más masiva de la historia. Se sabe: la rigurosidad histórica no es el fuerte de Macri. Tampoco lo fue el don de la oportunidad, al menos ayer: con la ciudad inundada y repleta hace una semana por la basura, el jefe de Gobierno aseguró que se siente “muy contento, feliz”. Su disociación de su rol institucional fue similar a la foto que se sacó con el grupo KISS (ver aparte). “La oposición tiene que seguir aprendiendo. Al desastre que se hizo el año pasado transformando una interna en externa, con múltiples candidatos, que ninguno lograba entusiasmar”, indicó.
“La gran protagonista, la que recibió el mensaje del día de ayer es la Presidenta”, apuntó Macri, quien le reclamó que escuche. “Lo que hizo el pueblo argentino merece orgullo. Demostró que hay una Argentina y una energía positiva impresionante. Para mí fue una fiesta cívica sin precedentes por lo masivo, por lo pacífico, por lo claro del mensaje”, indicó el líder de PRO. El jefe de Gobierno dejó una frase que seguramente se prestará a polémica: “El próximo cambio va a ser en el 2015 y la gente no quiere esperar tres años en esa dirección”.
“No hay peor sordo que el que no quiere oír”, sentenció De Narváez, quien sostuvo que el kirchnerismo debe “entrar en el plano del debate de las ideas, que hace mucho tiempo falta. Claramente, no podría haber una solución a la inflación o a la inseguridad si no hay un debate de por medio”. “Fue una marcha muy importante, hubo un reclamo muy importante hacia la dirigencia política”, interpretó el Colorado. “El Gobierno debe aceptar que la inseguridad es una realidad y estamos perdiendo la batalla, que la inflación carcome el bolsillo de todos los argentinos, sobre todo de los que menos tienen, y que tener Impuesto a las Ganancias sobre el salario es una injusticia”, remarcó.
Por su parte, Alfonsín se dedicó a hacer un pronóstico sobre las conductas futuras del kirchnerismo. “Lo único que el Frente para la Victoria va a cambiar luego de la manifestación del 8N es la opinión que tiene de Daniel Scioli. Empezarán a verlo como el mejor estadista, el más leal y el más comprometido con el modelo”, se imaginó. “En otras palabras quienes creían que el centroderecha podría estar representado por el PRO pueden llevarse la sorpresa de comprobar que ese espacio será ocupado por el Frente para la Victoria”, vaticinó. “Ojalá se disponga a producir los cambios necesarios para detener la inflación”, pidió Alfonsín.
El dirigente del GEN Gerardo “Jerry” Milman consideró que “la sociedad llegó al hartazgo con un gobierno que invade la privacidad de sus ciudadanos y no le garantiza la vida en los servicios públicos, seguridad, salud y educación”. “La sociedad nos reclama nuevos liderazgos, con memoria del pasado. Es hora de renovar para reformar el Estado”, propuso el dirigente del espacio de Margarita Stolbizer.
En tanto, un sector de Proyecto Sur, el Movimiento Emancipador, salió a cuestionar a sus dirigentes por la “simpatía con el cacerolazo”. “El posicionamiento equivocado de algunos referentes de Proyecto Sur es un error más, de los muchos acumulados por una dirigencia, que se arroga el derecho de decidir, desconociendo al conjunto de la militancia”, indicaron. “La convocatoria al cacerolazo surge de una fracción de grupos concentrados del poder económico y de la derecha del espectro político”, interpretaron, al tiempo que cuestionaban a la dirigencia de su espacio por “un ejemplo del oportunismo de subirse a cualquier reivindicación que tenga buena prensa”.
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