El ex presidente Fernando de la Rúa sufrió una descompensación durante un cuarto intermedio en el marco del juicio que afronta por el supuesto pago de sobornos a senadores en el año 2000 para la aprobación de la Ley de Reforma Laboral, y debió ser asistido por el equipo médico de urgencias del SAME. El titular del servicio de emergencias, Alberto Crescenti, explicó que “se constató un cuadro de hipotensión” y se trasladó al ex mandatario al Instituto Argentino del Diagnóstico y Tratamiento donde, tras los chequeos correspondientes, recibió el alta y volvió a su domicilio. Por otro lado, la audiencia ante el TOF 3 en el palacio de justicia de Comodoro Py se reanudó sin la presencia de De la Rúa. La abogada a cargo de la defensa, Valeria Corbacho, retomó su alegato para pedir la absolución bajo el argumento de que “el hecho nunca existió”. Corbacho denunció la “orfandad de pruebas” de la fiscalía, que solicitó seis años de prisión al imputado por “cohecho agravado” al “ordenar el pago de los sobornos”.

Previo al comienzo de la audiencia de ayer por el juicio por la distribución de sobornos entre senadores en el año 2000, De la Rúa mantuvo un almuerzo en el noveno piso del edificio de Tribunales con sus abogados y el ex jefe de la SIDE Fernando De Santibañes. “Fue un repaso de un montón de circunstancias del gobierno”, explicó un asesor, quien señaló que “ahí De la Rúa estuvo ‘revolviendo’ algunas cosas y se descompuso”. El ex mandatario sufrió un cuadro de “lipotimia” y fue asistido por el equipo médico del SAME, que envió una ambulancia desde el Hospital Fernández.

“Se constató un cuadro de hipotensión y se pidió el traslado del paciente a través de su obra social”, comunicó el director del servicio de emergencias porteño, Alberto Crescenti. El SAME evacuó a De la Rúa y lo ingresó al Instituto Argentino del Diagnóstico y Tratamiento, donde se realizaron los estudios pertinentes y, al determinar que no presentaba complicaciones, recibió el alta médica para volver a su hogar.

A pesar de la ausencia del ex mandatario, la abogada defensora Valeria Corbacho retomó su alegato ante los jueces del TOF 3, Guillermo Gordo, Miguel Pons y Fernando Ramírez. La exposición había comenzado el último martes, cuando señaló un “prejuicio personal e ideológico” hacia su cliente desde la fiscalía y la querellante Oficina Anticorrupción, que pidieron seis años de prisión por “cohecho agravado” en “el pago de los sobornos que habrían cobrado (los senadores) Costanzo, Tell y Alasino en el departamento de (el ex senador) Emilio Cantarero”. La abogada solicitó ayer la absolución bajo el argumento de que “el hecho nunca existió” y denunció “orfandad de pruebas” en el alegato de la parte acusatoria.

En su argumentación, apuntó contra el ex secretario parlamentario Mario Pontaquarto, quien denunció públicamente en el 2003 los hechos por los que se imputó a De la Rúa, De Santibañes, al ex ministro Alberto Flamarique y los ex senadores Alberto Tell, Augusto Alasino, Remo Costanzo y Ricardo Branda. “Pontaquarto no vino acá a declarar por su conciencia –afirmó–, vino porque estaba desahuciado, no tenía para comer y fue pagado para declarar.” Consideró que “eso no lo tuvo en cuenta ningún funcionario público a la hora de presentarlo como arrepentido”.

También criticó a los periodistas Joaquín Morales Solá y María Fernanda Villosio por el “valor” dado a la “confesión” del ex senador Emilio Cantarero. “No sabía nada, y en el peor de los casos lo inventó para intimar o impresionar –concluyó–, la prensa acusa y la gente cree.”