Lun 21.07.2003

EL PAíS  › LA AGENDA QUE LLEVA KIRCHNER AL ENCUENTRO CON BUSH EN WASHINGTON

Menú de quita, superávit y gracia

La deuda será el tema principal para los argentinos, que argumentarán las condiciones aceptables para negociar con el FMI y buscarán que Bush las apoye. Hablarán de una quita del 50 por ciento, período de gracia y un superávit que no asfixie la economía.

› Por Fernando Cibeira

El presidente Néstor Kir-
chner espera salir invicto del Salón Oval. Habanos aparte, eso significa que imagina que el buen paso de su gira por Europa continuará el miércoles cuando se entreviste con George Bush en la Casa Blanca y consiga su apoyo para las negociaciones argentinas con el FMI. Cerca del Presidente ya no hablan de un apoyo cualquiera sino de uno “digno”, eso quiere decir que buscarán convencer a Bush de la necesidad de dar espacio a la recuperación de la economía antes de andar exigiéndole un margen de superávit excesivo que termine aplastando cualquier indicio de reactivación. Después de eso, sí, tal vez haya tiempo para algún habano.
Una de las exigencias norteamericanas a la Argentina posdefault es la presentación de un “plan sustentable” que apuntale la reactivación. Kirchner le explicará a Bush que lo tiene y que servirá para generar un crecimiento real de la economía. Al contrario de lo sucedido con el modelo neoliberal de los ‘90, dirá, que sólo provocó un espejismo de crecimiento y encima dejó buena parte de la sociedad afuera. El Presidente sintetizará su modelo en: no dirigismo, tipo de cambio flotante, sustitución de importaciones y desarrollo del mercado interno.
Pero, para darle aire a este modelo, argumentará frente al norteamericano que es necesario que el Fondo acepte las condiciones que piden los negociadores argentinos, según explicaba ayer un amigo del Presidente: reprogramación de la deuda externa con una quita no inferior al 50 por ciento, más un período de gracia para el pago.
Bush, dan por descontado en la Rosada, brindará un apoyo político. Ya es un fuerte indicio que haya adelantado la entrevista un par de meses a lo que se estipulaba, cuestión de recibir a Kirchner antes de irse de vacaciones a su rancho en un rincón poco transitado de Texas. De conseguirlo, Kir-
chner habrá enhebrado un tercer –y fundamental– aliado dentro del todopoderoso G7, luego de las promesas que le hicieron la semana pasada los primeros ministros del Reino Unido y de Alemania.
Otro ítem económico del encuentro será la integración al ALCA, un acuerdo que Estados Unidos quiere poner en marcha en el 2005 y que para Brasil y Argentina suena a cuento chino. Con todo, el discurso oficial que esgrime el canciller Rafael Bielsa es que Argentina ahora también quiere acelerar la zona continental de libre comercio. Aunque los deseos de uno y otro sean muy diferentes, en el lenguaje diplomático que se utilizará en el encuentro no habría diferencias sustanciales sobre este punto.
La reunión será a agenda abierta y de una duración no inferior a la media hora. Corrupción, terrorismo e Irak también están entre los posibles temas del encuentro mejor rankeados. En cuanto a Irak, Kirchner ya expresó en su encuentro de la semana pasada con el británico Tony Blair su deseo de encontrar una solución en el marco de las Naciones Unidas. A Estados Unidos le gustaría que los gendarmes argentinos participaran de una fuerza de paz multinacional que ocupará el territorio iraquí, pero dado lo complicado de la situación tal vez Bush ni siquiera saque el tema, tal como sucedió en la visita que el mes pasado realizada por el secretario de Estado, Colin Powell.
Agenda abierta
Dado lo sorpresiva de la invitación de la administración Bush, la agenda del viaje presidencial todavía estaba sujeta a vaivenes. Anoche, el embajador en Estados Unidos, José Octavio Bordón, arreglaba con Kir-
chner y con Cancillería el armado de lo que será la actividad del Presidente en las tierras del Tío Sam.
En principio, el Tango 01 partirá mañana a la mañana con una reducida comitiva que incluirá al Presidente y su esposa, la senadora Cristina Fernández de Kirchner; el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el ministro de Economía, Roberto Lavagna; el jefe de la SIDE, Sergio Acevedo, y el vocero presidencial, Miguel Núñez. El canciller Bielsa, en tanto, se sumará a la delegación en la capital norteamericana. La actividad oficial arrancaría el miércoles directamente a las 14, en la entrevista con Bush. A su término está prevista una breve conferencia de prensa, de unas cuatro preguntas en total. Dos horas más tarde, Kirchner le entregará una condecoración al embajador saliente de los Estados Unidos en Buenos Aires, James Walsh, y cerrará su actividad con una recepción con la comunidad argentina en Washington.
El jueves a la mañana, la comitiva presidencial volará a Nueva York. Allí está casi concertada una reunión con el influyente Consejo de las Américas, una entidad que presidente el norteamericano Myles Frechette y que agrupa a las más importantes empresas estadounidenses con intereses en Latinoamérica. Una segunda posibilidad era la Sociedad de las Américas, otro organismo que agrupa a lo más selecto del empresariado yanqui. “La agenda todavía se está armando”, respondió anoche Miguel Núñez, sin poder confirmar todavía con quiénes se reuniría el Presidente.
Era seguro, en cambio, un encuentro con las comunidades judías de Nueva York en la sede del Consulado argentino. La jornada cerraría con una visita al Ground Zero, el lugar donde se levantaban las Torres Gemelas, con la probable compañía del alcalde Michael Bloomberg. Kirchner realizaría allí un homenaje a las víctimas, con un recordatorio especial para los seis argentinos desaparecidos en el atentado del 11 de septiembre. Para los que mantienen trato cotidiano con la administración Bush, entienden que un gesto de Kirchner en esa dirección será muy bien recibido por la Casa Blanca.
A diferencia de lo sucedido durante la gira europea en la que no dio entrevistas a ningún medio, en la visita a los Estados Unidos es probable que el Presidente atienda a periodistas de The Washington Post y The New York Times. Aunque no se explicaron los motivos de los diferentes criterios, al Presidente y a sus colaboradores no le gustaron algunos editoriales que leyeron en diarios europeos, por lo que en este caso resolvieron dedicar un espacio en la apretada agenda para atender a dos de los periódicos más influyentes del mundo.

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