EL PAíS › MIGUEL OSVALDO ETCHECOLATZ ADMITE CRIMENES PERO NO DA INFORMACION
El represor habló en el juicio en el que se investigan las violaciones a los derechos humanos en La Cacha. “Quiere burlarse del tribunal y armar provocaciones”, señaló Guadalupe Godoy, una de las abogadas querellantes.
› Por Adriana Meyer
Los represores que están siendo juzgados por delitos de lesa humanidad cumplen a rajatabla su pacto de silencio respecto de la información que tanto anhelan los familiares de sus víctimas. Sin embargo, en especial aquellos que ya acumulan más de una condena a prisión perpetua, aprovechan las audiencias de los juicios para provocar con palabras. “Por mi cargo y jerarquía me tocó matar, pero no sé cuánta gente”, dijo ayer Miguel Osvaldo Etchecolatz, ex jefe de Investigaciones de la Policía Bonaerense durante la dictadura en el proceso oral y público por los crímenes cometidos en el campo de exterminio La Cacha. Y agregó: “Tuvimos que dejar la vida para restablecer el orden”. Además, acusó al desaparecido Jorge Julio López de haber mentido cuando declaró en su contra en 2006, en oportunidad del juicio donde recibió su primera condena.
“Detrás mío hay una figura de un señor (Jorge Julio) López, desaparecido después de haber prestado declaración, el señor López, que mintió, como consta en varios lugares cuando dice que vio que yo mandé a fusilar. Ese día estuve internado”, declaró el represor ante el Tribunal Oral Federal Nº 1, en el marco del juzgamiento de quince militares y un ex funcionario civil por el secuestro y tortura de detenidos alojados en ese centro clandestino de las afueras de La Plata. López había identificado a Etchecolatz como quien dio la orden de asesinar a Patricia dell’Orto y su esposo, Marco D’Ambrosio, y también como partícipe de su secuestro.
“Yo no salía a matar a alguien para quitarle la vida; era porque había llamados de vecinos que veían algo raro, les mandaba patrullas y ahí estaba la vida de uno y otro”, dijo quien fuera estrecho colaborador del genocida Ramón Camps, ex jefe de la Bonaerense durante el terrorismo de Estado. Y agregó que le causa risa “estar procesado por homicidio”, ya que todo lo que hizo durante la dictadura “fue en el marco de la legalidad, con autoridades legítimas; los terroristas sembraron la discordia, acá en La Plata la lucha fue cruenta, diaria, dejamos la vida para restablecer el orden”. Luego de admitir que mató, adujo que “no fueron homicidios, defendimos a la patria y fueron muertos en enfrentamientos ocasionados por los terroristas, en defensa del hombre civilizado y del derecho a la familia”. Como cierre dijo que “lo haría de nuevo” y que “sólo este sistema perverso que me juzga desconoce nuestra batalla”. “Acá hubo una guerra, dicho por los mismos terroristas, no era una cuestión de antipatía, la policía de la provincia tuvo que ofrecer más de 160 muertos”, dijo Etchecolatz.
En la audiencia de ayer –en este juicio en el que se juzgan los casos de Laura Carlotto y Antonio Bettini, entre otros, además de la sustracción de Matías y Gonzalo Reggiardo Tolosa y Natalia Suárez Nelson– hubo problemas en la declaración por teleconferencia de los represores Eduardo Gargano y Jorge Di Pasquale.
No fue la primera vez que este genocida pronuncia estos discursos. “Etchecolatz siempre habla, siempre miente, durante el juicio por los crímenes cometidos en el circuito Camps daba diferentes versiones sobre el caso de la apropiación de la nieta de Chicha Mariani, haciendo una manipulación perversa”, dijo a Página/12 Guadalupe Godoy, una de las abogadas querellantes. “Estas situaciones son un motivo más para unificar los juicios porque este tipo de imputados, que ya suman dos o tres condenas a perpetua, aprovechan los juicios para esto: deslegitimar los procesos, burlarse del tribunal, denostar a las partes y armar provocaciones como la de hoy (por ayer)”, apuntó la letrada. Godoy recordó que ya durante las audiencias del juicio por el circuito Camps había dicho algo similar sobre el desaparecido Jorge Julio López. Y aseguró que las palabras del represor no tienen efecto sobre los testigos, “en realidad, es su propio debate, lo hace para quedar bien con sus compañeros” del pabellón de lesa humanidad, los demás represores presos en Marcos Paz.
Otro de los acusados que hizo uso de la palabra fue el ex ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires Jaime Smart, quien expuso una comparación entre las víctimas del Holocausto nazi y las del gobierno de facto del que formó parte, al decir que estas últimas “no fueron víctimas porque sembraban terrorismo”.
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