Vie 04.07.2003

EL PAíS

Asombroso, un menemista renuncia a ser presidente

Moliné afirmó que no va a ocupar el cargo dejado vacante por Nazareno. El Tribunal se reúne hoy y posiblemente discuta quién sucederá al renunciante.
Petracchi es el que tiene más posibilidades.

› Por Irina Hauser

Hoy no será en la Corte Suprema el día de la redolarización, como había soñado Julio Nazareno. Pero ya comenzó otra clase de revuelos. Eduardo Moliné O’Connor les dijo a sus pares que no quiere saber nada con ocupar la presidencia del Tribunal y pidió anticipar las elecciones internas, que estaban previstas para noviembre. El hasta ahora vicepresidente de los supremos sabe que perdió poder entre ellos y, además, quiere evitar un lugar de tanta exposición en momentos en los que los diputados avanzan en su enjuiciamiento. Los ministros tendrán que resolver este entuerto en su reunión plenaria que comenzará a las 9.30 de la mañana. La conducción podría quedar en manos de Enrique Petracchi.
A una semana de la renuncia del líder de la ex mayoría automática menemista, la atmósfera que reina dentro de la Corte no es precisamente de cordialidad. Moliné O’Connor entró en una pendiente de ira, ante la presión en su contra que empezó a mostrar el Gobierno apenas se fue su amigo, y que completó ayer la Comisión de Juicio Político con la redacción de las primeras cuatro acusaciones. En el caso de Guillermo López, al incendio de su casa y sus problemas de salud, se le sumó la embestida explícita durante esta semana desde el oficialismo. Las versiones de su posible renuncia –desmentidas por sus colaboradores– proliferaban vertiginosamente por la tarde, igual que la de Adolfo Vázquez, que hoy volvería de un viaje. Carlos Fayt está irritado porque las causas en su contra todavía no fueron archivadas. Y la nominación del penalista Eugenio Raúl Zaffaroni para integrarse a un cuerpo tan conservador crispa al menos a los nazarenistas. Otros hablan de que será “un gran desafío”.
Moliné, viajero perpetuo y dirigente del tenis argentino, procuró minimizar el pánico de su gente: “De la Corte sólo me pueden sacar a las patadas”. Por lo pronto –y después se verá– avisó que quiere prescindir de ocupar cualquier cargo jerárquico en el Tribunal, lo que implicará su renuncia simultánea a la cúspide del Consejo de la Magistratura y al Jurado de Enjuiciamiento, ambos encargados de juzgar a los magistrados de tribunales inferiores. En el Gobierno hubo reacciones de satisfacción. “La presidencia de la Corte otorga demasiadas facultades a quien la maneja y es un gran paso que quede fuera de la órbita de los menemistas”, comentó a Página/12 un alto funcionario del Ministerio de Justicia.
Cuando se reúnan hoy, los supremos tendrán que analizar qué hacen con el planteo que hizo ayer Moliné O’Connor verbalmente y por escrito. Por lo menos tres jueces están dispuestos a adelantar la elección de presidente, aunque no faltan los que creen que “debe asumir su responsabilidad”. Si no hubiera mayoría para votar por un jefe, buscarían aunque sea una salida transitoria hasta que se produzca el nombramiento del nuevo juez, que no demoraría más de cuatro o cinco semanas. Un potencial candidato a presidente es Petracchi, que podría conseguir suficiente apoyo. Aunque también hay quienes mencionan que ese lugar correspondería a Fayt, por su antigüedad (cercana a 20 años) como ministro.
A esta altura, la famosa redolarización –para cuya firma Nazareno había fijado el día de hoy– parece un vago recuerdo. “Ya fue, no hay ni habrá votos suficientes ni tiene sentido nombrar conjueces”, dijo uno de los integrantes de la Corte, dando por hecho que el desembarco de Zaffaroni perfilará, para un conjunto de temas, una nueva mayoría junto con Petracchi, Augusto Belluscio, Juan Carlos Maqueda y Antonio Boggiano. En el acuerdo que está previsto podría también ocurrir algo sorprendente si los supremos desempolvan, tal como está previsto en el orden del día, una viejísima querella iniciada por Carlos Menem contra Hebe de Bonafini que lo calificó como “basura” en el programa televisivo de Jesús Quinteros, conocido como “El perro verde”. Será un verdadero test para este tribunal en plena metamorfosis, y en llamas. Será también una forma de librarse de un expediente que tuvieron cuatro años cajoneado y por el que la presidenta de Madres de Plaza de Mayo que obtuvo fallos favorables en las instancias previas, pidió el juicio político y promovió causas penales por retardo de justicia contra Sus Señorías.

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