EL PAíS
› UNA ENCUESTA DA UNA INSOLITA APROBACION AL GOBIERNO
Ataque de optimismo record
Sólo uno en cien consultados cree que las cosas empeorarán y Kirchner tiene un nunca visto 92 por ciento de aprobación. Una amplia mayoría ve mal el país, pero confía en el futuro.
› Por Raúl Kollmann
La primera semana del gobierno de Néstor Kirchner disparó todavía más las expectativas, al punto que sólo una de cada cien personas piensa que las cosas en el país van a empeorar. Se trata de un registro record, porque hace apenas seis meses la mitad de la gente consideraba que la Argentina iba a ir cuesta abajo. El propio Kir-
chner registra una imagen positiva inédita para un presidente: nada menos que el 92 por ciento de las personas lo evalúa bien o muy bien y nadie –cero por ciento– lo califica con un mal o muy mal.
Las conclusiones surgen de la encuesta realizada por la consultora Opinión Pública Servicios y Marketing que lidera Enrique Zuleta Puceiro. El trabajo, que es parte del llamado Monitor de Tendencias Económicas y Sociales, registra la opinión de 110 personas entrevistadas en sus hogares y respetándose las proporciones de edad, sexo, nivel económico-social y distribución regional en el país. La coordinación estuvo a cargo de Isidro Adúriz y Julián Lisa.
“El cambio mayor es, sin duda, el referido a la imagen que la gente tiene sobre el futuro del país –señala Zuleta–. Antes de las elecciones, un 45 por ciento de los consultados decía que las cosas iban a mejorar, ahora ese porcentaje trepó en forma espectacular al 78 por ciento. Es una explosión de optimismo. No se le puede poner otro nombre.” De todas maneras, no es que la gente de repente crea que la Argentina se convirtió en un paraíso. Cuando a los encuestados se les pregunta por la situación actual del país, casi la mitad dice que es regular y un 40 por ciento opina que la situación es mala o muy mala, mientras que apenas una de cada diez personas cree que la Argentina está bien. Los ciudadanos ven el cuadro de crisis, aunque habría que decir que hace sólo seis meses, el 70 por ciento decía que la situación era mala o muy mala y ese porcentaje se redujo ahora casi a la mitad.
Para Zuleta, el crecimiento asombroso del optimismo tiene que ver con que la gente ve muy bien al Presidente, al punto que ni uno sólo de los mil cien entrevistados opinó mal o muy mal de los primeros pasos de Kirchner. “Este último dato no registra antecedentes en anteriores presidencias –recordó el consultor–. Es cierto que siempre hubo alto nivel de aceptación de los presidentes que recién llegaban a la Casa Rosada, pero jamás existió una ausencia total de juicios negativas. Eso no lo habíamos visto nunca. Y a esto hay que agregarle también otro dato casi inédito: la altísima valoración del ministro de Economía, Roberto Lavagna.”
Según el estudio de OPSM la gente habla, en primer lugar, de la “sencillez” del Presidente y menciona en un segundo plano como atributos la capacidad para lograr acuerdos entre los argentinos y la honestidad. Todo resulta más que curioso teniendo en cuenta que hace exactamente un año, Kirchner contaba apenas con el dos por ciento de la intención de voto y el 61 por ciento de los encuestados no sabían de qué provincia era gobernador. Zuleta sostiene que el estilo de acción directa, sin intermediaciones, al estilo de lo que se hizo en Entre Ríos, recoge la adhesión de nueve de cada diez personas.
“El clima de optimismo se registra claramente en el cuadro en el que se le pregunta a la gente qué cosas van a mejorar, cuáles seguirán igual y cuáles van a empeorar. No hay pesimismo en los temas decisivos, como es la actividad económica, la salud, la educación, la lucha contra la corrupción o la creación de empleo. Las mayores dudas están en los temas de seguridad y en las protestas callejeras. Pero es un panorama de alto optimismo, casi sin factores que susciten incertidumbre o inquietud.”
En el tema central de la semana, la reestructuración militar, el estudio de OPSM muestra un fuerte nivel de adhesión a lo que decidió el Gobierno. Ocho de cada diez personas está a favor y los que creen que fue una mala decisión son apenas el 1,4 por ciento del total de los encuestados. Hay una abrumadora mayoría que considera que el paso dado va a contribuir con la actualización de las Fuerzas Armadas.
–¿Existe alguna razón concreta que justifique este optimismo o es simplemente que la gente quiere creer?– le preguntó Página/12 a Zuleta Puceiro.
–Existen razones concretas. Hay euforia por la derrota del menemismo, porque se piensa que ya no están los de siempre, porque se derrotó al establishment. Existe la sensación de que “ahora no nos para nadie” y un sentido de protagonismo, de haber logrado algo muy importante. Cuando asumieron otros presidentes, en el ‘83, el ‘89 o el ‘99, siempre había una franja que se mantenía con reservas, diciendo “vamos a ver” y que se correspondía con el partido derrotado, en un caso el peronismo, en otro el radicalismo o la centroizquierda. Ahora se siente ganadora casi toda la sociedad, porque la impresión que siempre existió es que la Argentina es un país con posibilidades, pero que tenía encima una conspiración de políticos e intereses económicos. La derrota de Menem abrió las compuertas: porque antes el ciudadano común estaba convencido de que iba a ganar el voto-licuadora que expresaba el riojano. Ahora, que ese fenómeno fue derrotado, la gente parece decir “ganamos” y surge una enorme energía que antes estaba retenida.