EL PAíS
› SINTOMAS DE AGOTAMIENTO EN LA
RECUPERACION ECONOMICA Y EL CREDITO SIN APARECER
La clave es la tasa o el miedo a endeudarse
En esa puja participan el Gobierno y los bancos. Mientras que en Economía presionan para que bajen más las tasas de interés para seducir a empresarios y particulares, los financistas sostienen que las tasas ya están bajando y, pese a ello, no hay demanda de créditos. En esa encrucijada se debate la economía, en un contexto donde se verifican señales de un crecimiento más lento.
› Por Claudio Zlotnik
La ausencia de crédito se convirtió en el centro del debate sobre las perspectivas de crecimiento económico. Después de un primer trimestre vigoroso, la actividad fue perdiendo dinamismo. Entre las razones que explican ese freno se encuentra el agotamiento de la locomotora compuesta por el proceso de sustitución de importaciones y las exportaciones, motores que empezaron a marchar tras la devaluación. La por ahora tímida aparición de las obras públicas no está traccionando con intensidad. Y la recomposición salarial impulsada por las administraciones de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner muestran que son tímidas para incrementar en forma sostenida el consumo, debido a la fuerte alza de los precios en el último año y medio. En este contexto se da la batalla entre el Gobierno y los bancos para recrear el crédito. Se trata de la pelea por las tasas de interés, con el objetivo de incentivar las inversiones. Mientras desde Economía aumentan la presión para que las entidades financieras reduzcan las tasas, en la city retrucan que esa disminución ya se está verificando. Y que el verdadero problema pasa por la falta de demanda de préstamos.
Lavagna, antes de viajar a Europa, y, anteayer, Felisa Miceli, la titular del Banco Nación, ejercieron una fuerte presión sobre los banqueros de capital nacional. Antes de subirse al avión, el ministro de Economía mantuvo una reunión con la plana mayor de Abbapra, la asociación que agrupa a los bancos públicos, al Credicoop y a otras entidades financieras más pequeñas. Les reclamó con firmeza una baja de las tasas de interés para revivir el mercado crediticio. Durante toda la charla estuvo latente la preocupación de Lavagna por las consecuencias negativas que puede tener sobre la economía una mayor demora en la reaparición del financiamiento al sector privado. El hecho de que los bancos de Abappra sean los más afines con el Gobierno no impidió un contrapunto entre Lavagna y Carlos Heller, presidente de la asociación y también del Credicoop.
Tras escuchar el reclamo del ministro, Heller argumentó que la falta de crédito no se debe al actual nivel de las tasas sino a la inexistencia de demanda por parte de los particulares y de las empresas. El mismo razonamiento utilizan los bancos extranjeros y los de capital nacional agrupados en Adeba.
Para defenderse de la embestida oficial, algunas entidades mostraron sus números. En los últimos dos meses, el Credicoop bajó las tasas de sus préstamos personales del 38 al 24 por ciento nominal anual. Los créditos a las pymes cedieron del 38 al 28 por ciento anual. En el Galicia también dieron cuenta de esa tendencia. El costo de los préstamos personales a un año y medio cayó del 35 al 22 por ciento. Y estiman que la rebaja se profundizará en agosto. En el banco aseguran que los valores actuales son inferiores a los de antes del colapso de la convertibilidad. Los datos oficiales del Banco Central les dan la razón a los privados: la tasa promedio de los créditos a las compañías de primera línea bajó del 20,1 al 18,2 por ciento anual en los últimos 30 días. Dos meses atrás se ubicaba en el 26,5 por ciento.
En el Palacio de Hacienda califican de muy tímidos esos ajustes. Por eso presionan para que esa tendencia se profundice. Para reforzar la postura del Gobierno, un banco oficial acaba de procesar una encuesta entre 350 pymes exportadoras. El 80 por ciento de los empresarios contestó que estaría dispuesto a sacar un préstamo a tasas más acordes con la realidad económica, con una inflación proyectada de un solo dígito para este año. Un tercio de las compañías admitió tener planes de inversiones para expandir sus negocios. Entre los sectores consultados figuraban algunos de los más dinámicos tras la devaluación: textiles, autopartistas, curtiembres y fabricantes de software.
Desde el Gobierno acusan de que hay bancos a los que no les interesa prestar. Sobre los más chicos –como el Nuevo Banco Industrial de Azul o el Finansur– afirman que se conforman con los negocios financieros decorto plazo (descuento de facturas, por ejemplo). Dentro de los privados nacionales, los funcionarios advierten que entidades como el PatagoniaSudameris o el Grupo Macro-Bansud prefieren cuidar su patrimonio para expandirse en el sector. Desde el Palacio de Hacienda recuerdan que en pocas semanas se licitarán los bancos abandonados por el Credit Agricole (Suquía, Bisel y Bersa). En cuanto a los extranjeros, existen órdenes expresas de sus casas matrices para mantener un perfil bajo en la Argentina. Aunque en algunos casos, como el Río-Santander, se observa una ofensiva en el segmento de los créditos personales, ligados al consumo, pero a costos muy elevados.
Aunque quisieran, los empresarios no podrían endeudarse a mediano y largo plazo. El único financiamiento que existe es el de cortísimo alcance: descuento de cheques o adelantos en cuenta corriente. Y aun así, el stock de estos créditos sigue cayendo mes a mes. Síntoma este de que la economía se está moviendo en efectivo. Lo mismo ocurre con los préstamos personales, a pesar de la ofensiva publicitaria de algunos bancos, en el último mes, el stock de este tipo de líneas cayó de 2126 a 2070 millones de pesos.
No significa que a los bancos les falte liquidez para prestar. Tienen disponibles 19.700 millones de pesos. Y algunos, como el Galicia, el Citi y el BankBoston dejaron de tomar depósitos superiores a 20 mil pesos. Una medida defensiva: lo hacen para evitar la acumulación de quebrantos, ya que el dinero que les ingresa como depósitos no los canalizan como créditos.
Esta realidad empujó hacia abajo a las tasas que rinden los depósitos y las que el Central paga en la licitación de Letras (Lebac). La tasa promedio de los plazos fijos a 30 días bajó al 6 por ciento anual. Ayer también se notó otro fuerte descenso de tasas en la colocación de Lebac: a 30 días fue del 2,9 por ciento anual. Este instrumento financiero, creado por el anterior gobierno con el objetivo de desviar la atención de los inversores sobre el dólar, se transformó en la opción más rentable que tienen los inversores. Y es por eso que la avalancha de ofertas desploma las tasas de interés. Ayer se emitieron 300 millones de pesos adicionales en Lebac.
En los despachos oficiales apuestan a que, tarde o temprano, esa realidad empujará a los bancos a prestar. “La demanda va a aparecer cuando los costos sean más realistas”, aseguran tanto en Economía como en el Central. No es lo que se escucha en la city, donde remarcan el temor del público y de las empresas a endeudarse tras la crisis. “Es como una persona que pasa cinco años postrada en una cama. Cuando le dan el alta, tarda en volver a la normalidad. Eso es lo que está sucediendo”, graficó un banquero a este diario. Para romper con esa quietud, el Gobierno se propuso redoblar las presiones sobre los financistas. Y a liderar el mercado crediticio de la mano de los bancos públicos. La pelea recién empieza.
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