Si hoy fueran los comicios en Misiones, el gobernador Carlos Rovira lograría su reelección y se impondría sobre Ramón Puerta por casi cinco puntos de diferencia. El resultado, que registra una encuesta encargada en la Casa Rosada, dirime a favor de Néstor Kirchner una de las pulseadas que mantiene con Eduardo Duhalde. Por eso, en un claro intento de modificar la tendencia, el ex presidente resaltó ayer desde la provincia la supuesta pureza partidaria de Puerta que, a diferencia de Rovira, no lleva radicales en su lista. “Cuando las papas quemen yo sé que Néstor mirará hacia atrás y verá a los peronistas acompañándonos y a los otros que se acercan, agazapados, para ponernos el pie y hacernos caer”, dijo Duhalde.
El triunfo de Rovira sobre Puerta, por 25,4 a 20,8 puntos, surge de un estudio de opinión realizado en Misiones por la consultora Equis. El tamaño de la muestra, que se efectuó entre el 9 y el 12 de julio de este año, es de 400 casos.
Durante un par de días, en la Casa Rosada mantuvieron la encuesta bajo siete llaves. Y fue materia de análisis de su responsable, el sociólogo Artemio López, y el secretario privado de Kirchner, Juan Carlos “Chueco” Mazzón. Los datos también llegaron a Europa, donde el Presidente realiza una gira que culmina hoy.
La decisión de hacer circular justo ayer el sondeo no parece casual. Coincide con la visita de Duhalde a Misiones, un viaje que sin dudas tuvo por objetivo apuntalar la candidatura de Puerta.
El ex presidente es un fanático de las encuestas. Y también trabajó con Artemio López durante su presidencia. Más aún: Mazzón fue su propio secretario privado antes de serlo de Kirchner. Por eso, la vuelta que encontró para posicionarse en la pulseada con su sucesor fue rechazando la alianza que Rovira hizo con el radicalismo.
“Los que hacen rancho aparte les están haciendo el juego a nuestros adversarios, a los radicales”, señaló.
El apoyo de Duhalde a Puerta encuentra muchas razones. Una de ellas se resume en una devolución de gentilezas. En aquellos días de cambios de presidente, el misionero renunció a la presidencia del Senado y dejó la sucesión al bonaerense Eduardo Camaño, quien a su vez facilitó el acceso de Duhalde a la Casa Rosada a través de la Asamblea Legislativa.
En su discurso, Duhalde se valió de una postura ya adoptada por la Comisión de Acción Política, hoy por hoy la conducción ejecutiva del Partido Justicialista. La CAP estableció que el PJ respaldará en cada distrito a los candidatos del partido por sobre el resto de los partidos o alianzas, aún la que contemplen dirigentes peronistas, como es el caso de Rovira.
Ante este panorama, el titular de la CAP, Eduardo Fellner, debió reconocer anoche que su gestión será “complicada” ya que todavía debe saldarse en todo el país una interna no resuelta y que llevó en la última elección presidencial a que el PJ presentara tres candidatos.
La defensa del “verticalismo” peronista expresada ayer por Duhalde –y que prefirió vestir de defensa institucional de los partidos políticos– no sólo emergió en el discurso público sino también en el privado. Sus hombres, por ejemplo, recordaron que el PJ suele moverse en bloque a la hora de votar en el Congreso y que ello no sucede con los referentes de otros partidos, más allá de que hubieran ganado su banca bajo una alianza o frente con el peronismo.
El mensaje está claramente dirigido a Kirchner y su inclinación por hacer acuerdos transversales, que ya produjo un primer cortocircuito en la Capital, donde apoya la reelección de Aníbal Ibarra, pese a que el peronismo cerró trato para integrarse a la boleta de Mauricio Macri.
En la Casa Rosada rescatan las nuevas formas de hacer política que impuso Kirchner y ven que este tipo de acuerdos extrapartidarios forma parte de los cambios. En la pulseada con Duhalde, el kirchnerismo buscaahora hacer valer la buena imagen del Presidente en la provincia, donde alcanza niveles increíbles.
De acuerdo con la encuesta de Equis, Kirchner cuenta con el 93,4 por ciento de imagen positiva y apenas el 1,6 por ciento de negativa. Duhalde, en cambio, tiene el 53,1 de positiva frente al 23,6 de rechazo.
Las buenas señales hacia el actual Presidente son también a nivel de gestión de gobierno: el 71,7 la considera positiva.