Ezequiel Gamarro, un joven militante de la CTA, caminaba por un barrio periférico de Córdoba cuando sintió un revólver presionándole la espalda. “Dejen de romper las bolas o los vamos a reventar a vos y al otro que anda con vos”, lo amenazaron.
Villa El Libertador es un barrio en las afueras de la capital de Córdoba. Allí, la Central de Trabajadores Argentinos, donde milita Gamarro, hace trabajo social. Según la denuncia, fueron dos policías de civil quienes se bajaron de un Fiat Duna Blanco, sin patente, y amenazaron de muerte al militante sindical.
La denuncia fue radicada en los tribunales de la capital cordobesa por los abogados de la central sindical. Poco después, la CTA emitió un comunicado sobre el episodio. “Repudiamos estas amenazas y hacemos responsable al gobierno provincial y a la Policía de la Provincia de Córdoba por la seguridad de nuestros compañeros y militantes”, expresa en el escrito.
Finalmente, concluye: “Este tipo de prácticas son similares a las de la dictadura, y tienen el objetivo de utilizar amenazas para acallar la voz de quienes se levantan contra este modelo neoliberal de hambre, miseria e impunidad”.