La Cámara de Casación ordenó ayer la detención de Elida Renée Hermann, condenada en diciembre de 2010 a ocho años de prisión por la apropiación de una menor, hija de dos víctimas de la dictadura. “Es la culminación de una lucha de 30 años de su hermana por la identidad”, dijo a Página/12 una fuente judicial, en alusión a Juliana García Recchia, que declaró esta semana ante la sala IV de ese tribunal “en una audiencia muy emotiva”. Los jueces que la integran revocaron la resolución del Tribunal Oral Federal 5 de San Martín, que había rechazado el pedido de encarcelamiento de la mujer solicitado por los abogados querellantes del caso. La medida se hizo efectiva y Hermann se encuentra en prisión.

Los jueces Juan Carlos Gemignani, Gustavo Hornos y Mariano Borinsky determinaron que, más allá de que el caso se encuentre en instancias de apelación y la sentencia no esté firme, esa situación “no conmueve la ejecutabilidad de la sentencia”, por lo tanto ordenaron la detención de la condenada apropiadora.

Juliana García Recchia tenía tres años cuando asesinaron a su padre y secuestraron a su mamá, que estaba embarazada. En febrero de 2009 encontró a su hermana y en diciembre de 2010 declaró en el juicio contra sus apropiadores, el ex suboficial de inteligencia José Ricchiutti y su esposa, Elida Hermann, un ama de casa que simuló un embarazo para fraguar la retención de su hermana.

Antonio García fue asesinado durante un operativo en su casa, donde secuestraron a su mujer, Beatriz Recchia, que permanece desaparecida. “Viví con ellos tres años y trece días, que fueron muy intensos, tengo muy adentro la sensación de amparo que me tenían, de los abrazos y de los besos. Tengo en la piel esos recuerdos y hoy cuando abrazo y beso a mis hijas siento que me es conocido porque mis viejos hicieron eso, me quisieron mucho, y eso fue la base para ser lo que puedo ser hoy”, declaró García Recchia sobre sus padres, ambos maestros, ante la mirada de los apropiadores de su hermana. Ricchiutti fue condenado a trece años y Hermann a ocho, pero no había sido detenida hasta ahora.

García y Recchia se habían conocido en un taller de historia, participaban de grupos católicos, comenzaron a militar en los barrios y luego pasaron a la organización Montoneros.

El operativo se llevó a cabo el 12 de enero de 1977, cuando un grupo de tareas del Ejército, vestido de civil, entró en la casa de Villa Adelina. A García le dispararon cuando salió al patio, y a Juliana y a su madre las sacaron del lugar haciéndolas pasar al lado del cadáver. Cuentan los vecinos que hubo unos treinta militares y que se produjo un tiroteo. Juliana, de tres años, fue entregada a la abuela materna el mismo día. Tras su asesinato, García fue enterrado como NN en el cementerio de Boulogne. En tanto, Recchia, que estaba embarazada de cinco meses, fue llevada al Campito, en centro clandestino de detención que funcionó en Campo de Mayo. Nada más se supo de ella ni de la niña que parió en cautiverio. Hasta febrero de 2009, cuando la hija menor, que había nacido en esa maternidad clandestina, se convirtió en el caso 97 resuelto por las Abuelas de Plaza de Mayo. La identidad fue confirmada a través de la investigación judicial que llevó adelante la jueza Sandra Arroyo Salgado, con la intervención del Banco Nacional de Datos Genéticos.

En esta causa está involucrado el ex secretario del Ejército Eduardo Alfonso, que sigue prófugo. Luego de que la Cámara de Casación revocara su sobreseimiento por el asesinato de los padres de Juliana García Recchia y ordenara su detención, el represor se escapó.