EL PAíS
› LAS DOS ULTIMAS SEMANAS DE LA CAMPAÑA PORTEÑA
Las estrategias para el final
Ibarra se va a concentrar en mostrar sus planes a futuro y su relación con Kirchner, y en criticar a su principal rival. Macri promete publicar una medida cada día para mostrar eficiencia.
› Por Santiago Rodríguez
A dos semanas de las elecciones porteñas, tanto Aníbal Ibarra como Mauricio Macri –los dos candidatos con posibilidades ciertas de ganar– ya tienen definida la estrategia que desplegarán en el último tramo de sus respectivas campañas para salir a la caza de más votos. El actual jefe de Gobierno no dejará de mostrar lo que hizo durante su gestión, pero fundamentalmente pondrá el acento en los planes que tiene para el caso en que lo reelijan para un nuevo mandato y tratará de instalar en el electorado la idea de que su continuidad consolida el proceso político liderado por Néstor Kirchner. Por su parte, el empresario buscará explotar al máximo la imagen de hombre eficiente y capaz y para eso presentará día a día –según prometen en su comando electoral– distintas propuestas para solucionar los problemas del distrito.
Está claro ya a esta altura que ni Ibarra ni Macri conseguirán el próximo domingo 24 la mitad más uno de los votos que –según establece la Constitución porteña– son necesarios para ganar la Jefatura de Gobierno en la primera vuelta electoral. Pero por más que deban ir a un ballottage –como indican también todas las encuestas–, ninguno de los dos pierde de vista que el resultado del primer round puede llegar a ser determinante en la definición de la pelea: cuanto más atrás quede aquel que termine segundo en la votación inicial, más le costará remontar la desventaja en la segunda vuelta prevista para el próximo 14 de septiembre.
Por esa razón, Ibarra y Macri harán en los últimos quince días de campaña todo lo que esté a su alcance para asegurarse la mayor cantidad de votos posibles. En los respectivos comandos de campaña estuvieron definiendo durante la última semana qué harán de ahora en más con ese objetivo.
Los estrategas de Ibarra adelantan que el jefe de Gobierno y quienes lo acompañan desde los principales lugares de las listas de candidatos a diputados y legisladores de Fuerza Porteña seguirán varias “líneas combinadas”. Lo realizado durante los tres años que lleva de gestión, que hasta ahora venía siendo el pilar de su campaña, pasará por estos días a un segundo plano e Ibarra pondrá el foco en el futuro.
Ya en los últimos días aparecieron en las calles porteñas afiches que impulsan la candidatura de Ibarra y que no sólo promocionan lo que hizo, sino también lo que hará durante un eventual segundo mandato. En lo sucesivo, en los carteles se pasará a enunciar sólo los planes para los próximos cuatro años de gobierno.
Ibarra también tratará de asociar su futuro al de Kirchner y profundizará una línea discursiva en la que ya viene incursionando: el concepto que buscará transmitir es que su triunfo es el que mejor encaja en el escenario político planteado con la llegada del santacruceño a la Casa Rosada y que, por el contrario, una victoria de Macri pondría freno al avance del progresismo.
Su comando de campaña ya le organizó con ese objetivo varios encuentros con referentes de distintos sectores sociales. La idea está inspirada en los llamados town meetings que los demócratas norteamericanos pusieron en práctica durante la campaña de Bill Clinton. “Se trata de juntar a los candidatos con aquellos que por su posición en la sociedad son muy escuchados y tienen mucho peso en la formación de opinión”, explican los ibarristas. El primero de esos encuentros tuvo lugar el último viernes con figuras del espectáculo y el deporte y a mediados de esta semana habrá otro con representantes de la economía y el sector productivo.
Ibarra también apuntará a explotar al máximo la alianza que articuló para ir en busca de su reelección y se mostrará junto a los referentes nacionales de los partidos que integran Fuerza Porteña. En ese punto, la figura clave es la líder del ARI, Elisa Carrió, quien redoblará sus apariciones junto al ex fiscal. En la Jefatura de Gobierno también contemplan la posibilidad de organizar actos institucionales en los que Ibarra vuelva a coincidir con Kirchner.
El otro objetivo que se proponen en Fuerza Porteña es “restituir a Macri en la historia”. A partir del análisis de las encuestas, los operadores de Ibarra advirtieron que el empresario tiene una buena performance entre los electores de 18 a 30 años y lo atribuyen a que “en esa franja no se lo asocia al contrabando, a los negociados de la era menemista ni a las cloacas de Morón”. Lo que se proponen en consecuencia es demostrar que “es el lobo disfrazado de Caperucita Roja”.
En el entorno del empresario saben lo que se viene. “Nosotros –dicen– vamos a dejar que Ibarra, (Miguel) Bonasso y (Claudio) Lozano sigan hablando del papá de Macri y mientras tanto vamos a presentar día a día una propuesta concreta, estudiada y terminada para cada una de las áreas de la ciudad. Vamos a hacer eje en lo público y eficiente para contrastar con lo pretendidamente público e ineficiente de Ibarra.”
Quienes manejan la campaña del presidente de Boca perciben que el efecto electoral de las denuncias contra el grupo Macri ya alcanzó su techo y que, por lo tanto, no tiene sentido salir a responderlas, sino que les conviene centrarse en las propuestas. “Si no consiguieron que Mauricio perdiera el liderazgo que lleva en las encuestas desde hace un año, ¿qué puede pasar ahora, que anulen el contrato del Correo? No cambiaría nada”, argumentan los operadores del empresario.
La idea de presentar periódicamente de acá hasta las elecciones sus planes para la ciudad apunta a reforzar las dos ideas fuerza sobre las que Macri articuló su campaña: progreso y pasión por hacer. Las encuestas cualitativas que el empresario viene realizando desde que se lanzó a la carrera política siempre le indicaron que su fortaleza radica en la imagen de eficiencia y capacidad para realizar y a eso apostará en el último tramo de su campaña. Días atrás presentó su plan para bajar los impuestos y para el área de seguridad y en los que vienen exhibirá propuestas para generar empleo y en materia de obra pública.
El empresario también va a seguir aprovechando la llegada que le da su condición de presidente de Boca. Los suyos no lo admiten públicamente, pero en privado reconocen que así será porque constituye un capital nada despreciable. “El fenómeno de que a un tipo que no pertenece al mundo de la política salga a una caminata y ocho de cada diez personas lo saluden bien –graficó uno de sus compañeros peronistas– tiene que ver con el fútbol y no por su simpatía o por su generosidad, porque la verdad que Macri es un cartonero antipático.”