EL PAíS
“Estamos empatados con el ARI, y recién empezamos”
El piquetero Luis D’Elía, candidato a gobernador bonaerense, explica sus diferencias con Carrió, sus coincidencias con Kirchner y sus desconfianzas hacia la maquinaria duhaldista.
› Por Martín Piqué
En el primer piso de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), casi escondido en una pequeña oficina de paredes de vidrio, Luis D’Elía conversa con dos de sus hombres de confianza. Uno es sacerdote y el otro médico oncólogo, ambos tienen la misma pasión por la política del piquetero. Maestro de escuela, precursor en la toma de tierras en el Gran Buenos Aires, D’Elía es ahora candidato a gobernador bonaerense por un frente que incluye al Partido de los Trabajadores Argentinos (PTA), la Nueva Democracia del ex frepasista Alejandro Mosquera, y el Frente para el Cambio que lidera la diputada Alicia Castro. “Estamos empatados con el ARI. Por ahora, porque no se inició la campaña”, advierte a Página/12.
Con la crudeza que lo caracteriza, D’Elía cuestiona al gobernador Felipe Solá (“es un conservador de la peor calaña”), a la diputada Elisa Carrió (“se equivoca cuando intenta debatir con Kirchner quién lidera el centroizquierda”) y a las demás fuerzas que van de la izquierda al progresismo. Elogia con fervor la gestión de Kirchner pero reniega del calificativo “kirchnerista”. “Acuerdo con una política pero no hago culto a la personalidad de nadie”, aclara. Luego aprovecha para expresar su “preocupación” por la protesta convocada por el Bloque Piquetero Nacional para el martes en La Matanza: la asocia con la entrevista de Kirchner con George Bush, prevista para el miércoles en Washington.
–No me extrañaría que las contradicciones entre Kirchner y Duhalde en el futuro terminen definiéndose con alguna operación del duhaldismo en contra del presidente Kirchner. Espero que no se resuelvan otra vez por la violencia, como se resolvieron en los últimos tiempos, con los saqueos, por ejemplo –advierte D’Elía con tono intrigante.
–¿Qué tipo de operación podría ser?
–El martes es un día muy raro. El Bloque Piquetero Nacional va a hacer sus protestas a La Matanza y el Presidente se reúne con Bush.
–El miércoles se reúne con Bush.
–Bueno, pero en ese momento está en Estados Unidos. Es raro, ¿no? Porque si uno quisiera reclamar contra Solá iría a La Plata, o si quisiera reclamar contra Kirchner iría a Plaza de Mayo. Es raro que vengan a reclamar a La Matanza.
–¿Y por qué piensa usted que van a La Matanza?
–Desconozco las razones, pero además la calle no tiene dueño. Cualquiera puede protestar en el lugar que considere conveniente.
–¿Cómo ve al gobierno de Kirchner en estos dos primeros meses de gestión, en que acaba de volver de una gira de Europa?
–Creo que el Presidente ha hecho muchas cosas que el pueblo esperaba. Son todas políticas con las cuales nosotros estamos consustanciados. Ahora, en tanto y en cuanto el Presidente se aferre con uñas y dientes al discurso del 25 de mayo en la Asamblea Legislativa y avance en este rumbo, nos va a encontrar apoyándolo para cambiar la página de esta historia.
–Tantos elogios llevan a una pregunta casi obvia: ¿usted representa al movimiento piquetero kirchnerista?
–No, en absoluto. Acuerdo con una política hasta ahora y con decisiones. Pero no hago culto a la personalidad de nadie. No son elogios, porque no son ponderaciones sobre la personalidad del Presidente. Sino la valoración positiva de decisiones políticas que creemos correctas.
–Ya que hablamos de análisis de gestión, uno de los aliados del Gobierno es el gobernador bonaerense Felipe Solá. ¿Cómo ve su gestión?
–Un desastre. Es un tipo desesperado por reposicionarse políticamente porque ha caído drásticamente en las encuestas y quiere darles facultades sin límite a los fiscales, violando la Constitución y agrediendo las libertades públicas. Quiere darle a la policía el cuidado de los desarmaderos; yo quiero recordarles a los lectores que desde hace 24 horas que se sancionó esta ley el registro de autopartes va a estar en la comisaría. Estamos legalizando un negocio. O que la investigación sobre el problema del tráfico de drogas va a quedar en manos de los fiscales -siempre saturados– que van a delegar en la Policía Bonaerense este tipo de situación. Le estamos dando al zorro que nos cuide las gallinas.
–¿Cómo va a ser la campaña de ustedes?
–Con mucha fuerza en los territorios. Nosotros, a cada lugar que vamos, hay miles de compañeros. Fuimos a Quilmes y había tres mil compañeros. Ni el PJ puede hacer eso hoy en día. En Merlo nos pasó lo mismo. Obviamente, nosotros trabajamos, organizamos, damos respuestas sociales, somos fáciles de criticar. A Elisa Carrió o a Raimundi o a otros, al Barba (Francisco Gutiérrez) no les van a preguntar, porque ellos no hacen nada en las organizaciones sociales.
–Pero tal vez tienen otro tipo de trabajo, otro tipo de inserción...
–Creo que también ahí hay una diferencia de visión. No se puede representar en política si primero no se representa en lo social. Es una inmoralidad querer representar en lo político sin inserción en lo social. Eso yo no lo veo bien. Me parece que no corresponde.
–Su discurso suena un poco divisionista, usted que habla de la unidad.
–En el centroizquierda no estamos unidos porque tenemos diferencias políticas serias. Yo no estoy de acuerdo con el ARI, que sale a disputarle a Kirchner cuando hay que ponerle el hombro para cambiar la página de la historia. No estoy de acuerdo con el Barba, que después termina siendo un soldado de Duhalde. Tenemos diferencias políticas muy importantes. No se trata sólo de los cargos.