Mié 02.07.2003

EL PAíS

“Ganar no me dio ningún derecho; la gente me tendrá tolerancia cero”

José Alperovich, el gobernador electo, respondió, con un estilo peculiar, un reportaje de Página/12. Se describe y autoelogia, explica su relación con Miranda y con Kirchner. Y cuenta cómo piensa cambiar una provincia con un poder político desprestigiado.

› Por Felipe Yapur

José Alperovich, el gobernador electo, tiene más experiencia como empresario, banquero y piloto de autos de carrera que como político. El primer puesto en esta área lo tuvo apenas hace ocho años. De lenguaje directo, casi sin preocuparse por las formas, le gusta mostrarse como un hombre transparente, sencillo pero al mismo tiempo con la fuerza necesaria para realizar el cambio que declama para la provincia. “La gente tendrá tolerancia cero conmigo. Por eso al que meta la mano en la lata se la voy a cortar”, les dijo a los medios nacionales mientras desayunaba en una bar de Yerba Buena, una localidad al oeste de la capital tucumana que tiene como marco el imponente cerro San Javier. El discurso de Alperovich tiene un cierto aire de autoritarismo y de machismo. Sin embargo, el neojusticialista se define como un hombre del presidente Néstor Kirchner al compartir la capacidad de gestión, la firmeza y en el convencimiento de que hay que realizar un cambio cultural en la provincia.
–Usted habla de reconstruir la provincia. ¿Se puede hacer con la misma gente del justicialismo que tiene buena parte de la responsabilidad en la destrucción de Tucumán?
–Yo llego a ser gobernador sin compromisos con nadie. El único compromiso que tengo es con mi pueblo. Sé lo que piensa la gente y sé que ganar no me dio ningún derecho y la sociedad conmigo tendrá tolerancia cero. Por lo tanto, yo también tendré tolerancia cero con todos, porque no hay como antes seis meses de gracia. Vengo a jugar fuerte, muy fuerte. No vengo a joder. Nadie es más fuerte cuando el gobernador quiere hacer las cosas bien y cuando usa el poder porque sé en el ambiente que me estoy moviendo.
–¿Y cómo piensa utilizar ese poder?
–(Abre los brazos.) Trabajando bien, hermano. Que nadie me venga a apretar. Acá se acabó la joda. Tipo que meta la mano en la lata va a ir preso, voy a poner los mejores tucumanos. Me puedo equivocar o no. Pero acá debe quedar algo bien en claro. Acá el problema no sólo son los dirigentes políticos, también los son los dirigentes sindicales, los empresarios. Yo sé lo que debo hacer. Entonces, no tiraré treinta años de vida, de mi negocio y de mi familia. Yo vivo acá. No tengo casa en Buenos Aires, no tengo negocios en Miami. Acá tenés tipos como (Antonio) Bussi que viene cada tres años para las elecciones, se aloja en un hotel y después se vuelve. Yo tengo mis amigos, siempre estoy en el mismo café. Entonces (golpeando la mesa con su mano), no vengo a jugar, yo nunca hice nada incorrecto en mi vida. Creo que llego como nunca antes llegó un gobernador.
–Durante la campaña se despegó completamente del gobernador Julio Miranda. Sin embargo, eligió la casa de gobierno para anunciar su triunfo. ¿Por qué?
–Fui porque me parecía que debía ir. Ahora, ¿me está preguntando si tengo un compromiso con Miranda? Entonces le tengo que decir que no. De todas formas, el gobernador se portó muy bien conmigo. No me pidió cargos ni ministerios ni que coloque a tal o cual en tal lado. Se lo repito, se portó muy bien conmigo. Me habilitó el congreso partidario para que con cuatro meses de afiliado pueda ser candidato. No me ha jugado en contra.
–Eso es su relación con Miranda. ¿Pero qué pasa con el resto de los miembros del justicialismo?
–Lo voy a decir muy claro. Todo aquel que quiera joder va a estar cagao conmigo (sic). Yo no vengo a joder. Ya me conocen. Me conocieron cuando fui ministro o en cualquiera de mis actividades económicas. Yo no soy un tipo que se va a dejar torcer el brazo, soy un peleador nato. Además, para poder concretar esta transformación hay que llegar limpio. Si hubierapuesto gente en la policía, si hubiera sacado guita, yo sabría que me tendrían agarrado de las bolas (sic). Pero como yo no hice nada de eso. Nunca he hecho nada. Entonces no se puede transformar una provincia si cometió una cagada o se es responsable de algo.
–¿Y cómo piensa conducir con una Legislatura que está sospechada de cobrar para aprobar tal o cual ley?
–Mire, los legisladores también deben entender una cosa. Yo quiero una Legislatura prestigiosa. Sé cómo trabajar para lograrlo. El que me juegue por izquierda lo voy a denunciar a la Justicia. Yo voy a tener tolerancia cero con los legisladores. No hay tiempo para perder.
–¿Cómo va a influir su buena relación con el presidente Kirchner en los primeros meses de su gestión?
–El Presidente conoce lo que pasa en Tucumán porque hemos trabajado juntos cuando era candidato. El tiene un fuerte compromiso con la provincia y va a exigir que el gobernador sea correcto y va a ayudar muy mucho con toda su gente para que reconstruyamos a Tucumán.
–La oposición criticó su decisión de confluir todas las partidas presupuestarias que llegaban de la nación en una caja única. Y sostienen que así se desviaban los fondos al sistema de salud.
–Eso nunca fue cierto, hermano. En todo el país hay lo que se llama una cuenta única. En una crisis que vivió la Argentina, no se puede decir que si se recibe un dinero para pagar la luz no se pueda destinar a la salud. Esto se hace en todas las provincias.
–El problema es que Miranda nunca envió partidas para salud.
–Cuando yo fui ministro todo se manejó correctamente. Nunca hubo desviación de nada y fui muy eficiente.
–Una de las falencias de la administración provincial es la incapacidad de recaudar que tiene. Y éste no es un problema menor.
–Yo conozco muy bien lo que pasa en mi provincia. Acá hay muchos empresarios que evadieron mucho, que exportaron en negro. También ésos van a ser atacados, van a tener que cambiar sí o sí.
–Si bien plantea la necesidad de cambios estructurales, en lo inmediato qué piensa hacer, por ejemplo, para que no se le mueran más chicos de hambre como le sucedió a Miranda.
–Vamos a declarar el estado de emergencia social y sanitaria. Si yo junto todo el dinero que hay para el tema social, hay seis millones de pesos por mes. Si manejo bien esa plata podemos hacer distribuir seis veces mejor lo que se está haciendo hoy. Por eso digo que hay que despolitizar la tarea de gobierno. Todo aquel de mi gobierno que haga política con los planes sociales se va inmediatamente.
–Muchos de esos que como usted dice no supieron gobernar, van a ser legisladores y de su partido.
–(Tira su cabeza para atrás.) Pero, hermano, o tendrán que allanarse a mí o van a ser hombres que no van a poder funcionar políticamente.
–Usted habla de cambios fuertes, de tolerancia cero. ¿Cómo se define ideológicamente?
–(Largo silencio.)... No sé, yo no quiero poner rótulos, pero sí le digo que yo prefiero actuar. Todo se va a ver en los hechos.

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