EL PAíS
“Es el primer lugar al que no voy tipo bombero”, dijo el ministro Filmus
Daniel Filmus viajó al Impenetrable chaqueño a conocer las escuelas de la comunidad wichi. Los chicos aprenden en las dos lenguas y estudian a pesar de la precariedad en la que viven.
“Toh Lonomhen”. Bienvenidos, en idioma wichi. Con esa frase, los pobladores del Impenetrable chaqueño recibieron el jueves a un visitante importante: el ministro de Educación de la Nación. Desde su asunción el pasado 25 de mayo, la preocupación de Daniel Filmus había sido resolver los problemas urgentes. En esta oportunidad, pudo escapar de la coyuntura y aceptó la invitación de su par chaqueño Luis Verdún para recorrer escuelas rurales y centros educativos bilingües en el interfluvio Teuco-Bermejo, donde el gobierno provincial proyecta establecer una zona de 150 mil hectáreas destinadas exclusivamente a los wichis. “Es el primer lugar al que no voy tipo bombero”, reconoció Filmus, que aceptó el desafío de dos viajes en avión, el aterrizaje sobre una pista de tierra y un periplo de más de una hora en camioneta. La comitiva debió parar en cada punto del trayecto en el que había una escuelita y los alumnos esperaban al “Señor Ministro” con una bandera desplegada a la vera de la ruta.
Apenas arribó en el avión de la Gobernación a Fuerte Esperanza, una localidad fundada en 1978 que posee en la actualidad alrededor de mil habitantes, Filmus pudo palpar la realidad educativa del lugar: aulas superpobladas, garajes convertidos en salas de estudio y falta de mantenimiento edilicio. A 435 kilómetros de Resistencia, la población de Fuerte Esperanza no capta ninguna señal de televisión abierta, excepto los que poseen una antena satelital, y lucha por reactivar su desaparecida FM. Una escuela de EGB con 256 alumnos y un bachillerato con orientación agraria con 150 alumnos son los dos únicos establecimientos educativos. La escolaridad de jornada completa que gozaban los chicos está siendo reevaluada por las autoridades de la provincia, que alegan un pedido de los padres al respecto, pero los docentes muestran su oposición y afirman que los chicos están más contenidos en la escuela que en sus casas. La protesta se repite en Nueva Pompeya, la población más antigua del Impenetrable con sus 102 años, donde los maestros esperan al ministro chaqueño con una pancarta y reclaman explicaciones.
La siguiente escala es Pozo El Sapo, donde la congregación católica de los Hermanos Maristas estableció en 1990 una escuela de formación bicultural para los wichís. Allí los docentes criollos reciben la colaboración de los auxiliares docentes aborígenes, conocidos por su sigla “ada”. “Hay un taller de artesanías, huerta y apicultura”, cuenta orgulloso David Calvo, un marista que llegó hace tres años a la comunidad y hace de interlocutor con los indígenas. Los wichis muestran cómo convierten la fibra del chaguar, una especie cactácea de la zona, en cestas, cortinas o artesanías con forma de animales, y le obsequian a Filmus, antes de su partida, un mortero hecho con la madera del palo cruz.
La penúltima parada es Pozo Colorado. El EGB 920 es testimonio del esfuerzo de su director, Rodolfo Correa, a cargo de una población de 28 alumnos. El docente integró a los padres en una cooperativa caprina, apoyada por el programa provincial Pro-Gano. Pide 15 hectáreas de las tierras fiscales adyacentes. “Me parece que nos quedamos cortos, van a necesitar más”, asegura Verdún, quien se compromete a tramitar la solicitud ante la Dirección de Colonización. Daniel Filmus obsequia a la escuela un microscopio y los chicos retribuyen con un frasco de vizcacha en escabeche a él y a cada uno de los visitantes.
El viaje sigue entre caminos pedregosos y pronunciados baches, esquivados en arriesgadas maniobras por los avezados conductores. Finalmente, aparece en el horizonte la población de Wichi-El Pintado, en las cercanías del río Teuco, que arrasó hace 15 años con el asentamiento original. La escuela 517, con 164 alumnos, da la bienvenida a la comitiva. Los chicos llenan de notitas, garzas de madera y besos a Filmus. Aquí también las condiciones son precarias: falta revoque en los techos, mobiliario y útiles. Los ministros apuran el paso porque los espera una gran fiesta a pocos metros de allí, en el EGB 3. La construcción de esa escuela se inició en 1998 y su inauguración se produjo un año después,cuando todavía había un techo provisorio de nylon y las ventanas aún no habían sido colocadas.
La entrada de las banderas de ceremonia, el Himno Nacional y el discurso de la intendenta de El Sauzalito abren la ceremonia. A su turno, Ponce Digán, jefe de uno de los clanes, hace en su medio castellano un pedido: “movilidad para los chicos, que vienen de lejos”. La fiesta sigue con la danza de la primavera, interpretada por tres jóvenes wichis vestidos con taparrabos indígenas, arcos y flechas. Se ganan todos los aplausos.
Mónica Zidarich, artífice de la institucionalización de la enseñanza bilingüe y bicultural, cuenta que la lengua wichi fue sistematizada por los misioneros anglicanos en los ‘50. “Es dificultoso integrar a los chicos criollos con los wichis; el biculturalismo es siempre el del dominado”, reconoce. Pide que se encare una “política de Estado de formación docente” y cuenta con orgullo que han entregado a Filmus dos libros bilingües en los que ha sistematizado la enseñanza del wichi. Desde 1987 existe en Presidencia Roque Sáenz Peña el Centro de Investigación para la Formación de la Modalidad Aborigen (Cimfa), pero en el instituto hay muchas promesas incumplidas: faltan becas, albergues estudiantiles y un comedor para los estudiantes que llegan de los lugares más recónditos de la provincia.
Al terminar el acto, las autoridades recorren las aulas y apenas pueden probar bocado. El tiempo comienza a descomponerse y hay que llegar rápido a Fuerte Esperanza para abordar el avión de la Gobernación que trasladará a los ministros a Resistencia. El largo día llega a su fin. Los chaqueños despiden a los visitantes con sus típicos dos besos. Daniel Filmus se lleva una caja repleta de carpetas entregadas por docentes de las distintas escuelas y de pedidos concretos. Entusiasmado, el ministro se propone una nueva meta para su itinerante gestión: la Puna.
Informe: Mariano Roca