EL PAíS
› LA BABELICA ELECCION PROTAGONIZADA POR BUSSI Y ALPEROVICH
Los 1800 lemas del confuso Tucumán
El genocida es favorito a intendente, el oficialista a gobernador, en una campaña con una increíble cantidad de candidatos.
› Por Felipe Yapur
Si hay un lugar en el país donde el sistema político mejor expresa su estado de degradación, es Tucumán. La profunda crisis política social y económica en que vive inmersa la provincia desde hace más de 25 años ha llevado a que uno de cada 23 tucumanos –873.935 es el padrón electoral– tenga su nombre estampado en uno de los más de 1800 sublemas. Boletas donde el objetivo no es la conquista de un espacio de lucha para construir una alternativa y transformar la realidad, sino más bien es, en la mayoría de los casos, el pasaporte a una salvación económica personal. Es en este escenario donde los tucumanos deberán elegir hoy su nuevo gobernador. Según los últimos sondeos de opinión, tienen como favorito a José Alperovich. Este es el candidato del oficialismo que conduce Julio Miranda, el hombre que provocó por desidia y omisión la muerte de decenas de niños por desnutrición hace poco menos de un año.
Si algo caracteriza a los electores tucumanos es seguramente la falta de memoria, no sólo por lo que sucedió apenas unos meses atrás, cuando todos los medios de comunicación del país mostraban los rostros cadavéricos de infantes que morían por efecto de la desnutrición cuasi estructural. Esa ausencia también se manifiesta con crudeza en la alta intención de votos que recoge el genocida y ex gobernador Antonio Bussi, que lo coloca como el casi seguro triunfador en la puja por la conducción de la municipalidad de la capital tucumana.
Esta falta de memoria y hasta cierta responsabilidad con los hechos del pasado debe ser la razón por la que todavía la Suprema Corte provincial mantiene pendiente de resolución la recusación por inhabilidad moral que interpusieron los organismos de derechos humanos tucumanos hace más de un mes contra el ex dictador (ver nota aparte).
Sin opinar sobre esto, Alperovich parece encaminarse sin problemas al triunfo. Con un Miranda escondido entre las cortinas de la casa de gobierno, el ex legislador radical, ex ministro de Economía y actual senador del PJ guarda un estratégico silencio. “Para qué hablar, si gana haciendo la plancha”, dicen alrededor del candidato que cuenta con el apoyo del presidente Néstor Kirchner. Y esa condición de candidato bendecido por el jefe del Ejecutivo nacional no es un dato menor. En la villa miseria que se alza a sólo ocho cuadras de la casa de gobierno, Sergio y Ramona Abregú cubrieron la puerta de su rancho con afiches del candidato del PJ. Junto a cinco de sus ocho hijos –el resto duerme en el rancho de la abuela por falta de espacio– estos desempleados y beneficiarios de un Plan Trabajar que ella consiguió, juran que su voto será para Alperovich “porque es de Kirchner y Kirchner hace cosas”.
Detrás del oficialista la pelea por el segundo puesto es palmo a palmo. Prácticamente en un empate técnico están el ex fiscal anticorrupción, Esteban Jerez, y el vástago del genocida, Ricardo Bussi.
Jerez supo ganar su popularidad a través de su trabajo como fiscal anticorrupción. Una figura judicial que Miranda creó a poco de asumir con la intención de investigar la gestión de Bussi. El actual mandatario lo nombró luego de que el hoy presidente de la Comisión de Juicio Político, Ricardo Falú, lo recomendara. Nunca imaginó que Jerez se tomaría tan a pecho su función que no sólo investigó la administración del ex dictador, sino que también se concentró en la gestión del inhábil Miranda, en la que la tarea del propio Alperovich fue objeto de una denuncia penal. Los intentos por desacreditarlo y removerlo del puesto catapultaron a Jerez a la arena política, codiciado no sólo por su mentor sino también por partidos como el Recrear de Ricardo López Murphy, y el ARI de Elisa Carrió. Allí no terminó la confluencia de intereses en el partido de Jerez, Unión por Tucumán. Se convirtió en una verdadera bolsa de gatos que lo debilitó y lo dejó casi sin posibilidades de triunfo. Esta heterogénea confluencia tiene incluso a candidatos como el ex diputado nacional Exequiel Avila Gallo, quien en los últimos días publicó solicitadas acusando a Alperovich, por su condición de judío, de agente del sionismo que pretende destruir la tradición occidental y cristiana del tucumano medio, quitar la cruz de la bandera local e instruir a la policía con comandos israelíes.
Ricardo Bussi y su padre comparten con el patético ex diputado estos argumentos, aunque no de manera tan cruda. El genocida y su hijo se limitaron sólo a pedir la bendición del obispo Luis Villalba “imbuidos como estamos de la fe católica, apostólica y romana”. El candidato de Fuerza Republicana recorrió la provincia acompañado de su padre, el único con condiciones de traccionarle votos, fruto de su deslucida gestión como diputado nacional. A diferencia de lo que ocurrió hace cuatro años, esta vez Ricardito, como lo llaman propios y extraños, no se irá a dormir esta noche para evitar autoproclamarse ganador y despertarse derrotado.
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