EL PAíS › LOS ENCUESTADORES ANALIZARON LAS POSIBILIDADES DE LOS ELECTORES JOVENES
Según los analistas consultados, finalmente irán a votar tres de cada cuatro de los inscriptos. Podrían incidir en un uno por ciento de los votantes, por lo que coincidieron en que no tendrán peso decisivo en el resultado.
› Por Raúl Kollmann
La mayoría de los encuestadores considera que es “muy buena” la proporción de jóvenes de 16 y 17 años que hicieron el trámite de renovación del DNI para estar en condiciones de votar. Eso no significa que concurrirán a las urnas, pero es muy posible que lo hagan tres de cada cuatro de los que hicieron el trámite. El sentido del voto produce algunas controversias. Están los que piensan que el apoyo de esos jóvenes va a ser proporcional entre las distintas candidaturas de octubre y los que creen que una mayoría se inclinará por el oficialismo, más activo en esa franja. Sin embargo, todos coinciden en que la incidencia rondará un uno por ciento del total de los votos. Es decir, no tendrá un peso decisivo.
Graciela Römer es titular de la consultora Römer y Asociados. Su análisis parte de los números crudos. “En verdad, ese segmento representa aproximadamente el 5 por ciento del total de electores. Si solo hicieron los trámites correspondientes la mitad de ellos, la incidencia sobre el total del padrón no superaría el 2,5 por ciento, que son más o menos esos 750.000. Si admitimos que esos nuevos votantes son más proclives a ir a votar, probablemente la mayoría lo haga, es decir que concurra a las urnas. Y si admitimos también que existe una tendencia de los jóvenes a votar más por el oficialismo que por la oposición, de todas maneras el aporte a las del Frente para la Victoria no excedería el 1,5 por ciento del total de votos del oficialismo.”
Artemio López, que encabeza la consultora Equis, tiene una mirada bastante similar. “Que haya ido el 57 por ciento a cambiar el DNI es una proporción importante dada la novedad de la medida y la no obligatoriedad de voto de la franja. En términos electorales, más allá de los discursos absurdos sobre manipulación de jóvenes, el nuevo segmento de votantes de 16 y 17 años no cambia nada, pues se distribuirán proporcionalmente en todos los agrupamientos políticos. Por caso, si todos los jóvenes nuevos votantes votaran una sola alternativa, incrementaría su acumulado un uno por ciento a nivel nacional. Nada estadísticamente significativo es esperable entonces en materia de preferencias electorales. El cambio es cualitativo en términos de la ampliación de derechos ciudadanos que supone la medida.”
También a Analía del Franco le parece importante la proporción de chicos que hicieron el cambio de DNI. “Nosotros encuestamos hace unos meses –-señaló la titular de Analogías–, y sólo un 40 por ciento dijo que le interesaba votar. En el último tiempo, esa proporción subió al 60 por ciento. Teniendo en cuenta que el voto es voluntario, es muy bueno que haya esa proporción en condiciones de ir a las urnas. Es un grupo social al que no le interesa tanto la política diaria y aun así mostró disposición. Del total que tiene el trámite hecho, es posible que el 75 por ciento vaya a votar. En principio, reforzarán el voto que ya existe en cada distrito. Por ejemplo, es casi seguro que la mayoría de los jóvenes vote al oficialismo en la provincia de Buenos Aires, pero lo hará por la oposición en otros distritos. No me parece que vayan a dar vuelta ninguna elección. Hay un tema importante: esta franja conoce muy poco a los actores, a los candidatos. De manera que serán importantes las campañas, la forma en que los candidatos les hablen. Ellos ya hicieron su parte: cambiaron el DNI. Ahora viene el papel que tienen que jugar los políticos presentándoles sus propuestas. Ojo que no me parece que se vayan a enganchar mucho con discursos muy negativos. El joven de esa edad tiende a ser optimista.”
“Durante el contexto de debate de la ley de ‘voto joven’ –señala Ignacio Ramírez, de Ibarómetro–, realizamos un estudio cuyos resultados publicó Página/12. Daba que un 58 por ciento manifestaba interés en votar en caso de que se aprobara esa posibilidad. Los números de trámites realizadas confirma aquel pronóstico e ilustran una amplia vocación participativa en el nuevo segmento incorporado al universo electoral. El peso e impacto que podría ejercer el voto del nuevo segmento debe ser examinado desde un punto de vista simbólico y no numérico. Pese a que las preferencias electorales que pudieran predominar en este segmento no tendrán un impacto significativo sobre los resultados globales de las elecciones, los votos de los jóvenes de 16 y 17 gozarán de una especial cobertura y constituiría el indicador más elocuente de la capacidad de cada fuerza política para interpretar y convocar a los jóvenes. La adhesión juvenil siempre resulta un activo emocional muy potente para cualquier espacio o proyecto político. Por otra parte, en virtud del carácter optativo del voto es muy posible que se desarrollen estrategias comunicacionales específicas orientadas a activar y movilizar el ‘voto joven’. El volumen de inscriptos no debe ser interpretado como un dato más, sino que sobran señales que permiten sostener que se trata de un sector con ganas de salir a la cancha y expresar sus puntos de vista. La ampliación de derechos suele ser un instrumento que promueve la participación e implicación política.”
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