EL PAíS
“Me siento representado por el kirchnerismo”
Jorge Telerman explica a Página/12 su relación con Ibarra y con la línea del gobierno nacional. Adelanta qué dirá durantela campaña. Y explica qué piensa de Macri y de Patricia Bullrich.
› Por Santiago Rodríguez
Jorge Telerman no lleva siquiera dos días como compañero de fórmula de Aníbal Ibarra, pero ya tiene claro lo que tiene que decir y adónde apuntar. “En términos de intereses económicos y sociales, está fuera de toda duda que (Mauricio) Macri encarna lo mismo que (Carlos) Menem”, subraya y advierte que el empresario “se pone un vestido de recién llegado a la política, como si haber hecho negocios con la política no lo pusiera tan claramente en el lugar tradicional de la política”. En diálogo con Página/12, el secretario de Cultura porteño destaca también que Ibarra privilegió lo público aun en medio de la peor crisis de la historia y demostró “cómo gobernar en momentos en los que tomar decisiones es cuestión diaria”. También confiesa que el peronismo del que “me sigo sintiendo parte es el kirchnerismo”.
–¿Por qué los porteños deberían votarlo a usted, en qué es mejor que Horacio Rodríguez Larreta?
–No se trata de personas, sino de conceptos claros y distintos en relación con lo público, el bien común y el rol del Estado. Esta gestión resguardó en el momento más candente de la crisis los intereses de la mayoría y las políticas activas en salud, educación, ayuda social y también en cultura; Ibarra optó dirigir los recursos económicos hacia aquellos lugares que le permitieron a la ciudad no desbarrancar, mientras el resto del país colapsaba. Esas decisiones son las que responsablemente permitieron que ahora la ciudad esté en capacidad de emprender este salto cualitativo, de tener un fortísimo desarrollo de su productividad económica. Lo que está en juego es este proyecto que defiende lo público.
–¿Por qué supone que Ibarra lo eligió a usted?
–En principio, porque las políticas culturales, y en esto hay historia y no empieza ahora, han tenido en estos tres años una dinámica muy contundente y visible y fue una opción por lo público. El error en todo caso es que yo soy el secretario del área, pero me parece bien que la haya elegido como eligió antes educación, cuando se inclinó por Daniel Filmus, porque es un acto muy honesto de decir “nosotros hicimos lo que tuvimos que hacer” y no buscar alguna figura marketinera externa.
–¿Le parece casual que en ambas ocasiones haya optado por peronistas?
–No. Lo hizo desde el primer día; Aníbal ejerció la transversalidad cuando no estaba de moda. Cuando fue elegido jefe de Gobierno, no tenía ninguna necesidad política de convocar dirigentes de fuera de su espacio y lo hizo no sin cierta resistencia. No es azar y la acción también estuvo determinada por abrir un espacio y que hoy claramente se consolidó el ARI y con el kirchnerismo como un espacio de militantes políticos que reivindicamos la política como herramienta de transformación social.
–En la anterior convocatoria a elecciones, Ibarra se decidió por Filmus. ¿Que haya optado ahora por usted cómo lo toma, es una suerte de revancha?
–Puede sonar a coquetería, pero ruego ser creído en lo que digo: todos los que participamos de este espacio y acompañamos a Ibarra sentimos que nuestros lugares son fungibles; tomo una frase de Kirchner que me parece más que apropiada: somos gente común que ocupamos lugares importantes. Me siento tan feliz y tan honrado en la Secretaría de Cultura como en la Vicejefatura de Gobierno. Mi interés es trabajar en un proyecto más abarcador de la ciudad que se inscribe en un proyecto nacional.
–¿Cuál diría que es el rasgo distintivo de Ibarra?
–Su profunda vocación de abrir diálogos entre distintos sectores. Cómo gobernar en momentos en que tomar decisiones es cuestión diaria es lo que también reveló Ibarra siendo que ejercía una gestión de envergadura por primera vez. Demostró una capacidad de toma de decisiones clara y precisa.
–¿Cuál va a ser su papel en la campaña?
–Acompañar a Ibarra y hacer todo lo posible para explicar que están en juego dos visiones tan claras y distintas.
–La relación de los jefes con sus vices suele no ser la mejor una vez que pasan las elecciones. ¿Cree que en el caso de ustedes será distinto?
–Entre la buena gente sí. Además, ha sido una elección exclusiva de Ibarra y no fue producto de negociaciones ni acuerdos con sectores.
–¿Qué le parece el rumbo que está tomando la campaña?
–Empieza a calentarse. Va a haber, por supuesto, un crecimiento en la vehemencia de los dichos, pero que rápidamente va a desembocar en la explicitación de los proyectos políticos, como pasó también el 27 de abril a nivel nacional se van a expresar claramente dos modelos.
–¿Quiere decir que Macri encarna lo que encarnaba Carlos Menem?
–Sin duda, en términos de intereses económicos y sociales, está fuera de toda duda. Las prácticas empresarias de Macri son las que tuvieron su punto culminante de éxito en la década del ‘90, con la concentración de la riqueza, con la transferencia de recursos de la sociedad hacia un sector privado, con acuerdos en muchos casos opacos entre cierto empresariado y los resortes políticos del Estado. Las empresas del grupo Macri se han fortalecido mucho más gracias a los acuerdos políticos que por sus actitudes innovadoras y de espíritu capitalista en serio.
–¿Y a Patricia Bullrich dónde la ve posicionada?
–Con Bullrich mis diferencias son de tipo político e ideológico, pero reconozco en Patricia que viene de la militancia y que se ha pensado a sí misma vinculada con lo público; no se pone un vestido de recién llegada a la política como Macri, como si haber hecho negocios con la política no lo pusiera tan claramente en el lugar tradicional de la política.
–Ibarra acusó más de una vez a Macri de haber participado en la “fiesta menemista”. ¿No teme que para replicarlo recurran a su pasado como embajador en Cuba durante el gobierno de Menem?
–No. Mi vocación de compromiso público me llevó a aceptar ese cargo y están en las crónicas de aquella época mis posiciones claras y críticas sobre lo que yo creía y creo que deben ser las relaciones entre un país como Argentina y Cuba. No sólo no reniego de eso, sino que lo reivindico.
–En virtud de sus vínculos y del conocimiento que tiene de Eduardo Duhalde, ¿le parece posible que esté jugando a favor de Macri?
–Duhalde tomó una sabia decisión cuando desde la máxima investidura empezó a cumplir con la palabra empeñada. Duhalde dijo “yo me voy”, se fue y no lo veo intentando influir ni participar en la ciudad ni haciendo nada que genere el más mínimo roce con el Presidente.
–Pero hay varios duhaldistas con Macri y el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Camaño, lo recibió para la foto.
–Puede deberse a algún juego de la política que se me escapa. Lo que sé es que el peronismo con el que este espacio tiene diálogo y del que me sigo sintiendo parte es el kirchnerismo. Que ciertas estructuras del PJ conversen con Macri explica por qué acá el peronismo no puede hacer pie.
–¿Y la foto de Macri con Solá lo sorprendió?
–Sí, pero Solá aclaró que no apoya a Macri. Creo en su palabra porque su sensibilidad y su visión del mundo no está cerca de ese espacio.
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